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Las aerolíneas reabren el debate sobre el ruido del aeropuerto de El Prat

Las compañías demandan cambiar la configuración de pistas para aumentar operaciones

Marc Rovira
Un avión a punto de tomar tierra en el Prat.
Un avión a punto de tomar tierra en el Prat.CARLES RIBAS

Nuevo capítulo del debate sobre si el aeropuerto de Barcelona-El Prat debe operar con pistas independientes o segregadas. Las compañías aéreas, agrupadas bajo las siglas ALA, reclaman que ha llegado a hora de reestudiar un modelo que garantiza menos molestias para los vecinos pero que encorseta la actividad del aeropuerto. Javier Gándara, presidente de ALA, ha avanzado que reabrirán las negociaciones con los ayuntamientos que se constituyan tras las elecciones municipales.

El aeropuerto de Barcelona-El Prat funciona de manera distinta de como fue diseñado. "Totalmente diferente", apunta Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas y director general de Easyjet en España. Con la operativa primitiva, los ruidos que sufrían los municipios afectados por las maniobras de despegue y aproximación motivaron movilizaciones vecinales hasta lograr, en 2006, un protocolo que obliga a los aviones a desviarse expresamente hacia el mar para mitigar el impacto acústico sobre las zonas residenciales.

Gavà, Viladecans, Castelldefels, Begues, El Prat, Sant Boi, Begues y hasta Sitges se dicen afectados por el bramido de los motores. La adopción de una configuración de pistas segregadas aminoró la huella de ruido, pero la paz vecinal entre aeropuerto y municipios se tensiona, después de que ALA, una entidad que agrupa a más de 70 compañías, plantee reestudiar la conveniencia de un modelo que considera ineficiente para el funcionamento de la instalación.

Compensaciones más baratas y culpas repartidas

Las compañías aéreas vuelven a avisar de que los problemas sobrevuelan al aeropuerto de Barcelona-El Prat. Con la campaña de verano a la vuelta de la esquina, persisten las circunstancias que multiplicaron los retrasos de un año atrás. Las incidencias con el control del tráfico aéreo en espacio aéreo francés, Marsella, y alemán, Karlsruhe, no se han solucionado y los aviones que aterrizan en El Prat dependen sobremanera de estos controladores, de su sobrecarga de trabajo y de sus posibles protestas. En este sentido, las compañías aéreas reclaman que se repartan las responsabilidades en caso de retraso: "Que no solo las compañías nos hagamos cargo de los costes", reclama ALA. Javier Gándara también lamenta que las compensaciones a los viajeros afectados "son desproporcionadas" atendiendo al modelo de negocio actual de la aviación comercial, donde el bajo coste tiene un papel protagonista. Las indemnizaciones a las que tiene derecho un viajero afectado por un servicio deficiente oscilan entre los 250 euros y los 600 euros, según la propia Asociación de Líneas Aéreas.

El protocolo de pistas segregadas implica racionar las operaciones de despegue y aterrizaje de cada pista, y contempla un giro a la izquierda, hacía el mar, en las maniobras de salida. Con el formato de pistas independientes se logra más rotación de movimientos en cada una de las pistas principales, a costa de que los aviones sobrevuelen los tejados de los barrios residenciales próximos al aeropuerto. Los Ayuntamientos han insistido reiteradamente en que no hay otra opción posible al modelo actual porque es menester preservar la calidad de vida de los vecinos. El tema es tan sensible que algunos municipios, caso de Castelldefels, incluso tienen una oficina de atención ciudadana centrada en tratar la problemática de los ruidos de los aviones.

Pero el modelo de funcionamiento actual no convence a las compañías aéreas y Javier Gándara, en una comparecencia convocada para anunciar el balance de actividad aeroportuaria, aprovechó para demandar que se revise. Erigido en portavoz de las compañías aéreas, alega que carece de sentido plantear crecimientos del aeropuerto mediante "una terminal satélite" si se sigue estando sujeto a unos parámetros que limitan las operaciones. Preguntado sobre la negativa tajante que muestran los consistorios cada vez que se plantea la posibilidad de revisar el protocolo, Gándara apuntó que "hay elecciones municipales", y dijo confiar en que los comicios dejen unos consistorios abiertos a iniciar un diálogo "sin líneas rojas". Añadió que "la industria está abierta a hacerse cargo de según qué temas", en referencia a la posibilidad de que las compañías paguen compensaciones a los consistorios. "El derecho al medio ambiente está ahí, pero también existe el derecho a la movilidad de los ciudadanos", apuntó.

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