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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Los Mozart, según Joan y Roger Pera

Los actores recrean, con algún tópico de más, la relación entre el genio de Salzburgo y su padre al son de la Orquestra Simfònica del Vallès

Roger Pera (izquierda) y Joan Pera, en el Palau de la Música.
Roger Pera (izquierda) y Joan Pera, en el Palau de la Música.

Sergi Belbel explica la relación entre Wolfgang Amadeus Mozart y su padre, Leopold, a través de sus cartas, en una propuesta teatral que explora nuevos formatos para ganar público en los conciertos de la Orquestra Simfònica del Vallès. Aseguran el éxito del montaje los populares actores Joan y Roger Pera, también padre e hijo en la vida real, que ofrecen un retrato paterno-filial en exceso amable con Leopold Mozart y cargado de tópicos en la caracterización del genio de Salzburgo. La acción teatral se ilustra con famosas páginas mozartianas bajo la dirección musical de Rubén Gimeno.

Hace décadas que prestigiosos especialistas en la figura de Mozart han desmontado, con fuentes documentales fiables, los tópicos, leyendas y falsedades que difundió con éxito abrumador Milos Forman en la superoscarizada Amadeus (1984), basada en la obra teatral de Peter Shaffer que mucho después Focus adaptó en clave musical con Roger Pera y Lluís Soler en los papeles de Mozart y Salieri. Poco importa. Los mismos tópicos reaparecen en Papà Mozart amb Roger y Joan Pera, el espectáculo dirigido por Miquel Gorriz que el sábado se presentó en el Palau de la Música Catalana de Barcelona.

No faltan las pelucas y casacas estrafalarias, las alusiones sexuales y escatológicas de corte obsceno ni, por descontado, las risitas idiotas que se inventó el actor Tom Hulce en una caracterización del genial compositor de Salzburgo que Roger Pera lleva a su terreno sin demasiados remilgos. Joan Pera, en cambio, no imita a nadie más que a sí mismo, ofreciendo un benevolente y demasiado piadoso retrato de Leopold Mozart al que añade buenas dosis de humanidad, ternura y buen humor que son marca de la casa.

Dejando a un lado los episodios de niñez, que bordean el ridículo, los Pera se crecen y el relato llega directo al corazón del público, que es de lo que se trata, bien arropado por fragmentos de famosas obras mozartianas que la Simfònica del Vallès toca con brío bajo la ágil dirección de Rubén Gimeno; destaca en el apartado musical la inspirada actuación como solistas del pianista Carles Marigó, el barítono Carles Pachón y la soprano Júlia Farrés-Llongueras.

La abundante correspondencia -hay cartas de Leopold a su mujer y de Wolfgang a su padre - permite reconstruir, prácticamente con sus propias palabras, un recorrido vital que pone el foco en la dependencia emocional de Amadeus con su progenitor, a quien proclama, con orgullo, “el mejor padre del mundo, después de Dios”.

Vemos en escena al padre severo, religioso y esclavo servidor del poder, pero queda muy difuminado su perfil como explotador de su niño prodigio, al que ve como posible tabla de salvación para aliviar sus penurias económicas.

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Por cierto, mientras en el escenario se hablaba de finanzas familiares ruinosas, en el palco de honor del Palau disfrutaban el espectáculo, felices y sonrientes, el ex presidente Jordi Pujol y su esposa, Marta Ferrusola. Buena pareja, sin duda, para montar una obra sobre otro tipo de relaciones paterno-filiales mucho más ventajosas que las que marcaron la vida de los Mozart.

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