La Bonne denuncia que la Diputación pone en peligro su continuidad
El Centro de Cultura de mujeres cree que la institución quiere rentabilizar el espacio
El Centre de Cultura de Dones Francesca Bonnemaison (La Bonne) es un generador de proyectos feministas, especialmente en el campo de la cultura, que tiene su cuartel general en el edificio Francesca Bonnemaison —construido en 1922 por ella como centro cultural para la mujer— y que desde el año pasado espera renovar el convenio que mantiene con la Diputación. Desde 2003, La Bonne ha tenido dos convenios, uno de diez años y otro de cuatro. “Lo que se nos ha propuesto ahora es un convenio a dos años y con usos restrictivos de espacios que son muy utilizados por las actividades, como el teatro o el patio”, explicaba ayer Marta Vergonyós, directora del espacio por el que en 2018 pasaron más de 9.000 personas que asistieron a actividades de un centro que arrancó a impulso de unas 80 entidades feministas. Algunas de ellas trabajan desde La Bonne, como Dones Visuals o Tamaia y en sus espacios se han desarrollado producciones escénicas que se han estrenado en el festival Grec de Barcelona, como Només una vegada, de Marta Buchaca.
Desde La Bonne argumentan que se necesita un tiempo superior a los dos años para asegurar los proyectos que realizan y por eso se oponen a que el convenio sea tan corto. La Diputación asegura, en cambio, que el plazo con el que se trabaja en el futuro convenio no es ese, sino de “15 años” y que hay un compromiso verbal de que así sea. Reconocen, en cambio, que ha pasado mucho tiempo desde el primer convenio “y hay que buscar otra manera de regular los espacios que se ocupan. El espíritu se mantendrá pero las cosas cambian”.
En opinión de La Bonne, esa “regularización “ es más bien el interés de la Diputación de obtener mayor rendimiento económico. “El alquiler del teatro les reporta unos 1.900 euros y el patio, que se utiliza para cáterings, en torno a los 1.600”, añade Vergonyós que se queja de que se sienten amenazadas: “No solo por eso porque, además, las aportaciones que hacía la Diputación han ido disminuyendo en los últimos años”.
La Bonne ha decidido pasar a la acción para luchar por un convenio que les asegure su futuro y, además de concentraciones, han encargado a la Associació de Dones Juristes que plantee una demanda judicial porque entienden que la Diputación está incumpliendo las condiciones de cesión del edificio en 1941. Se estipuló, entonces, que el centro —que alberga también la Biblioteca Francesca Bonnmaison, la Escola de la Dona y la Oficina de Promoción de Políticas de Igualdad— debería seguir con actividades dedicadas a las mujeres. Y consideran que el alquiler de espacios, aunque pueda ser rentable, se aparta de esos fines “y más, todavía, si se alquila a partidos políticos o a entidades financieras como también ha pasado”.
Francesca Bonnmaison impulsó el Instituto de Cultura y la Biblioteca Popular de la Mujer en 1909 y fue la primera biblioteca para mujeres de toda Europa. Su primera ubicación fue la parroquia de Santa Anna y en 1910 se trasladó a la calle de Elisabets. Su principal motivo en los primeros compases del siglo pasado fue facilitar el acceso a la cultura, a la formación y a la información a las mujeres trabajadoras. En 1922, se trasladó a la actual ubicación de Sant Pere Més Baix. Con la Guerra Civil española y durante el franquismo, se convirtió en el Instituto de Cultura para la Mujer de la Sección Femenina de la Falange. A partir de 1963 se abrió a todo tipo de público: niños, jóvenes y adultos, y retomó el nombre de su fundadora, Francesca Bonnemaison, a partir de 1976.
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