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Las primarias que no fueron

Tras pactar la obligación de que las bases elijan a sus líderes, el PP sigue sin elecciones internas, Ciudadanos las restringe y Vox se plantea eliminarlas

La alcaldesa, Manuela Carmena, recorre este jueves la renovada calle Atocha junto a los concejales José Manuel Calvo y Jorge García Castaño.
La alcaldesa, Manuela Carmena, recorre este jueves la renovada calle Atocha junto a los concejales José Manuel Calvo y Jorge García Castaño. KIKE PARA

En el Teatro Bellas Artes, que se inauguró con la obra Divinas Palabras,se decide este sábado si Vox silencia a sus bases: los dirigentes de la formación se han citado allí para debatir si seleccionan a sus candidatos sin escuchar la voz de sus militantes. La posible supresión de las primarias, recogidas en los estatutos de la formación, remataría un cambio de ciclo en la política madrileña. En 2015, Cristina Cifuentes fue investida presidenta por el PP y Ciudadanos a cambio de impulsar una reforma legal que obligara a todos los aspirantes a someterse al juicio de los afiliados. Cuatro años después, el PP sigue sin primarias; Ciudadanos las ha restringido; Más Madrid optará por un sistema que aún no ha detallado; y Podemos no aclara ni cómo ni cuándo hará su votación. Queda el PSOE: Ángel Gabilondo no tuvo rival por la candidatura autonómica —pero se sometió al proceso y recogió avales—, y cuatro aspirantes pelean por la capitalina.

Pocas cosas han cambiado tanto en la política madrileña en los últimos cuatro años. “Si [en el PP] apuestan por primarias, será un punto en común; si todo sigue igual, que no cuenten con nosotros”, decía en 2015 Ignacio Aguado, el líder regional de Ciudadanos, un partido que desde entonces ha pasado de elegir así a los cinco primeros integrantes de sus listas a que esa opción quede restringida al número uno (por el que ahora se miden 20 aspirantes). “Hoy, mientras el dedo de Rajoy destruye el PP de Madrid, Vox elige candidatos en primarias democráticas”, coincidía Abascal, que ahora plantea eliminar esa votación. “¡Un militante un voto!”, clamaba Cifuentes, que llegó a presentar una enmienda para cambiar los estatutos del PP, y que luego la dejó caer en el olvido, como su pacto de investidura.

¿Qué ha ocurrido? “Que con las primarias expones al partido a la fiscalización de tus enemigos electorales para no sacar nada en claro, porque no es cierto que en estas competiciones internas acaben brillando los mejores, o ganando los buenos e independientes frente a los malos de la estructura”, razona el politólogo José Fernández Albertos. “Así se abren divisiones que los partidos prefieren evitar. Si pierdes la competición interna, se te abre el espacio de salir del partido y competir contra él, como en Podemos”.

“Las primarias son un engorro en muchos sentidos, dividen al partido, luego lo tienes que unir, y requieren de gente que se quiera presentar”, opina la politóloga Berta Barbet, que niega que los partidos las teman porque puedan abrir la puerta a que pierdan el control de la elaboración de las listas. “Son fáciles de controlar para la estructura, que decide las normas, conoce los mecanismos, y tiene más acceso”.

“En el caso español, las primarias se han instalado lentamente con más decisión en los partidos de la izquierda que en los de la derecha”, afirma Ángel Valencia, catedrático de ciencia política de la Universidad de Málaga. “Sin embargo, se observa una cierta tendencia por parte de los partidos a controlar el proceso de designación de sus candidatos”.

Controlar el proceso

Es el caso de Vox. Hasta hace unos días, sus dirigentes seguían hablando de unas futuras primarias ante las preguntas de los periodistas sobre quiénes serían los candidatos. Ahora, según fuentes del partido, la eliminación de las primarias está ganando peso por motivos de eficiencia, debido a un apretado calendario electoral que obliga a la formación a elaborar listas municipales, autonómicas y generales en unos pocos meses. Una batalla interna a estas alturas podría hacer hecho daño a la imagen del partido, limando sus expectativas electorales.

Al tiempo, no hay una fecha para el anuncio de los candidatos por Madrid, según la presidenta regional del partido, Rocío Monasterio, que apunta a principios de abril, a poco más de un mes de las elecciones, como posible momento. “Va a ser muy tarde, pero no nos preocupa”, dice Monasterio, que ha esquivado repetidas veces la pregunta sobre si será la candidata a la alcaldía de Madrid. Si prospera la reforma que plantea la dirección nacional, serán los seis miembros del Comité Ejecutivo Provincial, entre los que se encuentra Monasterio, quienes se encarguen de proponer los candidatos a la cúpula nacional. El partido, que en 2015 presentó candidatos en un número reducido de municipios madrileños, aspira ahora a presentarlos en los 179 municipios de la región.

“Tenemos ya 120 equipos consolidados y de 120 a 179 no es tan difícil”, dice Monasterio. “La idea es llegar al total”. En la elección de los candidatos municipales pesará la opinión de Jorge Cutillas, un riojano empresario del vino que ha recorrido la región de punta a punta para implantar la estructura del partido en los pueblos. “Es como un correcaminos”, dijo Monasterio en un mitin en Torrejón el domingo. “Controla todos los pueblos y se sabe los nombres de todos los coordinadores. Me corrige de vez en cuando”.

Sin primarias para conocer lo que piensan las bases, su opinión valdrá el doble.

Las negociaciones entre IU y Podemos se estancan

Hace más de un mes que Izquierda Unida celebró las primarias para elaborar sus candidaturas municipales y la autonómica. Fue un gesto de prevención por si el partido no conseguía cerrar una alianza electoral con Podemos y debía concurrir por su cuenta. El lento paso de los días hacia la convocatoria electoral del 24 de mayo ha convencido a los dirigentes de la formación de Sol Sánchez de que aquella fue una decisión acertada. Todos dan por hecho que el partido se presentará con sus siglas en la capital, ya que las discrepancias sobre la Operación Chamartín le separa irremediablemente de Más Madrid, y ya hay quien advierte sobre las dificultades de cerrar un pacto autonómico con Podemos.

El partido de Pablo Iglesias ha sido sometido a un doble terremoto. Cuando las negociaciones para la fusión electoral con IU estaban muy avanzadas, Íñigo Errejón anunció su integración en el proyecto de Más Madrid. Inmediatamente, Ramón Espinar, el secretario general regional, dimitió. Eso ha dejado a IU sin interlocutores con los que negociar.

Frente a esa situación, fuentes de Podemos advierten contra el riesgo de presentar tres listas electorales a la izquierda del PSOE. Es imperativo, dicen estos interlocutores, que IU logre un acuerdo con Podemos o con Más Madrid. En caso contrario, advierten, se correrá el peligro de reproducir el problema de 2015: entonces, IU sumó cientos de miles de votos, pero no obtuvo representación y Cristina Cifuentes formó gobierno por un escaño.

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