La importancia de una buena huevera

Un supermercado efímero ha abierto sus puertas dentro del centro cultural Fernán Gómez. En él aparecen multitud de productos, pero no se puede adquirir ninguno: se trata de la exposición Super-packaging, que habla sobre la importancia de un buen empaquetado o envoltorio. “Un viaje por el pasado, el presente y el futuro del diseño de envases y embalajes”, resume José María Faerna, comisario de la muestra, “porque no hay que olvidar que el packaging es una disciplina del diseño”. Esta es solo una de las muestras de la segunda edición del Madrid Design Festival, que se celebra en la capital (hasta el 10 de marzo; entrada gratuita) y que incluye más de 200 actividades y que contará con la experiencia o los trabajos de 450 diseñadores.

“Se trata de una serie de objetos cotidianos que son hitos del diseño como la huevera, la lata de conserva, el aerosol, la chapa de las botellas…”, agrega Faerna. También, una mirada hacia el futuro que anima a replantear el futuro de los embalajes que actualmente sigue el mantra del arquitecto Mies van der Rohe: “Menos es más”.

“La sociedad necesita envases más ligeros, fácilmente transportables y reciclables”, resumen los responsables de la muestra. Para ello, se muestran creaciones de estudios como Sidecar, Lacia y DeLaMata Design, o Cabello x Mure. El comisario Faerna considera que “tendemos a no ver y no valorar aquello que usamos todos los días por eso esta muestra es una invitación a la reflexión”.

Junto a este súper de diseño, en el Fernán Gómez aparecen otras dos exposiciones. Darro. Diseño y Arte 1959-1979 y Cuidado diseño. Artesanía española contemporánea. La primera bucea en la historia de una marca clásica del diseño madrileño mientras que la otra condensa en 117 piezas de 60 talleres la simbiosis entre técnicas de toda la vida con los cánones actuales.

“Darro es una firma de mobiliario que, aunque contaba con trayectoria, arrancó en el 59”, explica el arquitecto Pedro Feduchi, que ha ejercido de comisario. Darro fue fundada en el barrio de Salamanca por Paco Muñoz y Fernando Alonso-Martínez, en la época dos jóvenes diseñadores. “Eran dos interioristas que quisieron dar aire fresco y mostrar otra faceta de la España del momento”, relata Feduchi.

La Guerra Civil y la cruenta posguerra desconectaron a España del resto de Europa. Si en los años veinte del siglo pasado el Movimiento Moderno —impulsado por la escuela alemana Bauhaus y que defendía nuevos cánones tanto de funcionalidad como estéticos— había desembarcado en el país, a finales de los cincuenta no quedaba ni rastro del mismo. Darro quiso cambiar eso: “Fue uno de los protagonistas de las décadas de 1950 y 1960: dos décadas dedicadas al diseño y al arte de vanguardia que se revelan hoy como uno de los acontecimientos trascendentales de la modernidad española”, explican los letreros de la exposición.

Mobiliario del brillante arquitecto Miguel Fisac; ejemplares icónicos como la silla Riaza, de Paco Muñoz o un cenicero de estaño con el nombre de la firma son algunos ejemplos del centenar de piezas de la muestra, supervivientes y testigos de una época. Algunas de ellas han tenido que ser “rescatadas”: “Son objetos que llevan entre nosotros más de medio siglo y que, a pesar de que muchos de sus propietarios apenas sabían algo sobre ellos, han subsistido al paso del tiempo, a las mudanzas o a los accidentes”, introduce Feduchi la delicada muestra.

Además de las exposiciones, charlas, actividades y varias instalaciones urbanas (en Conde Duque o en el hotel Only You) reivindican el diseño y los valores emocionales, sociales y culturales asociados al mismo.