Cazados in fraganti dos atracadores que asaltaron seis bancos con careta de látex
Buscados desde hace año y medio, extremaban las precauciones, con asaltos muy distantes para los que usaban cuatro coches diferentes
Su objetivo eran las sucursales bancarias de pueblo y sus golpes eran tan rápidos que casi nunca esperaban a que los empleados abriesen la caja de seguridad. Trabajaban sobre el mapa de Galicia con asaltos distantes en el tiempo y el espacio, siempre lejos de su lugar de residencia. Y actuaban disfrazados, maquillados, ocultos tras una malencarada máscara de látex y una peluca dignas de un atraco de película. Pero al sexto robo han caído. En el marco de la llamada Operación Boludo, la Policía Judicial de la Guardia Civil de A Coruña ha cazado in fraganti a A.C.G. y J.S.S., dos hombres de mediana edad, con una larga lista de antecedentes, vecinos de los ayuntamientos coruñeses de Culleredo y Arteixo, después de hacerse con un botín total de 126.000 euros.
Los investigadores los buscaban desde hacía más de año y medio, cuando con ayuda de una pistola se llevaron 10.000 euros, el 13 de julio de 2017, de la oficina de Abanca de Oza dos Ríos (A Coruña). Los testigos del asalto describieron a uno de los implicados como un "hombre de complexión fuerte" disfrazado con una careta de goma que "desfiguraba sus facciones". El 23 de enero de 2018, los atracadores dieron su segundo golpe en la Caja Rural de Begonte (Lugo). Iban también disfrazados, pero de otra manera, y se hicieron con 26.500 euros después de intimidar con el arma de fuego a los empleados.
Hasta el 21 de agosto se privaron de actuar de nuevo con el mismo modus operandi. Ese día se presentaron en la sucursal de Abanca de A Ponte Ledesma (Boqueixón, A Coruña) y huyeron con 81.000 euros en la bolsa. Según explica la Guardia Civil, esta fue la única ocasión en que se arriesgaron a "esperar a que se abriese la cámara donde se guardaba el dinero en metálico", de ahí que el botín fuese mucho mayor. El resto de las veces los atracos "transcurrían en apenas unos minutos".
Los escurridizos ladrones aguardaron nuevamente varios meses, hasta el 18 de diciembre pasado, para atracar un banco en otra punta de Galicia. Eligieron la sucursal de Abanca en Vilardevós (Ourense) y actuaron con una nueva caracterización, pero no consiguieron más que 3.300 euros. Los investigadores creen que el "escaso" éxito del enésimo robo fue la razón por la que se decidieron a robar solo tres semanas después, el 3 de enero, en el Banco Santander de Lobeira (Ourense). Esa vez tampoco superaron demasiado el resultado anterior, porque marcharon con un tesoro de 5.400 euros. Hasta aquel día, en el reparto de papeles entre la pareja de asaltantes, siempre era el mismo individuo el que entraba en la sucursal mientras su compañero hacía las labores de espera y vigilancia en el coche; pero en Lobeira, según la Guardia Civil, se intercambiaron las tareas.
De nuevo, el fracaso a la hora de hacerse con un buen botín obligó a los atracadores a perpetrar un asalto sin margen de tiempo. El sexto golpe tuvo lugar el pasado día 17 en el Pastor de Ponte do Porto (Camariñas, A Coruña), pero esta vez fueron detenidos. Además de actuar ocultos tras una careta y unas gafas, algunas veces con una espesa y canosa barba, los asaltantes tomaban abundantes precauciones, como la de aprovechar las horas con escasa afluencia de clientes en los bancos y la de utilizar hasta cuatro vehículos para sus huidas. Aunque en una ocasión llegaron a atar con bridas al empleado de la sucursal, normalmente mantenían la calma y preferían la intimidación a la violencia a la hora de exigir el dinero en las oficinas. Preferían la última hora, antes del cierre de los bancos; estudiaban los hábitos del pueblo antes de actuar; se aprendían las carreteras secundarias e incluso preveían un posible escondite para evitar cualquier control a la hora de escapar.
La Guardia Civil reconoce que montó sucesivos dispositivos para arrestarlos y que a pesar de ello no pudo evitar que el pasado día 17, a las 13.55 horas, entrase el hombre, pistola en mano, en la sucursal de Ponte do Porto. Las grabaciones de las cámaras de seguridad de todos los bancos, cotejadas por los investigadores, dan prueba de la misma escena repetida, con ligeras variaciones en la vestimenta, desde el primer asalto en verano de 2017. Los guardias civiles lograron interceptar al hombre que entró en este último banco asaltado después de una persecución de unos 200 metros, y luego dieron alcance y arrestaron al compañero, que seguía aguardando en el coche y huyó al verlos. El atracador trató de escabullirse a través de una pista forestal e intentaba deshacerse de algunas pruebas que llevaba en el maletero, como maquillaje, esparadrapo y pegamento para pelucas y caretas cuando fue sorprendido por los agentes. El juzgado de Instrucción número 1 de Santiago ha decretado para ambos el ingreso en prisión sin fianza por media docena de robos con intimidación. Uno de ellos se hallaba cumpliendo el tercer grado en el Centro de Inserción Social de A Coruña.
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