La placa de Yolanda González, activista asesinada en 1980, vuelve a ser atacada
El concejal y presidente del distrito de La Latina, Carlos Sánchez Mato, denuncia en Twitter que “otra vez los fascistas" han arrancado la placa de la joven "en los jardines que llevan su nombre”
No hay descanso para la memoria de Yolanda González, la activista estudiantil asesinada por un comando ultraderechista en 1980, cuando tenía 19 años. La placa que recuerda en Aluche a la joven ha sido arrancada de cuajo de nuevo. No es la primera vez que pasa. El Ayuntamiento de Madrid ya la había repuesto tras sufrir otro acto vandálico el pasado noviembre. Pero el concejal y presidente del distrito de Vicálvaro y Latina, Carlos Sánchez Mato, lo volvió a denunciar el sábado a través de Twitter: “otra vez los fascistas han atacado la placa de Yolanda González en los jardines que llevan su nombre”.
"Su esfuerzo es tan inútil como limitada su inteligencia. Jamás podrán con un barrio que defiende la libertad y a quienes pelearon por ella”, escribió el edil en la red social.
El Gobierno municipal de Manuela Carmena ya ha expuesto en anteriores ocasiones que el Consistorio repondrá la placa que rinde homenaje a la líder estudiantil tantas veces como sea atacada. Después de que apareciese arrancada, varios vecinos de Aluche colocaron un cartel plastificado en el que defienden que ninguna agresión quede sin respuesta y recuerdan la figura de una activista que luchó por la democracia.
Todo empezó el pasado 18 de noviembre, cuando la Junta de Distrito de La Latina presentaba un cartel en honor de González, la líder estudiantil secuestrada y asesinada a tiros en 1980 por militantes del partido ultraderechista Fuerza Nueva. Una semana más tarde, la placa apareció mancillada por una esvástica, como si alguien quisiera sumar al asesinato de la joven la muerte de su recuerdo. Poco después, una vecina encontró en la basura la placa conmemorativa y decidió ponerla a buen recaudo guardándola en su piso. Alguien había arrancado la placa, dejando solo el mástil que la sostenía. Los vecinos la sustituyeron entonces con el cartel plastificado.
Esto es lo que se lee en la señal conmemorativa: “Yolanda González Martín. Fue una líder estudiantil, trabajadora y militante del Partido Socialista de los Trabajadores. Luchó por la democracia real, la justicia y los derechos sociales y laborales. En febrero de 1980 fue secuestrada en su casa, en Aluche, y asesinada por un comando fascista. Tenía 19 años. Estos jardines están dedicados a su recuerdo, que sigue vivo”.
La joven vivía en un piso de 60 metros cuadrados en el número 101 de la calle Tembleque, en el madrileño barrio de Aluche. Aquel fue el lugar al que se trasladó González, una chica vasca hija de burgaleses emigrados, para vivir con Alejandro Arizcun, su novio y otra compañera, Mar Noguerol. Instalada en él participaba en manifestaciones por la democracia y vivía con pasión su militancia, dividiendo su tiempo entre el trabajo de limpiadora y los estudios de electrónica. Aquel fue también el lugar en el que todo acabó aquel 1 de febrero de 1980.
Alguien llamó a la puerta. En el piso no estaban ni Noguerol ni Arizcun. González abrió. Al otro lado estaban los integrantes del Grupo 41, una banda criminal relacionada con la ultraderechista Fuerza Nueva. Lo que sigue después quedó registrado en las hemerotecas y en los archivos judiciales: La reducen. Registran el piso en busca de pruebas que la vinculen con ETA, pese a que González no tiene nada que ver con la banda terrorista. La meten en un coche. Forcejean. La interrogan durante el trayecto. Llegan a un descampado próximo a la carretera que une Alcorcón y San Martín de Valdeiglesias. Y allí, en mitad de la nada, le descerrajan tres tiros. “Militantes de Fuerza Nueva asesinaron a Yolanda González”, titula en portada EL PAÍS poco después.
Han pasado casi 40 años de aquel terrible crimen que estremeció al país y que pareció extraído de un thriller, porque incluye hasta la huida del asesino a Paraguay. Sin embargo, la placa que recuerda a la víctima del asesinato no ha durado intacta ni un mes.
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