Los bomberos protagonizan su año más reivindicativo
El cuerpo denuncia que faltan agentes y medios y desconfía de las promesas del Govern
El año que registró más protestas de los bomberos en la última década se cerró con una hoguera frente al Parlament. Como una pira funeraria en la que purgar los males crónicos: falta de personal y de material. Los antidisturbios que protegían la cámara vieron cómo los bomberos quemaban ataúdes para representar “la muerte del cuerpo”. Hacía menos de un mes que bomberos y Mossos habían protagonizado una escena de tensión en el mismo lugar. El 28 de noviembre, una manifestación de médicos y bomberos desembocó en las puertas del Parlament, y un grupo de cascos amarillos hizo recular a los mossosobligándoles a cerrar la entrada principal. Un bombero fue detenido.
“Estamos ante un colapso estructural que se traduce en cierres de parques y en un peor servicio al ciudadano”, comenta Antonio del Río, portavoz de UGT Bomberos de la Generalitat. La marcha del jueves pone el broche a un otoño caliente en el que los bomberos salieron a las calles de la capital en tres ocasiones, y completaron uno de los años más reivindicativos del cuerpo, solo comparable, según el propio sindicato, a 2012 y 1998.
En la última concentración, a la que acudieron varios centenares de agentes, Del Río expresó su desconfianza hacia el plan de la Generalitat de incorporar 1.000 nuevas plazas hasta 2022. “En el momento en que hagan una oferta para 2019 de 250 bomberos apoyados con una oferta presupuestaria y no dependiendo del chantaje que están haciendo a todos los servicios públicos de los presupuestos generales, daremos por buenas las intenciones de este gobierno”.
“Mientras que en Barcelona (dependiente del Ayuntamiento) salen 18 bomberos a cualquier incendio, en Badalona salen cuatro o seis, por lo que una calle marca la diferencia entre ciudadanos de primera y de segunda”, comenta Joan Carles Cedrán, responsable de Catac de Bombers de la Generalitat. Esta falta de personal es suplida por las horas extras, más de 500.000 al año en un cuerpo de 2.200 agentes, según calculan los bomberos.
Para Del Río, junto a la “endémica falta de personal” el otro gran problema es la escasez de recursos técnicos que van desde la no renovación de la vestimenta, a importantes deficiencias en vehículos, herramientas, e infraestructuras. Lleí Viles, de 38 años, durante la manifestación del jueves repartía unas octavillas a los transeúntes con el texto: “Ciudadano, no te podemos proteger como nos gustaría. Disponemos de una flota de vehículos obsoleta con una media de 15 años y hasta 20 en muchos casos”. Viles exponía la falta de personal como el principal problema, y la carencia de materiales básicos: “Hay veces que se te rompen los guantes y no tienes de repuesto”.
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