El misterio de los Grupos Autónomos de Acciones Rápidas
Policía y Mossos se muestran escépticos sobre la verdadera capacidad de movilización, e incluso existencia, del grupo que anuncia actos de sabotaje a partir del 21-D en Barcelona
El 4 de diciembre pasado alguien no identificado creó un grupo de chat en la aplicación de mensajería instantánea Telegram. Lo bautizó como GAAR oficial. La sigla correspondía a unos desconocidos hasta ese momento Grupos Autónomos de Acciones Rápidas. Cuatro días después, alguien colgó en ese mismo chat un primer comunicado. Era el manifiesto de fundación de esta supuesta nueva organización que parece pretender aglutinar a los independentistas más radicales descontentos con la falta de resultados del procés. En el texto, sus autores anunciaban un “boicot” y actos de “sabotaje” en carreteras, autopistas, vías de tren y metro, zonas industriales, aeropuertos, y también contra las fuerzas seguridad para el próximo viernes 21 de diciembre, día en el que se celebrará en Barcelona la reunión del Consejo de Ministros.
En los siete días que han pasado desde que vio la luz el amenazante comunicado con el que se daban a conocer —y que tuvo cierta repercusión de determinados medios de comunicación que vieron en los GAAR un primer paso para alentar la kale borroka en Cataluña— , la actividad en el chat ha sido muy reducida. Han colgado un segundo comunicado para negar las informaciones que les señalaban como “terroristas”, han difundido un cartel propagandístico y un artículo de opinión de un exalcalde de Convergència en el que se les citaba, y han dado a conocer lo que han llamado El Cançoner’(el cancionero), un manual sobre cómo realizar los actos de sabotaje, aunque sin directrices claras de dónde o cuándo. Eso sí, en esta semana han conseguido que 6.400 personas se hayan suscrito al mismo.
Un éxito de convocatoria —chats similares de los Comités de Defensa de la República (CDR) necesitaron muchísimo más tiempo para alcanzar esas cifras— que ha llamado la atención de los servicios de información de la Policía Nacional, la Guardia Civil y los Mossos d’Esquadra. Los primeros ya han elaborado varios informes en los que han analizado al detalle el contenido de los mensajes difundidos por Telegram y en los que se muestran expectantes a lo que puedan hacer los GAAR a partir del 21 de diciembre, pero también escépticos sobre su capacidad real de movilización e, incluso, sobre lo que exista realmente detrás de ellos. El precedente de algunas convocatorias de los CDR a través de las redes que degeneran en altercados mantiene en alerta a la policía.
“[Los comunicados] Dejan patente que pretenden ser más ambiciosos (en términos de radicalidad, violencia y paso a la acción) que los grupos ya existentes y que se mueven en la órbita contestataria radical”, apunta un alto mando policial, que, sin embargo, admite que, por ahora no tienen “clara al 100% la veracidad de lo que dicen y quieren”. Los Mossos mantienen la misma expectación, cuestionan su capacidad real de movilización e incluso no descartan que pueda tratarse todo de una especie de juego o engaño.
Ni el movimiento independentista parece saber cuáles son los objetivos reales de los promotores de los GAAR. Los CDR han evitado criticarlos, pero también apoyarlos. Los partidos independentistas se han apresurado a demonizar la posible actuación el próximo 21 de diciembre de encapuchados para evitar una deriva violenta de un procés que siempre se han esforzado en mostrar como pacífico. La Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha mostrado sus dudas sobre la verdadera trastienda del grupo y ha decidido ignorarlo.
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