La revolución bailando
Después de haber actuado en una lista interminable de verbenas y festivales, Las Chillers despiden el año con un último concierto en Madrid, en Uñas Chung Lee
Empezaron a tocar para darle una sorpresa a una amiga en su cumpleaños. “Aparecimos con una batería, una guitarra y un teclado sin tener ni idea de cantar ni de tocar. Nunca lo habíamos hecho”. Le dedicaron canciones como Lo echamos a suertes de Ella Baila Sola. Se lo pasaron tan bien que de vez en cuando volvían a quedar para hacer más versiones. La broma se fue agrandando hasta que las seis amigas decidieron formar un grupo: Las Chillers. Han participado en una lista interminable de verbenas y festivales este año en Madrid, de San Isidro al FestiBal con B de Bici, pasando por el Orgullo, La Paloma o el Indyspensable. Lo mismo cantan éxitos de Rebeca que de Astrud. “Tenemos unas 150 canciones como posible repertorio”.
Aunque cada vez tienen más conciertos, no pueden vivir de la música. “Ojalá. Muy poca gente vive de la música, pero siendo un grupo de seis todavía es más difícil”. Pagan sus alquileres con lo que ganan en otros trabajos. Una es abogada, otra publicista, otra da clases de fitness… “Hasta ahora lo que hemos ganado lo hemos invertido en el grupo. Grabar un tema en un estudio o hacer un videoclip es mucho más caro de lo que la gente cree”. Poco a poco se han ido profesionalizando. “Somos completamente autodidactas. Ponemos un altar y sacamos en procesión a todas las amigas que se han volcado con nosotras, que nos han ayudado desde el principio”.
Esta semana han hecho su último concierto del año en Madrid, en un evento patrocinado. “Que una marca apueste por nosotras nos ayuda a seguir creciendo”. Ellas protagonizan la campaña navideña de una ginebra con un videoclip que deja clara su postura ante las inminentes fiestas. “Nos convenció que podíamos decir la verdad: la Navidad es un horror. Nosotras hemos sufrido años aguantando a nuestras familias preguntándonos cuándo nos íbamos a casar. A cuánta pobre gente le tocará aguantar preguntitas parecidas las próximas semanas”.
Rocío (voz), Laura (guitarra, voz), Espe (guitarra, voz), Belén (bajo), Adela (teclados) y Ana (batería) tiene entre 27 y 41 años. De las seis, cinco son lesbianas y una es bisexual. “Siempre hemos tenido una doble lucha: como mujeres y como lesbianas. La lucha feminista va muy ligada a la LGTBIQ. Todavía estamos a años luz de donde deberíamos estar. Nosotras hacemos la revolución bailando”. Hacen activismo en el escenario y detrás. “Luchamos para que haya más técnicas de sonido, de iluminación, tour managers…”. Lamentan la falta de referentes visibles. “No porque sean mujeres o gays, trans o lesbianas sino porque son artistas increíbles. La Prohibida tiene el mejor disco de electropop de España y no la programan en grandes festivales. Creemos imprescindible que haya más mujeres y artistas LGTBIQ en festivales. con cachés iguales”.
Himno de amor lésbico
Su primer EP, Carretera de Levante, está disponible en Spotify y en YouTube. “Es un directo crudo, imperfecto y honesto, en el que no se ha empleado ni un segundo de overdubbing (grabaciones extra)”. Ya se atreven con sus propios temas, como Siempre juntas, el relato de un viaje por carretera de Madrid a Benidorm. “Carretera de Valencia, carretera del amor”, corean antes de enumerar algunas localidades: La Roda, Albacete, Hellín y Estremera, Almansa, Chinchilla, Alpera y Novelda. “Es una canción de amor entre mujeres. Desgraciadamente no hay muchas. Pocas canciones populares ha habido en España que lo hayan contado de manera tan abierta como hizo Mecano en Mujer contra mujer”. Es otra de las que versionan con sus guitarras rugientes y coros riot.
Controlan a quienes repiten en sus conciertos. “Las tres primeras filas siempre son de chilliebers. Tenemos amigas que nunca fallan, madres de familia, gente de todo tipo”. Al final siempre invitan a subir al escenario. “Somos el grupo del pueblo. Con nosotras cualquiera puede subir al escenario”. También lo han compartido con Azúcar Moreno, Locomía, Marilia o Javiera Mena. “Qué iconos”, dicen al repasar la lista.
Este año han hecho 40 conciertos, actuando ante más de 50.000 espectadores. Solo en el Low de Benidorm ya tuvieron más de 10.000 personas cantando con ellas. “Que todo el mundo se sepa las canciones nos ayuda mucho”. En sus directos vale todo. “Nos meten en el punk y en el rock, otros dicen que hacemos pop. Lo que nos diferencia de las orquestas de los pueblos es que nosotras hacemos las versiones a nuestra manera. Empezamos haciéndolas más parecidas a las originales, pero nos salían así”. Los medleys son otra de sus señas de identidad. “Nos encanta su efecto sorprendente”. Entre sus mezclas, Desátame, de Mónica Naranjo, con Yo te siento así, de GEM o Flyng Free, de Pont Aeri, con Viva la fiesta, de Paco Pil, que cantaron el martes en Uñas Chung Lee ante un público especialmente entregado. Efecto directo de la barra libre.
Diversión sin prejuicios
Además de liderar Las Chillers, Rocío Saiz es promotora. Una vez al mes organiza Tsunami Genderfluid en Maravillas Club (San Vicente Ferrer, 33). “Es un espacio libre de heteronormatividad, homofobia, machismo, babosos y patriarcado. Construimos otra forma de salir, bailar y disfrutar de la música y la noche”.
Entre quienes ya han actuado en la fiesta están Putochinomaricón, Las Morsas o Cabeza y por la cabina han pasado Diana Aller, Las Amigas y Esnórquel. "Siempre viene gente maravillosa". Cada nueva entrega es garantía de diversión y falta de prejuicios. En la última presentaron la nueva colección de la marca madrileña Peseta con un desfile. En la próxima sonará seguro Me manipulaste, el nuevo single de Monterrosa, formación en la que también canta Rocío. "Reivindicamos la diferencia y la apropiación de todo aquello que durante mucho tiempo tuvimos que ocultar o disimular".
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