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“Modificar las malas experiencias de la memoria es la base de la psicoterapia relacional”

La terapeuta y académica Lucía Blanco analiza en su primer libro el vínculo entre el rol del profesional y el del paciente, con el objetivo de "colocar en su lugar los recuerdos que provocan reacciones adversas"

La psicoterapeuta Lucía Blanco momentos antes de la presentación de su libro 'En mí hay algo que provoca reacciones adversas', el pasado 12 de diciembre.
La psicoterapeuta Lucía Blanco momentos antes de la presentación de su libro 'En mí hay algo que provoca reacciones adversas', el pasado 12 de diciembre.VICTOR SAINZ
Daniel Muela

Adrián podría ser cualquiera de las personas sentadas entre el público que asiste este miércoles a la presentación del libro de la psicoterapeuta Lucía Blanco Rejas (Madrid, 1943), celebrado en el Colegio de Psicólogos de Madrid, con el título principal En mí hay algo que provoca reacciones adversas. “Lo único que traslado de ficticio al lector son los datos personales de mi paciente, todo lo demás es fiel a la realidad”, suscribe Blanco quien a sus 75 años narra en su primera obra el diálogo entre ella, la profesional que aplica la psicoterapia relacional en sus casos, y Adrián, una persona que le pidió ayuda hace un par de años con un único requisito: que la distancia no fuera un problema insalvable. “Él es una persona que viaja mucho y no solo por España, así que no teníamos alternativa. Las sesiones tenían que hacerse online”, explica.

Una elección que conlleva una mayor carga empática hacia sus pacientes, que Blanco tiene repartidos por el mundo y que se podría resumir en el lema: “yo siento que tú sientes lo que yo siento”. La ponente Ana Isabel Casas, psicóloga y psicoterapeuta, una de las primeras en tomar la palabra, destaca esta virtud de Blanco, lo que la convierte en una “persona muy humana”. Casas asegura que el escrito consigue llevar a cabo “un recorrido de todo el proceso terapéutico” calificándolo como una “brillante exposición”. “Vemos cómo su paciente cuenta sus traumas infantiles, aquellos que se quedaron en su memoria, y Lucía le acompaña a su mundo interno, siempre con sumo respeto, hasta que él comienza a aceptar sus vulnerabilidades de un modo más eficaz”.

La psicoterapeuta Lucía Blanco, en el centro, durante la presentación de su libro en el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
La psicoterapeuta Lucía Blanco, en el centro, durante la presentación de su libro en el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.VICTOR SAINZ

La obra, dividida en dos partes, hace hincapié en la historia de Adrián a través de diez viñetas clínicas. El protagonista, nacido en una familia de posibles, tuvo una niñez marcada por la muerte de su hermana —perdió la vida a causa de las drogas—, machacado en el colegio donde era expulsado con frecuencia, y con una relación complicada con su padre, de carácter difícil y maneras despóticas. “Adrián vivía esas experiencias como si las estuviera percibiendo de nuevo. Verle llorar a través de la pantalla del móvil o el ordenador es duro, por eso yo también sentía su proceso y lo tranquilizaba, para que no se sintiera igual de solo que en su infancia”, enfatiza Blanco.

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La mejoría de estos perfiles en casos como el de Adrián, en palabras de Blanco, se debe a que ahora “se están rompiendo las barreras del psicoanálisis clásico”. “Lo que he hecho con él es ir añadiendo la sicología relacional a la terapia. El objetivo es centrarme en lo que rodea al paciente, su contexto. No solo en lo intrapsíquico, sino también en lo intersubjetivo, en cómo recibimos las sensaciones”, argumenta.

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Una característica que otra de las ponentes, la psicóloga sanitaria Pilar de la Cruz, ensalza mediante lo que ella denomina la “disponibilidad emocional generosa”, que se puede comprobar al inicio de la relación con su paciente. “Creo que la respuesta de Lucía ante la demanda desbordada de Adrián ha sido clave en el devenir del trabajo”, razona y añade: “La conexión emocional con él para construir una comprensión de sus experiencias traumáticas y de sus reacciones actuales también son dignas de resaltar”.

Hugo Bleichmar, uno de los representantes más importantes del psicoanalisis de habla hispana, fue quien aportó la valoración más personal sobre la autora. “Para mí, Lucía me evoca la imagen de Alicia en el País de las Maravillas, así es como la veo, con sus grandes ojos, contactando con las personas, con una mirada fresca y sin maldad”. Una confianza que supo transmitir a su paciente, quien le dio el beneplácito para dar a conocer su historia más personal. "Si he publicado la obra es gracias a que el paciente ha dado su consentimiento durante el proceso, quien conocía de antemano cómo iba dándole forma", aclara Blanco.

Un relato en el que mucha gente puede verse reflejada, más aún en una sociedad como la española en la que uno de cada tres niños sufre acoso escolar, como indica uno de los últimos informes sobre la materia elaborado por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación ANAR. Una tendencia que, para Blanco, se debe contrarrestar con equipos multidisciplinares y mayores recursos. “Se necesita que lo público cubra ciertas carencias, no se puede tratar una bulimia o una anorexia en una decena de sesiones de 20 minutos”, subraya.

La ponencia que dio origen al libro

La también académica Lucía Blanco tuvo un poco de vértigo cuando la llamaron de la Editorial Académica Española proponiéndole que escribiera la historia de Adrián. "Y al final resultó ser una experiencia gozosa, la de subirme a un tren en marcha pese a las dudas", desvela quien en la actualidad trata a un mayor número de pacientes online que presenciales.

Las experiencias de Adrián ya las había transmitido tiempo atrás en unas jornadas convocadas por la Asociación Internacional de Psicoterapia y Psicoanálisis Relacional. En ellas, coincidió con el estadounidense Paul Wachtel, experto en psicoterapia relacional, de quien había cogido sus enseñanzas para tratar este caso en concreto. "Tras exponerlo allí, se publica en Internet y, más tarde, es cuando desde la editorial para invitarme a contarlo en formato libro", afirma.

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Sobre la firma

Daniel Muela
Es redactor de Escaparate. Está especializado en temas de tecnología y dispositivos electrónicos y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en el gabinete de prensa de Ifema y El Mundo. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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