El consejero Buch resiste la presión de Torra y mantiene la cúpula de los Mossos
El titular de Interior transmite a los mandos policiales su confianza, les pide disculpas y cierra filas con ellos
El consejero del Interior, Miquel Buch, ha pedido disculpas este lunes a los mandos de los Mossos d’Esquadra por haberlos puesto de nuevo en el centro de la polémica tras las cargas del pasado jueves en Girona y Terrassa. En una reunión de media hora convocada a mediodía con los comisarios e intendentes del cuerpo, Buch ha asegurado que no hará cambios en la cúpula, les ha expresado su confianza y ha cerrado filas con ellos, según fuentes policiales. El Govern intenta calmar así el profundo malestar originado en la policía catalana —después de que Torra exigiese una depuración de sus mandos— ante una fecha clave: 21 de diciembre, con los CDR intentando impedir el Consejo de Ministros en Barcelona.
Buch se ha referido a la situación de "confusión y malestar", y ha admitido que los "responsables políticos" han contribuido "por pasiva e incluso por activa" a la "situación de confusión" en unos días en los que el propio consejero ha asegurado que no se ha sentido "nada cómodo". Y ha insistido en que no se plantea "ningún cambio en la línea de mando", según esas mismas fuentes.
En una intervención breve, el conseller ha asegurado que la actuación en Girona y Terrassa para evitar el boicot a una manifestación de Vox fue correcta, aunque no impecable, según esas mismas fuentes, y ha añadido que habrá que analizar algunas imágenes siguiendo los criterios profesionales propios de los Mossos. También ha querido trasladar su agradecimiento a los 18 agentes que resultaron heridos y también al intendente jefe de los antidisturbios, Carles Hernández. "Se le ha señalado de una forma absolutamente injusta", ha indicado el consejero, en referencia a la fotografía que ha corrido por los medios y las redes de Hernández, sin casco, en la primera línea policial.
El consejero ha explicado que este domingo en la reunión con Torra, donde analizaron durante más de dos horas las imágenes, defendió ese mismo criterio. Y le advirtió también de las jornadas complicadas que están por venir, con la huelga de funcionarios del día 12 y la reunión del Consejo de Ministros en Barcelona del próximo día 21. Torra, que aseguró desde Eslovenia que le daba cuatro días para acometer cambios en los Mossos, rebajó el tono y posteriormente se refirió a cambios en los protocolos policiales. La reunión terminó sin que finalmente se tomasen las medidas drásticas que se preveían, como la destitución inmediata de Hernández o incluso cambios más arriba en el escalafón.
Buch también ha pedido a los Mossos que sean "constantes" en "mejorar y potenciar los mecanismos de mediación", según ha informado la Consejería de Interior, aunque el propio consejero ha admitido ante los mandos del cuerpo que "dos no median si uno no quiere". Y ha insistido en que cualquier cambio en el cuerpo solo puede ser fruto de "necesidades estructurales" y "atendiendo a criterios profesionales y objetivos".
En la reunión ha tomado la palabra también el máximo jefe del cuerpo, el comisario Miquel Esquius, que ha pedido cerrar filas en un momento complicado, en el que los llamados Comités de Defensa de la República han expresado la intención de colapsar las comunicaciones (carretera, la frontera con La Jonquera, el aeropuerto, el puerto, etcétera). Al cabo de media hora el consejero ha abandonado la reunión, que ha continuado el resto de los mandos.
La cúpula prepara desde hace semanas algunos cambios en la estructura, que insisten en que no están relacionados con los episodios de Terrassa y Girona. Esos cambios está previsto que afecten al intendente jefe de los antidisturbios, Carles Hernández, que dejaría la Brimo. Fuentes policiales dan por hecho que se postergarán esos cambios para evitar que se puedan asociar con la actual crisis abierta por la peticiones de Torra.
Los sindicatos mayoritarios pidieron la dimisión de Miquel Buch después de que este afirmase al día siguiente de las cargas que no le “temblaría el pulso” para echar a agentes antidisturbios (Brimo) si hiciese falta, y de asegurar que algunas imágenes de las cargas “no se acaban de ajustar a una policía democrática”. Consideran que una vez más se politiza su trabajo y se les coloca en el disparadero por intereses políticos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.