Más de 1.200 especies exóticas amenazan la biodiversidad catalana
La Generalitat tiene registradas 1.272 especies, el 14% de estas son consideradas invasoras
Una especie exótica llega por tierra o aire, se extiende por el territorio y al cabo de unos años causa graves estragos al medio ambiente, daña producciones agrícolas o provoca enfermedades. Cataluña es una de las regiones de Europa más afectadas por este fenómeno, según alerta el EXOCAT, un plan impulsado por la Generalitat y coordinado por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF). La Generalitat ha detectado 1.272 especies exóticas y, de ellas, el 14% ya son consideradas invasoras. Es decir, se consideran ampliamente extendidas. Los expertos alertan de que frenar su propagación es “una batalla perdida”.
El apicultor Samuel Ramal sabe perfectamente lo que es una especie invasora porque hay una en particular que le amarga día a día. Siempre vigilante, tiene que ser sigiloso y paciente para capturarla. “Si el año pasado detectaba a tres o cuatro avispas asiáticas [Vespa velutina], ahora puedo atrapar hasta 10. Son carnívoras, comen abejas, y pocos ejemplares pueden acabar con una de mis colmenas”, explica desde lo alto de un pequeño cerro de Polinyà (Vallès Occidental), donde cuida su amenazada producción de miel.
La expansión de la avispa asiática ejemplifica lo que en Cataluña ya se ha convertido en costumbre: especies exóticas, ya sean plantas, mamíferos, insectos o anfibios, que se extienden por el territorio y alteran su biodiversidad. Los expertos consultados coinciden en que parar su propagación se ha convertido en “una batalla perdida”, auspiciada por el cambio climático y el tráfico de mercancías.
El dengue ya se contrae en Cataluña
Las especies más problemáticas, sin embargo, pueden ser casi imperceptibles. El mosquito tigre (Aedes albopictus) puede transmitir el Chikungunya, dengue y Zika. Originario del sureste asiático, en Cataluña se detectó por primera vez en 2004. En noviembre un joven del Barcelonés Norte se convirtió en la primera persona que contrajo el dengue autóctono.
Y hay veces que las desgracias de unos se convierten en oportunidades de negocio para otros. En el Delta del Ebre, el cangrejo azul americano (Callinectes sapidus) ya se ha convertido en un manjar que puede rondar los 12 euros el kilo. "En el medio acuático existe el problema añadido de los pescadores recreativos que introducen peces para poder pescarlos después", denuncia Pino.
Cataluña es una de las regiones más afectadas por este fenómeno en Europa. Según los últimos datos actualizados del proyecto EXOCAT, en Cataluña hay detectadas 1.272, de las cuales el 14% (177) son reconocidos como “invasoras”. Estas son las que están ampliamente extendidas. El resto están en fase de expansión o fueron detectadas alguna vez pero no hay más datos.
“En los últimos 20 años hemos notado una fuerte subida debido fundamentalmente al aumento del comercio entre países, sobre todo el transporte de plantas y madera por mar; y al cambio climático, que ha permitido que algunas de ellas puedan sobrevivir en invierno gracias al aumento de las temperaturas”, explica Víctor Sarto, investigador del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambiental de la Universidad Autónoma de Barcelona. Las plantas representan el 58% de todas las detectadas; los pájaros un 14%; los invertebrados terrestres un 13%, y el resto de grupos (mamíferos, reptiles, peces, algas, invertebrados acuáticos, anfibios), el 15%, según el EXOCAT.
Sarto también es uno de los investigadores que halló una de las últimas especies detectadas: el escarabajo asiático (Xylotrechus chinensis), conocido como “escarabajo matamoreras”. Desde que un jardinero de Ripollet dio la voz de alarma en 2014, ya se ha extendido en una superficie de unos 44 kilómetros cuadrados. Daña árboles del espacio público y amenaza cosechas. “Se pueden poner más medios para evitar su entrada. Pero entiendo que la Administración priorice el dinero para otras áreas como la dependencia. A fin de cuentas, este fenómeno ha venido para quedarse”, dice resignado Joan Pino, responsable del CREAF.
Sarto, que llegó a colaborar en el control aduanero del Port de Barcelona “por la falta de medios que había”, recuerda la quema, en una ocasión, de todo un cargamento en el que se había detectado una especie invasora. De entre ellas, las asiáticas son las que suscitan mayor preocupación. “En el Puerto de Barcelona hay un claro punto de entrada”, afirma. El noreste asiático (China, Corea, Japon y Taiwán) son los puntos calientes. “Hacen falta más recursos, más gente, para frenarlas. Llega un volumen muy alto de mercancías, por lo que es muy fácil que se puedan colar. Hay una sensación de batalla perdida. Ya nos hemos acostumbrado a su presencia”, lamenta.
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