La presión vecinal paraliza un desahucio en el centro de Barcelona
En el número 3 de Correu Vell vive una veintena de personas, entre ellos cuatro menores, que ocuparon el edificio en enero
Beatriz Riera tiene una niña de seis años y está embarazada de seis meses. Un grupo inversor compró todo el edificio donde vivía junto a su familia, en la calle Còdols del barrio del Gòtic en Barcelona y tuvo que abandonar su casa. Empezó a dar tumbos: primero en una habitación alquilada, luego en Barcelona, en Montcada, en casa de su abuela… El pasado enero se reunió con un grupo de vecinos en la asociación Resistim el Gòtic. Todos decidieron dar un paso más. El 13 de enero entraron en los nueve pisos y dos locales situados en el número 3 de la calle Correu Vell. Desde entonces viven allí. Esta mañana, por tercera vez, los Mossos d’Esquadra tenían preparado el desalojo del inmueble, propiedad de un fondo inversor. Al final la comitiva judicial ha decidido pararlo porque había mucha gente impidiendo el acceso. Hoy siguen viviendo en el edificio, nadie sabe por cuánto tiempo, 23 vecinos, entre ellos cuatro menores.
A primera hora de la mañana, varios agentes de los Mossos d’Esquadra han cortado los accesos a la calle Correu Vell. Los inquilinos del inmueble ya habían recibido dos notificaciones del juzgado alertando que el desahucio tenía “fecha abierta”, es decir, en cualquier momento podía presentarse la comitiva judicial, junto a los agentes de la policía autonómica, para expulsar a los ocupas y entregar los pisos al legítimo propietario: el fondo inversor Soverino BCN, que tiene otros planes para estos nueve pisos situados a medio camino entre la Rambla y la playa de la Barceloneta.
Los ocupas del edificio han alertado de la presencia policial y pronto decenas de vecinos se han agolpado en las puertas de las viviendas. Los Mossos d’Esquadra han cortado los accesos y un equipo de Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona se han aproximado al lugar. Durante varios minutos ha habido tensión pero, finalmente, la comitiva judicial ha decidido suspender el desahucio. Los concentrados han aplaudido el aplazamiento. “Sabemos que volverán pero nos quedan unos días”, gritaba un portavoz al resto de concentrados.
Beatriz Riera asegura que acceder al piso de esta manera fue una acción conjunta de más de una veintena de vecinos que no tenían ninguna alternativa habitacional. “Este edificio lo compró un fondo buitre y echó a los vecinos que vivían de alquiler para hacer pisos de lujos. Nos metimos antes. Han sido meses duros”, asegura.
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