“Es una forma de supervivencia. Yo escribo para no matar”
Leticia Conti Falcone ha sido una de las diez finalistas del 68º Premio Planeta con 'Ángela', una novela escrita mientras servía cafés en su bar
Leticia Conti Falcone, de 45 años, pone cafés a aspirantes a camioneros de mercancías peligrosas y escribe novelas de crímenes, sexo y venenos. Su gabinete es la mesa de su bar de barrio, De modestia... na, que ha convertido junto a Germán, su pareja, en un centro cultural alternativo, en cuyo sótano sirve almuerzos al mediodía y acoge por las noches actuaciones de roqueros medio amortajados. Desde este rincón en la plaza de la Ciudad de Salta (Ciudad Lineal), Conti escribió Ángela, la novela con la que quedó entre los diez finalistas de la última edición del Premio Planeta, 68º, tras ser escogida entre las 650 obras que se presentaron.
¿De verdad que escribe novelas aquí en el bar mientras sirve a los clientes?
Una investigación macabra del inspector Julián Pihedrahita
Ángela es la quinta obra de Leticia Conti Falcone, cuatro de las cuales tienen como protagonista al inspector Julián Piedrahita. Licenciada en Comunicación Social por la Universidad de Buenos Aires, tuvo en la capital argentina una revista de Rock & Roll (Bonus track) y dirigió la revista del metro de la ciudad (Subteguía), entre otras. Fue docente en la Universidad de Buenos Aires. Madre con 18 años, el corralito y la inseguridad la trajeron a España (tiene también nacionalidad italiana) donde trabajó de floristera y haciendo tartas, pero también en la CEAR. En todas busca mezclar estilos de escritura. "En el Planeta dijeron que Ángela es una investigación macabra. Me gusta"
Sí. Muchas veces estoy poniendo los cafés a los camioneros y de pronto les digo, ‘esperar un momento que se me ha ocurrido una idea’. La apunto en una libreta, o en una servilleta y sigo con los cafés. Aquí me inspiro, porque yo no puedo escribir en soledad. He tardado tres meses en escribir Ángela, pero con muchísimas interrupciones.
La vida de un bar de barrio es muy sacrificada.
Pues sí. Yo abro todos los días este bar a las siete de la mañana y estoy aquí hasta las cuatro y media y en ese ínterin escribo, atiendo, voy a comprar, planifico el día siguiente... (y escribo)
Y el escribir es una vía de escape, ¿no?
Para una persona como yo que tiene un bar, un trabajo de estrés, el escribir, te hagan finalista o no, publiques o no, es una forma de supervivencia. Yo escribo para no matar, que es una frase que suelo decir...
Pues ya tengo titular.
Pero es verdad. Si no tuviera la escritura no sé dónde iría a parar toda mi visceralidad, mi intensidad, toda esa cosa que tengo dentro. Yo imagino historias desde que tengo uso de razón como una forma de supervivencia. Y siempre que tengo un problema gordo me digo, ‘Leti, a escribir’. Porque es la manera de canalizar la ira, la felicidad. Cuando me llamaron del Planeta estaba tan desbordada de felicidad y alegría que me puse a escribir para equilibrar.
¿Cómo y cuándo se enteró de que su novela había sido escogida como finalista?
Estaba haciendo la compra en el DIA para el bar, me llaman y me dicen que son del premio Planeta y que he quedado entre las diez finalistas. Casi me da algo. Les tuve que decir que me llamaran más tarde.
Este bar es una especie de centro cultural
Sí, por necesidades personales de algo más que un bar al uso, pero siempre fue un sitio de barrio aunque diferente. Se llama De Modestia... na ironizando sobre el tópico que tenemos los argentinos de egocéntricos. Ahora tenemos De modestia...na TeaBre, un festival de teatro breve con compañías de toda España, con 70 personas cada día. También programamos jazz, tango, flamenco...
Muy argentino y en la plaza de Ciudad de Salta, nombre de una ciudad de Argentina
Sí, fue casualidad. Primero vi el bar y fue después cuando me enteré del nombre de la plaza. Fue rarísimo, porque a los pocos días de abrir, vinieron de la Embajada de Argentina a ponerle unas flores a la escultura que hay en los jardines del general Martín Miguel de Güemes [un héroe de la independencia argentina con busto frente al bar].
Supongo que ahora es usted una celebridad en este barrio y en su pueblo de Argentina.
En el pueblo en el que me crie, Hipólito Bouchard [Córdoba, Argentina] que tiene apenas 1.700 habitantes, ha sido una revolución. A pesar de que mucha gente, lógicamente, no sepa lo que es el Premio Planeta. Es un lugar perdido en la pampa más fea, pero para mí es el mejor sitio del mundo.
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