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Condenados a 19 y 18 años el hombre y la mujer que asesinaron a Yulisa Altagracia de más de 30 puñaladas

La pareja acusada subministraba cocaína a la víctima en Ribeira y, según se dijo en el juicio, debía 45 euros

Melisa Abelleira y Ventura Lustres, en el juicio.
Melisa Abelleira y Ventura Lustres, en el juicio.ÓSCAR CORRAL

Yulisa Altagracia, ciudadana dominicana que vino a España para trabajar en el servicio doméstico y después fue camarera, empleada de una conservera y prostituta para poder mantener a sus tres hijos, murió de más de 30 puñaladas el 7 de junio de 2015. La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de A Coruña, con sede en Santiago, ha condenado a los dos acusados del crimen, respectivamente, a 19 y 18 años por un delito de asesinato con la agravante de abuso de superioridad

Los condenados, Ventura Lustres y Melisa Abelleira, vecinos de A Pobra (A Coruña), eran padres de familia y pareja en el momento de los hechos. Se dedicaban a la venta de droga al menudeo y, según llegó a decir el hombre durante la primera sesión del juicio con jurado, la víctima, que consumía cocaína, debía 45 euros. Altagracia falleció por choque hipovolémico después de desangrarse lentamente y con dolor a causa de las más de 30 heridas infligidas con un objeto punzante y cortante que nunca se llegó a precisar. En el registro del domicilio de Lustres y Abelleira, además de balanzas de precisión y droga, fueron halladas diversas armas de las que presuntamente la pareja se valía para lograr que algunos clientes morosos pagasen: una pistola con cartuchos, cuchillos, una porra y un aparato para dar descargas eléctricas. De nada ha servido a la acusada la estrategia mantenida durante el juicio de presentarse como una víctima de violencia de género, que vivía sometida, amenazada y encerrada en su piso por su compañero y que se veía obligada, según narró, a obedecerle para que no "quemase" a sus hijos.

La sentencia, dictada por el magistrado César González Castro como presidente del tribunal del jurado que dictó el mes pasado veredicto de culpabilidad, determina además que la pareja no podrá acercarse hasta en 25 años a la familia de la víctima. Abelleira y Lustres tendrán que indemnizar con 350.000 euros a la madre, la hermana y los tres hijos de Yulisa Altagracia, que cuando murió tenía 39 años y luchaba por traer con ella a Ribeira a los dos más jóvenes. Meses antes de ser asesinada, había viajado a su país natal para conocer a la primera nieta de los tres que ahora tendría.

Según informa el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, el fallo impone un año más de cárcel a Lustres por reincidencia y recoge que supuestamente la víctima compraba droga y debía dinero a los condenados. El cuerpo apareció aquella misma tarde oculto tras unos depósitos de agua en una finca con viñedos de A Pobra. Aunque Altagracia trató de defenderse, los jurados tuvieron en cuenta la circunstancia agravante de abuso de superioridad porque sus asesinos se aprovecharon de que aquella mañana de domingo se encontraba bajo los efectos del alcohol y la droga. El presidente del tribunal relata en la sentencia que los dos sospechosos se pusieron “de acuerdo” para cometer el crimen. Sobre las 09.30 horas de aquel 7 de junio de 2015, Abelleira recogió a la fallecida en un bar de Ribeira. Después se subió al coche Lustres y, entre las 10 y las 12 horas, “la agredieron, en un lugar no determinado, usando para ello un cuchillo, puñal, navaja, estilete o instrumento similar provisto de filo y punta, y la golpearon, sin poder determinar exactamente quién realizó materialmente las acciones” que le causaron la muerte. Los condenados trasladaron el cadáver hasta la finca deel terreno de difícil acceso.

Los móviles de los dos acusados y el de la fallecida fueron situados por las antenas de telefonía en la misma zona y la misma franja horaria en la que se cometió el crimen, pero esta solo fue la segunda pista con la que trabajaron los investigadores de la Guardia Civil. La primera fue una foto: antes de abandonar el bar apremiada por la condenada, Yulisa le pidió a un amigo que tomase nota de la matrícula del Ibiza blanco de Melisa Abelleira por si le pasaba “algo”, y este lo retrató con el móvil.

El fallo, contra el que cabe interponer recurso de apelación ante el TSXG, considera acreditado que la mujer “no falleció en el acto” y que su muerte fue “lenta y agónica”, pues su cuerpo presentaba una treintena de heridas causadas con un objeto punzante. “La reiteración del acto de apuñalamiento se llevó a cabo de forma evidente para aumentar de forma deliberada y para agravar el sufrimiento de la víctima”, destaca la sentencia, que también señala que la mujer se encontraba bajo los efectos del alcohol y las drogas, por lo que la situaba “en una situación de indefensión”.

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