_
_
_
_

El Besòs, la última muralla de la gran Barcelona

Los niveles de vulnerabilidad persisten en los barrios que miran al río, pese a la transformación en parque fluvial

Clara Blanchar
Correr en Barcelona
El parque fluvial del Besòs. MASSIMILIANO MINOCRI

La bestial mejora que ha supuesto la transformación del tramo final del río Besòs no se ha traducido, casi tres lustros después (acabó en 2004), en una mejora socioeconómica del entorno. Los barrios del Besòs a su paso por Montcada i Reixac, Santa Coloma de Gramenet, Sant Adrià de Besòs y Barcelona siguen siendo los que concentran los mayores índices de vulnerabilidad del Área Metropolitana (AMB). Las rentas son más bajas que las de la media de la metrópolis (15,8% de población con rentas bajas frente al 13% de la media del AMB), el paro es más elevado (más de la mitad de los parados de los cuatro municipios ya no cobran prestación) y la cualificación de la población, menor (el 54% de la población tiene estudios obligatorios o inferiores y, de media, en el AMB esto es el 43,6%).

Más información
El plan para las Tres Chimeneas del Besòs prevé 1.700 pisos en edificios de hasta 15 plantas
Un campus en el Besòs
Crónica | Aventura en la desembocadura, por Jacinto Antón
Barcelona se reconcilia con sus ríos

Pero la conversión de lo que fue una cloaca a cielo abierto coronada por torres de alta tensión en un parque fluvial (¡un millón de visitantes a pie y otro millón en bici, cada año!, con datos de la Diputación) ha mejorado la calidad de vida del entorno inmediato y es una fantástica pista de aterrizaje para el futuro. Aunque vaya muy despacio.

Y si va despacio, aseguran voces como la del alcalde de Sant Adrià, Joan Callau, es por la ausencia de grandes infraestructuras en este lado de Barcelona. El lado Llobregat tiene la Zona Franca, el puerto y el aeropuerto, imanes de millonarias inversiones privadas y palancas de creación de empleo. El Besòs, más allá del verde del parque, hace muy pocos años que ha comenzado a tener polos de atracción. El Fòrum (como espacio de actos masivos), el puerto y la playa y el parque que hay detrás, el nuevo barrio de La Catalana (que ha atraído a población de Barcelona) y la última incorporación, el campus Diagonal—Besòs, con 3.500 estudiantes (que serán 15.000 cuando se acabe de desarrollar). “El tan denostado Fòrum, nos arregló este rincón”, apunta Callau. “A la larga también puede impactar en La Mina, un barrio con problemas de difícil resolución pero donde las mejoras en la calidad de vida del entorno acabarán impactando”, añade. La guinda del pastel llegará el día que se desarrolle el entorno de las Tres Chimeneas, el último gran sector metropolitano por transformar en primera línea de mar.

El alcalde subraya y aplaude el protagonismo de Barcelona en estas transformaciones. “Barcelona tiene que dar un paso y derribar la última muralla, que lo que ocurre de las Rondas para adentro, salte al otro lado”. Es en Barcelona donde la alcaldesa Ada Colau ha apostado por centrar los 150 millones de inversiones del Plan de Barrios en el eje Besòs y donde surge la idea de la Agenda Besòs, una hoja de ruta (sin presupuesto ni calendario, por ahora) para un territorio que comprende cinco municipios, 98 barrios y un millón de habitantes (el 12% de la población catalana y el 30% de la del área metropolitana).

Pero también ha sido Barcelona quien más ha dado la espalda al río. Literalmente. Mientras Sant Adrià y Santa Coloma tienen una fachada fluvial, con edificios que miran al río (donde los pisos se han revalorizado), Barcelona los ha construido de espaldas. Además de que, salvo en los barrios de Bon Pastor y Baró de Viver, la Ronda separa la ciudad del río.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El gerente del Ayuntamiento de Barcelona y uno de los ideólogos del Plan de Barrios, Jordi Martí, habla del eje Besòs como “polo estratégico para la ciudad metropolitana”. Recuerda que en Barcelona los ejes importantes “son mar-montaña” y pese a admitir que “el Besòs tiene una textura distinta de la del Llobregat”, añade que “acabará siendo un eje central de la misma importancia”. Martí discrepa de que el parque fluvial no haya impactado en los indicadores socioeconómicos del entorno: “Comparado con otras metrópolis, el nivel de desarrollo y calidad urbana de nuestras periferias son infinitamente superiores. Proyectos como la Agenda Besòs quizás no son todavía tangibles”, dice, “pero ponen las bases”. “Cuando los proyectos se escriben, van generando cambios”, apostilla Callau, que con el término municipal partido por el río ha sido el que más ha notado el impacto de la transformación.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_