_
_
_
_
_

La transición de cuatro Centros de Asistencia a mujeres a una red de 13 Espacios de Igualdad

El Ayuntamiento de Madrid inaugura este jueves el nuevo centro Nieves Torres en Chamartín

Gloria Rodríguez-Pina
Celia Mayer junto a técnicas del Ayuntamiento responsables de la red de Espacios de Igualdad.
Celia Mayer junto a técnicas del Ayuntamiento responsables de la red de Espacios de Igualdad.KIKE PARA

Este jueves se inaugura en el distrito de Chamartín el Espacio de Igualdad Nieves Torres. Es uno de los 13 centros en los que se trabaja, como lo define la concejal Celia Mayer, "en el empoderamiento de las mujeres y en la igualdad". Su evolución ilustra el avance del feminismo en la última década: en los últimos tres años se han creado ocho espacios y han cambiado su enfoque desde la asistencia individual hacia el avance en intereses generales de género.

Los primeros cuatro se crearon en 2005 como Centros de Atención Integral a las Mujeres, donde se ofrecía ayuda social para problemas concretos. Entonces una mujer llegaba, por ejemplo, con la necesidad de buscar trabajo y la dificultad de que el cuidado de sus hijos le dejaba poco tiempo para el empleo y una orientadora laboral le ayudaba en el proceso. Ahora lo siguen haciendo, pero además, trabajan para que las mujeres tomen conciencia de que el trabajo de cuidados recae sobre ellas, lo cual se traduce en trabajos a tiempo parcial, precarios, peor pagados y que dan lugar a peores pensiones. Y organizan talleres sobre cómo conseguir que sus parejas se hagan corresponsables de los cuidados o cómo negociar con la empresa condiciones que faciliten la conciliación.

En 2005 "se consideró importante que hubiese lugares para trabajar con mujeres, pero con ese enfoque asistencialista", como ha explicado Rosa Gómez, coordinadora del área de Igualdad del Ayuntamiento, en un desayuno informativo en el Espacio de Igualdad María Zambrano, en Chamberí. Hacia otoño de 2011 comienza el giro para que las mujeres "no solo sean receptoras de servicios, no solo víctimas, sino que se les considere titulares de derechos". Un año después, en 2012, se abrió un nuevo centro.

En la última legislatura se ha dado un fuerte impulso a los espacios: entre 2015 y 2018 se han abierto ocho centros y el Ayuntamiento tiene previsto inaugurar otros tres en 2019 en San Blas, Ciudad Lineal-Canillejas y Salamanca. En la red de Espacios de Igualdad trabajan entre 90 y 100 personas entre psicólogas, juristas, orientadoras laborales y animadoras socioculturales. En 2018 están atendiendo a unas 2.000 mujeres al mes, en consultas individualizadas sobre divorcios, separaciones y otros asuntos de derecho de familia, búsqueda de trabajo y en ayuda psicológica. El año anterior habían programado unas 4.500 actividades en las que participaron 76.400 personas.

En los espacios se atienden "malestares de género y temas de desigualdad en pareja", como lo llama Mónica Buckley, coordinadora del centro Clara Campoamor, de Villaverde. Se refiere a mujeres que llegan con problemas de autoestima, que cuentan que están superadas, que no pueden más, que lloran cada dos por tres, que no dan abasto con la casa o que se sienten vacías cuando sus hijos se van de casa. Las expertas se esfuerzan por "situar a la mujer en que esto que le pasa no es porque esté histérica o loca", cuenta Buckley. Les explican que lo que siente "tiene un porqué en común con muchas mujeres, una explicación: que a las mujeres nos han educado en ser discretas, no ser competitivas, sentir más culpa".

También están vigilantes a síntomas de violencia machista y acompañan y derivan a las víctimas a recursos especializados. Les ayudan además en el largo proceso de reparación cuando han sufrido maltrato. Y reciben a mujeres que llegan por recomendación de sus médicos de atención primaria.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

El impacto del 8-M

La histórica movilización feminista del 8 de marzo de 2018 se ha notado en los espacios de igualdad. En los últimos meses acuden más mujeres jóvenes, de entre 16 y 20 años. María, de 21, descubrió el espacio de su barrio en Twitter y se acercó a ver una película, que iba seguida de un debate. Le gustó y se apuntó a ver más obras en el Cinefórum. Después descubrió actividades como el Chi Kung, un arte marcial parecido al Tai Chi, talleres de sexualidad en los que dice que aprendió mucho a abrirse y sobre temas que habitualmente son tabú. Pero sobre todo, se apuntó a un curso de autodefensa feminista, con el que ha vivido un cambio no solo físico, sino mental. "Vas por la calle sin miedo, tranquilamente, sabiendo que tienes recursos", explica la joven. Es el famoso empoderamiento, uno de los principales objetivos de estos espacios, que también trabajan con otras herramientas, como el teatro.

Los centros han visto también un aumento del número de hombres que participan en actividades de nuevas masculinidades, interesados en acompañar en el feminismo, como aliados. Sigue costando sin embargo que el perfil clásico de hombre hetero se apunte a actividades mixtas de concienciación, en las que inciden por ejemplo en cómo identificar micromachismos para frenarlos.

La mayoría de las usuarias tienen entre 40 y 60 años, pero hay también mucho intercambio intergeneracional. Trudi, de 65, llegó recién jubilada al espacio de su barrio buscando cómo llenar su tiempo libre y ahora asegura, de broma, "que ha abandonado a su familia". Empezó con un programa de "empoderamiento y salud", luego hizo un curso de teatro social y se apuntó a gimnasia (también para el cerebro). Como María, también ha tenido un antes y un después: "En el taller Creciendo Juntas viví algo que no he vivido en ningún sitio. Las mujeres contaban cosas  íntimas y personales sobre el machismo, y yo descubrí también que lo he vivido".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_