Luis Emilio Batallán ingresa en el hospital tras cuatro días de huelga de hambre
El músico y médico empezó su protesta para protestar por las condiciones "lamentables" que soportan los trabajadores sanitarios
Los médicos que estos días vigilan mañana y tarde la salud del compositor, músico y médico jubilado Luis Emilio Batallán en la huelga de hambre que empezó el lunes pasado han decidido su traslado a un centro hospitalario para que reciba asistencia sanitaria. Batallán, que según explica fue obligado a jubilarse en contra de su voluntad al cumplir los 65 años, lleva desde el lunes sin ingerir ningún tipo de alimento y solo bebe agua para protestar por los recortes y la precariedad con la que cada vez trabajan más facultativos y personal sanitario en Galicia. La aparición de los primeros síntomas de debilidad seria en el cuerpo del huelguista, que permanecía prácticamente todo el día postrado, primero en un sofá y luego en una camilla, dieron la señal de alarma para su ingreso.
El cantautor insistía hoy en que tendría que valorar si continuaba con la huelga, aunque su intención era aguantar lo máximo posible y en días anteriores aseguró a los medios que del Colegio de Médicos de Pontevedra, lugar elegido para su protesta, solo saldría al hospital o ya fallecido. Según informa Europa Press, el propio Batallán reconocía el
miércoles que a partir del sexto día sin comer empieza a producirse daño renal irreversible y una pérdida de masa muscular que ya no se recupera y que los problemas serios empezarían, tal y como sucedió, este viernes. "El viernes es el momento más peligroso", indicaba. A mediodía de este miércoles, cuando se cumplían las primeras 48 horas sin comer, empezó a notar los primeros síntomas de debilidad, pero el cansancio físico y mental no alteró su voluntad de seguir con su protesta hasta que el cuerpo "aguantase". Hoy, sin embargo, antes de su traslado el cantautor, que estos días recibía visitas de amigos y pacientes de toda la vida, ya no pudo hacer declaraciones a la prensa.
Luis Emilio Batallán anunció a principios de semana que se ponía en huelga de hambre para "defender la dignidad de los profesionales sanitarios que están trabajando en unas condiciones lamentables", "conseguir que se acabe con los recortes en la sanidad" y dar "una llamada de atención a la Xunta y al poder político de que esto no puede seguir así". Este verano, en la comunidad, se han multiplicado las quejas de sindicatos profesionales de la sanidad gallega por la situación precaria en la que se ven obligados a trabajar, por ejemplo, según describen, en las urgencias y en los centros de salud de menor tamaño. La polémica surgió después de que a principios de este mes un hombre falleciese en medio de vómitos mientras aguardaba en la sala de espera del PAC de A Estrada (Pontevedra). La única médico que atendía el fin de semana y la enfermera se habían ausentado para cubrir otra urgencia fuera del centro sanitario. Y el hombre, con un cuadro de salud de riesgo, llegó con fiebre y murió en presencia de su familia, después de que una trabajadora de la sanidad que, casualmente, se encontraba en la sala de espera como paciente, tratase de socorrerlo.
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