PP y Ciudadanos se dan una tregua para negociar los presupuestos de Madrid

El PP y Ciudadanos viven una tregua en medio de la guerra. Los dos partidos de centro derecha se disponen a negociar los presupuestos regionales del próximo año, pese a que se disputarán el mismo espacio electoral en los comicios de mayo de 2019. Los estrategas de ambas formaciones encaran las conversaciones sabiendo que el socio de hoy será el rival de mañana. En consecuencia, hay elementos de sobra para que estalle el conflicto entre dos partidos que afrontan el descuento hacia los comicios con la misma inquietud de quien está avisado de un terremoto: el PP se arriesga a ceder el poder por primera vez desde 1995 por el auge de Ciudadanos y la posible alianza de los partidos de izquierdas —PSOE y Podemos—.

“Será una negociación larga, dura, transversal… pero confiamos en llegar a un acuerdo”, resumieron fuentes de la dirección autonómica de Ignacio Aguado.

“Estamos trabajando ya en la elaboración de los Presupuestos y los negociaremos con Ciudadanos”, admitió ayer la consejera de Economía y Hacienda, Engracia Hidalgo.

Garrido y Aguado mantuvieron una charla informal antes del verano sobre la negociación de las cuentas. Los equipos de los dos líderes abrirán próximamente unas conversaciones en las que Ciudadanos pedirá mejorar el presupuesto sanitario (atención primaria, investigación biomédica y carrera profesional) y la inversión en justicia e innovación. Al tiempo, interlocutores del partido de Aguado señalan como otras de sus prioridades dar más facilidades a los autónomos, aligerar las listas de espera para atención temprana, facilitar el acceso a la educación de 0 a 3 años para fomentar la natalidad y la conciliación, y mejorar la gestión y el presupuesto de la agencia madrileña para la tutela de adultos (AMTA).

Aunque el equipo de Aguado no ha cerrado aún un documento de exigencias para la negociación, según fuentes de su equipo, los consejeros del líder de la formación saben que deben conseguir éxitos tangibles con los que compensar las medidas que irá anunciando próximamente el Gobierno popular para lanzar su campaña electoral —previsiblemente, bajadas de impuestos.

A solo unos meses de que los ciudadanos acudan a votar, el PP también tiene interés en engordar su cuenta de resultados con reformas que afecten al día a día de los madrileños. De hecho, Garrido plantea desgravaciones para facilitar que las familias puedan contratar a un cuidador para sus hijos, bonificaciones por acoger a personas mayores o con alguna discapacidad, y que se puedan deducir gastos de escolaridad, según avanzó en una entrevista con EL PAÍS.

Socios y rivales

La formación conservadora afronta los meses previos a la cita electoral sumida en una grave crisis interna y acosada por los casos de corrupción. Garrido no ha sido confirmado todavía como candidato por Pablo Casado, el presidente nacional del PP. Y la aprobación de las cuentas regionales depende, precisamente, del partido con el que rivaliza por seducir a los electores de centro derecha: Ciudadanos, que alimenta su crecimiento con los problemas del PP y aspira a desplazarlo del poder.

Solo el desgaste que sufrieron las dos formaciones durante la polémica del caso Cristina Cifuentes evita el estallido inmediato de nuevas hostilidades, según algunos de los políticos implicados. Los dos partidos aspiran a presentarse frente a los votantes como garantes de la estabilidad. Agitarán el fantasma de una alianza entre el PSOE y Podemos para movilizar al electorado conservador. Y organizarán su estrategia alrededor de un calendario lleno de fechas subrayadas en rojo.

El proyecto presupuestario debe estar registrado a finales de octubre y ser aprobado antes de que acabe diciembre para entrar en vigor en enero. Después, las elecciones de mayo de 2019. Un camino lleno de minas. De aquí a primavera, los conflictos de la campaña preelectoral pueden estallar en cualquier momento.