Las bicicletas de Barcelona no podrán circular por las aceras a partir de enero de 2019
El Ayuntamiento obligará a ir por el carril bici o la calzada
El equipo de gobierno de BComú ha anunciado que, a partir de enero de 2019, las bicicletas ya no podrán circular por las aceras de la ciudad. La teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz, sostiene que cuando Ada Colau se hizo cargo del Consistorio había 116 kilómetros de carril bici en la ciudad. Tras más de tres años al frente del Consistorio, el próximo septiembre Barcelona contará con 200 kilómetros de infraestructura ciclista, lo que “supone que el 90% de los ciudadanos tienen uno de estos carriles a menos de 300 metros de casa”. Unas cifras que justifican, según el consistorio, poner fin a la moratoria que permitía circular a bicicletas por las aceras de más de tres metros de ancho.
Sanz hizo balance de la implantación de los carriles bici y presumió de la gestión municipal. Aseguró que los carriles impulsados por el gobierno municipal sitúan a la capital catalana al mismo nivel que otras ciudades europeas en relación con la “infraestructura ciclista”. La teniente de alcalde contabilizó que, desde principios de 2018, se ha puesto en marcha 22 nuevos carriles bici y todavía faltan 13 proyectos más por ejecutar.
Alcanzados estos números, Sanz anunció que el 1 de enero de 2019 se pondrá fin a la moratoria aprobada en mayo de 2015 que permitía “circular por las aceras de 4,75 metros dejando tres metros de espacios libres”. A partir de entonces, las bicicletas solo podrán circular por aquellas aceras que superen los cinco metros —siempre dejando tres metros de espacio libre—; cuando el carril bici esté sobre la acera y no se exceda los 10 kilómetros hora —como en la Meridiana o en la avenida Icaria—; si se circula entre las 22.00 y las 7.00 y, por último, cuando los ciclistas acompañen a un menor de 12 años que también pilote una bicicleta.
Incumplir esta normativa supondrá hacer frente a sanciones de entre 100 y 500 euros, según la gravedad. La teniente de alcalde remarcó que “la ciudad no disponía de una infraestructura ciclista suficiente y que los cambios introducidos responden a las demandas de las entidades ciclistas que pedían seguridad y una gestión sostenible”. Sanz confía en que, con las nuevas modificaciones, se “reduzca el número de accidentes en la ciudad y se garantice una movilidad sostenible”. Estas actuaciones forman parte de la medida aprobada por el gobierno municipal en 2015, denominada Estrategia de la bicicleta para Barcelona.
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