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UGT ve factible aumentar el salario mínimo a 1.000 euros mensuales

Camil Ros pide la libertad de los políticos independentistas para solucionar la crisis política catalana

Josep Catà
Protesta por la subida de salarios.
Protesta por la subida de salarios.Kike Para

El optimismo se va abriendo camino en las grandes organizaciones sindicales, después de largos años de recortes y de bloqueo de negociaciones laborales. El secretario general de UGT de Cataluña, Camil Ros, ha considerado este martes en un desayuno informativo que el clima, tanto social como político, invita al llegar a acuerdos. En el plano laboral, el sindicato ha conseguido pactar la negociación colectiva estatal y en septiembre firmará el Acuerdo Interprofesional de Cataluña (AIC). Uno de los compromisos alcanzados con la patronal es impulsar un salario mínimo de 1.000 euros mensuales, que es el 60% del salario medio, el porcentaje que exige la Carta Social Europea. UGT apuesta por fomentar este incremento en los convenios colectivos con las empresas, y forzar así el aumento del Salario Mínimo Interprofesional (SMI). Para ello, Ros también ha considerado imprescindible la derogación de las reformas laborales de 2012 y 2015.

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"Después de muchos años de recortes, estamos consiguiendo acuerdos, ahora se tienen que cumplir", ha dicho el secretario general de UGT en Cataluña. Ros lo ha resumido en tres grandes pactos: un salario mínimo de 1.000 euros; el incremento salarial de hasta el 3% anual; y la lucha contra las empresas multiservicios que no se acogen a los convenios colectivos. "Es hora de que la recuperación económica se traduzca en la nómina y en los contratos de trabajo", ha declarado.

La estrategia para conseguir el salario mínimo de 1.000 euros pasa, según Ros, por hacer cumplir la negociación colectiva estatal y que las empresas acepten este salario mínimo en los nuevos convenios colectivos que se tengan que negociar a partir de ahora. "Tenemos que ir cerrando estos acuerdos", ha dicho Ros, quien cree que esto provocará más tarde un aumento del SMI.

"Pero por mucho que hagamos pactos puntuales con el Estado, hay que decirle al nuevo Gobierno que no renunciamos a la derogación de las reformas laborales, la de Zapatero en 2012 y la de Rajoy en 2015, así como a la derogación de la reforma de la negociación colectiva que se hizo en esos años, y que restó capacidad de negociación", ha afirmado Ros. El sindicato también reclama más inversión en políticas públicas y una legislación que fomente la contratación indefinida y penalice la temporal, para luchar contra la alta tasa de temporalidad en los contratos. En 2017, en Cataluña, fue del 50,1% en los menores de 29 años y del 15,9% en el resto de empleados.

Ros también se ha referido a las "nuevas formas de precariado" como uno de los retos para el sindicato para este próximo semestre. "Una parte de la llamada economía colaborativa está más cerca de la explotación laboral que de otra cosa". El sindicato considera que a estos trabajos también se les tiene que aplicar un convenio, y recuerda el caso de la década de los 2000 con la irrupción de las Empresas de Trabajo Temporal, que funcionaban sin convenio. 

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Fin de la prisión preventiva

En el plano político, el sindicato también se ha mostrado optimista con un clima de acuerdo, aunque lo ha supeditado todo a un factor: la permanencia de los políticos y activistas independentistas en la cárcel, y el desarrollo del juicio por presuntos delitos de rebelión, sedición y malversación. "La situación de prisión preventiva es un problema que puede impedir una solución política. La petición de la fiscalía y la sentencia de los jueces pueden ser parte de la solución o del problema y, con todo el respeto, ayudaría mucho al desbloqueo del conflicto si los presos estuviesen fuera", ha afirmado Ros.

El secretario general de UGT en Cataluña ha considerado que "entre el 155 y la unilateralidad, hay mucho camino", y ha recordado que esta senda del diálogo es la posición que el sindicato tomó "aunque no fuese la más cómoda". "Hemos pasado por procesos de tensión interna, pero hemos sobrevivido, porque aquí cabe todo el mundo", ha admitido. "Ahora es el turno de las organizaciones más transversales, como la nuestra, de seguir esforzándose para hacer un llamamiento al diálogo, y es hora de los partidos políticos de hacer políticas valientes, no electoralistas", ha concluido. 

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Sobre la firma

Josep Catà
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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