Manteros como arma arrojadiza
Comerciantes y oposición critican la tolerancia del Ayuntamiento con quienes venden en las calles; otras voces denuncian su criminalización
La Gran Vía es un océano de asfalto con dos orillas. De un lado, lujosas boutiques, excelsos edificios y carteles publicitarios; del otro, un reguero de trapos desperdigados por las aceras y colmados de productos falsificados, único medio de subsistencia para los manteros. Los comerciantes de la zona llevan años alertando de la “competencia desleal” que supone esta práctica ilegal a la que una campaña de Ciudadanos ha puesto en el centro del debate político. Los manteros la califican de xenófoba y denuncian su criminalización.
La Asociación para la Defensa de la Marca (Andema), que representa a 70 empresas de distintos sectores en España, recuerda que la actividad que realizan los manteros es ilícita y vulnera la normativa sobre venta ambulante. Y añade: “Todo el proceso, desde la fabricación hasta su última comercialización, se realiza en economía sumergida”. Serigne Mbaye, portavoz de la Asociación de manteros y lateros de Madrid, afirma que las autoridades conocen los lugares donde compran sus productos y que no los cierran porque son legales.
La Oficina de la Propiedad Intelectual de la UE sostiene que el mercado de las falsificaciones ha costado a España 40.131 empleos y la pérdida de 6.175 millones de euros. Sin embargo, no existen datos oficiales sobre la incidencia de los manteros. “Ninguno llega a fin de mes. No queremos vender en la calle. Si tuviéramos una opción mejor, la cogeríamos. El problema es que estamos condenados por el sistema. La Ley de Extranjería te deja sin papeles cinco años. La única forma de sobrevivir es la manta”, reconoce Mbaye, un senegalés de 43 años que ejerció esta profesión una década. Ahora trabaja en un restaurante, pero sigue representando al colectivo.
“Cadena de criminalidad”
Para José Antonio Moreno, director de Andema, “las falsificaciones no son exclusivas del top manta”, pero asegura que es la fórmula más extendida: más del 40% de las ventas nacionales las realizan los manteros; el 30% se hacen a través de Internet, un 20% en mercadillos y el resto se producen en los establecimientos. Moreno afirma que solo se ve el eslabón final, pero que detrás de los manteros “hay una cadena de criminalidad y redes de explotación”.
Mbaye le contradice: “No pertenecemos a ninguna mafia ni tenemos jefe. Nos buscamos la vida como podemos y compramos nuestra propia mercancía”. “El daño que hacemos al comercio es mínimo”, insiste. Lo corrobora José Cortés, un turista granadino de 45 años que acaba de adquirir, por 20 euros, una camiseta de imitación del Real Madrid, a pesar de que a pocos metros se encuentra la tienda oficial del club. “Esta gente no le quita el negocio a nadie. Yo no puedo comprar una camiseta oficial (129 euros), así que lo hago aquí”. Para Mbaye la verdadera competencia desleal en el comercio es la que realizan los grandes almacenes, sin horarios, o Amazon. Se queja porque los partidos políticos solo ponen el foco sobre ellos. “Lanzan un mensaje xenófobo. Nos están utilizando para conseguir votos”.
La oposición en el Ayuntamiento lleva días criticando la “tolerancia” de Ahora Madrid con los manteros, sin embargo, hace años que forman parte del paisaje, confirman los vecinos. “Con Carmena tienen barra libre en las aceras para seguir incumpliendo la normativa”, sostiene José Luis Martínez-Almeida, portavoz del PP. Para Begoña Villacís, de Ciudadanos, el problema es más complejo, ya que la ocupación del espacio que hacen los manteros también repercute en la seguridad. En su opinión, existe “una dejadez del Ayuntamiento” que ofrece “una imagen de permisividad”, lo que aumenta su número. Una portavoz municipal dice que el colectivo oscila siempre entre 150 y 200, aunque es muy cambiante.
“Todos son iguales”
Bingo, guineano de 21 años, lleva en Madrid poco más de un mes y aún apenas habla castellano. Lamine, de 27, lleva dos años y ya es todo un veterano en la Gran Vía, donde encuentra defensores y detractores. Hace bromas a los niños y anima a la gente a comprar su producto. Vende un par de camisas después de que sus clientes le hayan regateado para rebajar el precio, pero acepta.
“Pedimos políticas inclusivas para salir de este mundo, somos personas cualificadas y jóvenes que queremos trabajar”, dice el portavoz de los manteros. Mbaye pide que nadie les utilice y, sobre la supuesta tolerancia de Ahora Madrid, afirma: “Todos son iguales. Antes había otros partidos y nada ha cambiado”. Moreno, de Andema, insiste: “Es una situación que no ha creado Carmena ni este Ayuntamiento. Sin embargo, nos parece anómalo pedirle que cumpla con el derecho, porque los manteros se sienten impunes y respaldados”. A pesar de ello, reconoce que la clave está en el cliente final, que debe saber que, si compra en el top manta, está perdiendo todos sus derechos como consumidor.
Descienden un 36% las denuncias por venta ambulante
Las denuncias de la Policía Municipal de Madrid contra la venta ambulante ilegal en la capital, en la que se incluye especialmente la actividad de los manteros, ha descendido un 36% en el primer semestre de este año, en comparación con el mismo periodo de 2017. Las intervenciones policiales han bajado desde las 5.847 de enero a junio del año pasado a las 3.742 de este curso. Para José Luis Martínez-Almeida, portavoz del PP, esta disminución obedece a una razón: que Carmena "no permite a los agentes cumplir con su labor". Una portavoz municipal explica que el Ayuntamiento puso en marcha hace unas semanas un dispositivo especial para disuadir manteros, aunque no precisa su dotación.
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