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La reinserción laboral reduce el riesgo de mala salud mental

Un informe de Salud Pública avala la intervención social en los parados

Jessica Mouzo
Un operario de Ford en la cadena de producción.
Un operario de Ford en la cadena de producción. MÒNICA TORRES

La reinserción laboral reduce el riesgo de sufrir problemas de salud mental entre las personas desempleadas. Así lo constata un estudio de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB), que prueba que las intervenciones sociales y el acompañamiento a los parados en la busca de trabajo mejora la salud y el bienestar emocional de este colectivo. Las personas desempleadas presentan el doble de riesgo de padecer un problema de salud mental que la población en general.

“Hace años que investigamos el efecto del paro en la salud y sabemos que es nocivo. También se había estudiado que las políticas pasivas de desempleo [como las ayudas a los parados] tenían una contribución positiva en términos de salud. Pero lo que queríamos ver ahora era si las políticas activas, como la inserción laboral, también tenía consecuencias positivas en salud”, explica Vanessa Puig, investigadora de la ASPB. Los científicos incluyeron a 696 participantes en el estudio y evaluaron su estado y su salud autopercibida antes y un año después de incluirlos en el programa Treball als barris, una iniciativa de Barcelona Activa en las que se hace un acompañamiento a cada participante (le enseñan a hacerse un currículum, le dan programas específicos de formación y orientación laboral).

El 41% de los hombres y el 47% de las mujeres que participaron en el estudio habían encontrado trabajo después de la intervención. Sin embargo, los investigadores detectaron que la mejoría se producía tanto en los que habían conseguido trabajo como en los que seguían parados. El riesgo de mala salud mental pasó del 61% antes de la intervención al 27% en el caso de los hombres; en las mujeres, el riesgo se redujo del 73% al 34%. Los investigadores también encontraron una reducción del consumo de psicofármacos (pasó del 20,8% al 12,7% en hombres y del 28,2% al 17,3% en mujeres).

Así, ellos y ellas mostraron una mejora de la autoestima, de la ansiedad y se sentían más acompañados. “En el estudio cualitativo vimos percepciones diferentes. Ellas relataban la importancia del acompañamiento, de salud de casa, de tener una red social y sentir más bienestar. Ellos destacaban sentirse capacitados para tener un buen trabajo”, concluye Puig.

Lo que no cambió fue la salud autopercibida porque, explican los expertos, este parámetro precisa más tiempo para notar un cambio.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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