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El amianto se ocultaba bajo los vagones

Los operarios de mantenimiento de Metro cuentan cómo abrieron, limpiaron y aspiraron piezas que contenían ese mineral sin saberlo

Esther Sánchez
Un trabajador muestra una de las piezas que contenían amianto.
Un trabajador muestra una de las piezas que contenían amianto.Víctor Sáinz

Los talleres de Metro de Madrid situados en Canillejas se han llenado de carteles que advierten de la presencia de amianto y de su peligrosidad desde que la Inspección de Trabajo comenzó a realizar requerimientos a la empresa, en septiembre de 2017. En uno de ellos, situado en uno de los muros de la instalación que contiene fibrocemento, se “prohíbe terminantemente taladrar, cortar, retirar” ese material sin autorización. También se observan pegatinas semejantes en componentes mecánicos de los trenes de los que todavía no se han eliminado las piezas que contienen el mineral, algunos guardados en estanterías.

“Hemos abierto, limado, soplado, limpiado y transportado piezas con amianto sin saberlo”, relató ayer Alfonso Blanco, delegado de CC OO, además de operario de mantenimiento de Metro desde hace 28 años, durante una visita con representantes de Equo, Podemos e IU y periodistas a las instalaciones de Metro de Canillejas. Dio las explicaciones a la vez que mostraba un disyuntor —la pieza que contenía el apagachispas cancerígeno— y recordaba al compañero y amigo fallecido este año tras desarrollar asbestosis. La empresa ha reconocido cuatro afectados por la exposición a las fibras de amianto.

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Ahora, el llamado hangar de soplado, donde se arreglaban las piezas deterioradas sin ninguna protección, está cerrado a cal y canto, y así seguirá hasta que finalicen las mediciones para comprobar si existen concentraciones del mineral. “Antes trabajábamos con las puertas abiertas, porque no teníamos constancia del peligro”, afirmó Blanco.

Uno de sus compañeros, el oficial de taller Antonio Guerrero, añadió que en el caso de los disyuntores mantuvieron la misma forma de trabajar, sin protección, hasta finales de 2017. Fue en esa fecha cuando se conoció un informe que se había realizado en 2003 sobre la presencia de amianto en el suburbano. “Se estuvo ocultando a los miembros del Comité de Seguridad y Salud y a los trabajadores”, aseguró Juan Carlos de la Cruz, secretario general de la Sección Sindical de CC OO en Metro de Madrid.

La empresa ha localizado en los trenes que circulan por la red 13 elementos con amianto, entre los que aparecen la cámara apagachispas, arandelas, placas de aislamiento, fusibles o juntas. Se encuentran en los modelos 2000 y 5000, los más antiguos de la red. De momento, han sido retirados los apagachispas de seis coches y están siendo eliminadas las placas aislantes de las cabinas. Los trabajos, dotados con 140 millones de euros, finalizarán en 2025 e incluyen suprimir el amianto de las 53 estaciones de la red en las que todavía existe. Se localiza sobre todo en las bóvedas y en las cubiertas. Metro insiste en que no existe ningún tipo de peligro para los usuarios.

La Inspección de Trabajo señaló en un requerimiento, en mayo, la existencia del riesgo de exposición a materiales con amianto de los trabajadores de Metro en determinados puestos de trabajo. Dada la situación, los trabajadores piden unos reconocimientos médicos más exhaustivos. “No nos fiamos de los que nos están realizando”, señalaron ayer. Metro ya ha tenido que rectificar el número de personas a las que iba a someter a dichos exámenes: el 31 de mayo anunció que revisaría a 1.000 trabajadores en lugar de a los 470 que había previsto inicialmente.

El sindicato de Maquinistas de Metro anunció ayer una nueva jornada de paros para el próximo miércoles 27 de junio, con el objetivo de reivindicar “reconocimientos médicos voluntarios y continuados”. Considera que un solo estudio no es suficiente para diagnosticar la enfermedad a tiempo y recuerda que el desarrollo de la misma puede producirse hasta 30 años después de la exposición al material.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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