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Al 47% de los niños de Barcelona no le gustan los parques de su barrio

“El 38% de los niños no juegan ni pasan suficiente tiempo al aire libre”, según la directora del Instituto de Infancia

Alfonso L. Congostrina
El parque del Laberint d'Horta, en Barcelona.
El parque del Laberint d'Horta, en Barcelona.Massimiliano Minocri

El 47% de los niños barceloneses de entre 10 y 12 años no están “satisfechos" con los espacios para jugar y divertirse de su barrio. María Truñó, la directora del Instituto de la Infancia y Adolescencia de Barcelona, resaltó el viernes esta cifra —extraída de las encuestas efectuadas a los más pequeños en el programa Hablan los niños y las niñasa la alcaldesa Ada Colau. La edil escuchó los datos mientras visitaba a una veintena de alumnos de doce años de la Escuela Cervantes, en Ciutat Vella. Truñó añadía: “El 38% de los niños no juegan ni pasan suficiente tiempo al aire libre”.

Una niña de la clase protestó: “En los parques del barrio el ambiente no es el más adecuado”. El más próximo al colegio es el de la Figuera, más conocido como El Forat de la Vergonya, una zona donde comenzó a hacerse evidente el fenómeno de los niños de la cola—menores desamparados que esnifan pegamento— y donde rara es la semana que no hay peleas o intervenciones policiales.

Más de mil especies mediterráneas

Los parques de Barcelona tienen valores “artísticos, botánicos, sociales y ambientales” que comparten con otras ciudades europeas aunque se distingue de estas por la “mediterraneidad”, explica Frederic Ximeno. En los parques y jardines de Barcelona viven unas 1.200 especies vegetales de “árboles, arbustos, trepadoras y plantas perennes”. El ciprés está en el 60% de los parques y el pino en el 54%; la palmera de Canarias en el 50% y el plátano en el 43%. El arbusto más frecuente es el pitósporo.

Unos metros más allá, los alumnos del Cervantes podrían ir al de la Ciutadella. La gran zona verde de la ciudad. Un pulmón de casi 18 hectáreas construido en el siglo XIX donde se nota el paso del tiempo. La teniente de alcalde, Janet Sanz, anunció en mayo el enésimo plan para abrirlo a la mar. Para la misión quedan muchos obstáculos por sortear: el zoo, las vías del tren y la Ronda del Litoral. Unas barreras que, por ahora, el equipo de gobierno no sabe cómo sortear. De muros para adentro el parque necesita millones de euros para rehabilitar edificios como el museo Martorell, el invernadero y el antiguo museo de zoología.

Colau anunció en febrero que creará 89 parques y renovará otros 150. Hoy la ciudad mantiene 813 parques infantiles (48 en interiores de manzana del Eixample recuperados). Si hablamos de verdaderos pulmones verdes, la cifra se reduce a 84. El Instituto Municipal de Parques y Jardines mantiene un millón de hectáreas.

El comisionado de Ecología del Ayuntamiento de Barcelona, Frederic Ximeno, sostiene que “los parques son una pieza clave del impulso de la infraestructura verde”. Cree que los parques son los “nodos visibles de la red de verde que se extiende a través” de los árboles y la vegetación que se instala en calles y en “cubiertas, fachadas, huertos urbanos…”. Ximeno señala que los parques generan “un valor simbólico, identitario, de belleza y de pertenencia”. El comisionado destaca que parques como el Laberinto de Horta, el jardín de Can Sentmenat, el palacio de Pedralbes o el Park Güell son ejemplos que suman el valor patrimonial y el botánico: son “museos al aire libre”.

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El Park Güell es el más conocido. Cada día del año recibe oleadas de turistas dispuestos a inmortalizar un jardín cuyo creador, Antoni Gaudí, se ha convertido en un gran reclamo para la ciudad. “El Laberinto de Horta es todavía un parque desconocido para muchos. Vienen cruceristas, pero no atrae a tanta gente”, celebra Àngels Martínez, conservadora del laberinto. Cada día, nueve personas ponen a punto el que Ximeno considera el “jardín con mayor personalidad de Barcelona”.

Un parque catalogado como Bien Cultural de Interés Local con un jardín neoclásico que es el más antiguo conservado en la capital catalana. Es también escenario de grabaciones, recuerda. Allí se rodó la película El Perfume. O un gag del programa de humor político Polònia en el que imitadores de los exministros Cristóbal Montoro y a Soraya Sáenz de Santa María corrían entre los pasillos del laberinto. “Tiene 750 metros en línea recta de cipreses y cada año renovamos 100 metros”, asegura la conservadora.

Otro de los parques históricos de la ciudad son los jardines de Can Sentmenat, en la vertiente mar de Collserola. Diseñado por la aristocracia del siglo XIX, es mucho menos conocido que parques como el del Palacio de Pedralbes o que los dos grandes pulmones forestales de la ciudad: Collserola y Montjuïc.

Diferentes son los parques construidos en 1992 como el de Carles I, Nova Icària, el de las Cascadas o el del Port Olímpic. De alguna manera tapan la Ronda del Litoral y, en invierno, se convierten en hogar de decenas de sin techo. Otro de los grandes parques en declive es el de la Estació del Nord. Como El Forat de la Vergonya, lo frecuentaron niños de la cola. Ahora lo usan propietarios de mascotas. Justo lo contrario al Turó Park donde decenas de personas se manifestaron tras el veto municipal a las mascotas.

Dos millones para poner al día los jardines de Montserrat

El Ayuntamiento de Barcelona invertirá 1.860.000 euros para remodelar, eliminar barreras arquitectónicas y mejorar el uso del espacio de los jardines de Montserrat, en el barrio barcelonés de la Nova Esquerra de l'Eixample. La remodelación de los jardines, un espacio con una superficie de 7.662 metros cuadrados, se ejecutará en un periodo de 8 meses y, según el consistorio barcelonés, el objetivo de la reforma es mejorar su accesibilidad, iluminación, pavimento, espacios para juegos infantiles y usos para los propietarios de perros, entre otros.

El proyecto, según ha explicado el teniente alcalde de Economía y Trabajo, Gerardo Pisarello, "pone en valor la riqueza vegetal" de este espacio y pretende avanzar hacia un barrio y una ciudad "más saludable, amable y sostenible".

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