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Okupas contra ‘narcos’

Vecinos del Raval optan por ocupar inmuebles antes de que lo hagan los traficantes y vendan droga en su edificio

Alfonso L. Congostrina
Cuadrado en la puerta de local ocupado en la calle Riereta
Cuadrado en la puerta de local ocupado en la calle RieretaAlfonso L. Congostrina

Vecinos de entidades del barrio del Raval —entre las que se encuentran Acció Raval, Stop Desahucios y Acció Reina Amàlia— lanzaron ayer un SOS a las administraciones para paralizar el desahucio de un local ocupado previsto, inicialmente, para este jueves. Se da la circunstancia de que este inmueble era, hasta el pasado noviembre, un narcopiso. Después lo ocuparon tres estudiantes y con los nuevos inquilinos los vecinos consiguieron que la paz llegara a la comunidad. Ahora el banco propietario del inmueble ha conseguido una orden para desalojar el inmueble. Los vecinos temen que la expulsión de los estudiantes haga regresar a los narcotraficantes y han exigido la paralización de la orden. Tras la mediación del Ayuntamiento el desalojo ha sido aplazado.

David Cuadrado tiene 26 años, estudia filosofía y es uno de los okupas de un local de la calle Riereta, en pleno Raval. En noviembre, respaldado por decenas de vecinos, accedió al narcolocal aprovechando que los traficantes lo habitaban se habían ausentado unos minutos. De esta manera, con los que llaman los “okupas buenos”, los vecinos consiguieron expulsar a los camellos de uno de los más de 30 pisos donde se sigue traficando. El caso de Cuadrado no es excepcional. Los vecinos defienden que con estas ocupaciones solucionan problemas habitacionales, luchan contra la especulación y, eliminan supermercados de la droga.

El miembro de Acció Raval, Ángel Cordero, repasó ayer la triste trayectoria del local donde vive Cuadrado. Desde 2011 es propiedad del BBVA, desde entonces hasta noviembre del pasado año ha sufrido varias ocupaciones de narcos. “Fueron los vecinos los que, ante la falta de acción por parte del banco, las administraciones y de que se ignorara nuestras peticiones los que volvimos a ocupar el piso”, destaca. La entidad propietaria del inmueble consiguió una orden de desahucio para este jueves y los vecinos lo primero que pensaron es que, con Cuadrado y sus compañeros fuera, volverían los narcos. Ayer alertaron de que harían “lo imposible” para paralizar el desalojo antes de volver a convivir con traficantes, peleas e insalubridad. Ayer el banco decidió, después de que lo pidiera el Ayuntamiento, paralizar el desalojo.

Cuadrado sigue viviendo hoy en el local. Hay otros tres pisos ocupados para evitar que lo hagan los narcos. En ellos viven un anciano, una familia monoparental con dos menores y un grupo de estudiantes. El estudiante de filosofía teoriza: “Gracias a la ocupación se llena de vida los barrios”.

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