Mayo del 68 sobre el papel
Dos exposiciones en Madrid recogen el impacto de las revueltas en los libros y en la prensa de la época
La dieta lectora de un joven revolucionario de 1968 se componía de platos literarios como los textos de la Internacional Situacionista, El hombre unidimensional de Herbert Marcuse, El libro rojo de Mao, y otras obras de Marshall McLuhan, Frantz Fanon o Martin Luther King. Como la realidad muchas veces brota de las páginas de los libros, de la digestión de todas estas ideas surgieron los eventos que en el 68 pusieron al planeta en vilo. Ahora se cumplen 50 años, y primeras ediciones españolas de todos ellos se muestran en la exposición Y este canto es nuestro amuleto. Mitologías del 68, comisariada por Manuela Pedrón y Jaime González Cela, que se inauguró ayer en la Biblioteca Nacional y se puede ver hasta el 30 de septiembre. La muestra reúne libros, documentos y cartelería que los comisarios rastrearon en la institución.
“La bibliografía sobre el 68 ha ido apareciendo a oleadas, cada 10 años, coincidiendo con los aniversarios”, dice González Cela. “Además, cada vez ha ido siendo más numerosa, y ha pasado de un tono más celebratorio a otro más analítico o crítico”. De entre toda la producción libresca podrían recomendarse dos obras: 1968 (Destino), de Mark Kurlansky, un amplio recorrido por los hechos en diferentes latitudes, y Mayo del 68 y sus vidas posteriores (Acuarela), de Kristin Ross, que estudia el devenir del mito sesentayochista y su despolitización: el 68 dejaba de verse como un acontecimiento político para ser expresión cultural.
“No queríamos quedarnos en el mito del mayo francés, así que también hemos reflejado las luchas anticoloniales que suceden en la época e inspiran lo que pasa en Europa, o los movimientos que tuvieron lugar en España”, dice el comisario. Sobre España se exponen libros que recogen la formación de grupos armados como ETA (que en el 68 realizó su primer atentado) o el Movimiento Ibérico de Liberación, del que formaba parte Salvador Puig Antich, el último ejecutado por el régimen franquista. También el 68 tiene su plasmación en el auge de los movimientos vecinales que, en ausencia de partidos, ejercían la protesta y la reivindicación, o del Frente de Liberación Popular, conocido como Felipe, “que sirvió de escuela a muchos de los políticos involucrados posteriormente en la Transición”, en palabras del comisario.
“Nos planteamos que este tipo de fenómenos, como el 15-M en España, no suelen acabar con una victoria o una derrota clara, sino que suelen resolverse en el largo plazo”, dice González Cela. Así, como giro irónico final de la muestra, los comisarios muestran fotos de dos victorias que sí se celebraban en la España de 1968: la de Massiel en Eurovisión y el desfile militar en conmemoración de la victoria del dictador en la Guerra Civil. En la pared se ve una obra cedida por el Museo Reina Sofía, el antipóster de Roberto Jacoby que, junto una efigie de Che Guevara, reza: “Un guerrillero no muere para que se lo cuelgue en la pared”.
Otras formas impresas del 68 se ven en los últimos días de la exposición La Revolución del 68 en la prensa, organizada por Hemeroteca Municipal en el Centro Cultural Conde Duque hasta el próximo domingo, que recoge la repercusión de los eventos en la prensa española. “A pesar del férreo control del franquismo sobre la prensa, las noticias del 68 entraron con fuerza y generaron mucho interés del público”, dice Inmaculada Zaragoza, directora de la hemeroteca. “La subversión estudiantil bajo el signo del comunismo y la anarquía”, tituló el diario Arriba, encabezado por el yugo y las flechas de Falange, desde París, al tiempo que informaba sobre protestas en la Complutense.
Por el asesinato de “Martín Lutero King”, Abc resalta la tensión racial y el linchamiento de un ciudadano blanco en Memphis a modo de venganza. “Estalla la ira negra”, titula el diario Informaciones. La revista Triunfo dedica la portada en llamas a todo color: “De Nanterre a las barricadas”. “Con el tiempo el régimen intentó controlar la información. Diarios como Madrid fueron cerrados, se volvió a imponer la censura previa y hasta un estado de excepción”, dice la directora. En diversos medios, en enero de 1969, el ministro Manuel Fraga informó del estado de excepción en todo el país para evitar el contagio de la subversión, esas “acciones minoritarias pero dirigidas a turbar la paz de España [...] claramente en relación con una estrategia internacional”.
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