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Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Quim Torra: un ‘president’ de paja antiespañol

El candidato ha escrito artículos de corte supremacista y homenajea a algunos independentistas rancios

El candidato Quim Torra. En vídeo, las reacciones a su candidatura.Vídeo: LLUIS GENE (AFP) / ARLAS

Joaquim Torra i Pla nació en Blanes (Girona) el día de los Santos Inocentes de 1962 y el próximo lunes puede convertirse en presidente de la Generalitat, después de que Carles Puigdemont le ungiera este jueves como su sucesor "provisional". Es uno de los diputados de Junts per Catalunya que mejor encaja en la línea más dura del independentismo —liderada por el expresidente desde Berlín, donde permanece fugado de la justicia española— y seguramente el parlamentario más integrista del secesionismo.

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Sus artículos, conferencias, comentarios en Twitter y participación en actos políticos dibujan un perfil de ribetes supremacistas que se sitúan en ocasiones al borde de la xenofobia por el rechazo a todo lo que huela a español: desde la utilización de ese idioma hasta la consideración que le merece el expresidente de la Generalitat José Montilla o los militantes socialistas y del PP.

Torra también participa habitualmente en el homenaje a las figuras más rancias del independentismo del siglo XX. El pasado 9 de marzo, por ejemplo, acudió a Sant Just Desvern para honrar la memoria de Daniel Cardona, exalcalde de esa población barcelonesa y fundador de Estat Català o Nosaltres Sols, una organización defensora de la superioridad de la raza catalana frente a lo que consideraban españoles “africanos”.

El que será previsiblemente el nuevo presidente de Cataluña también ha acudido muchos años al homenaje a Miquel y Josep Badia, dirigentes de Estat Català y defensores también del independentismo más excluyente en la década de 1930 frente a la línea del presidente de la Generalitat de la época, Lluís Companys. Los dos hermanos fueron asesinados en 1936 supuestamente por militantes anarquistas.

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, fue la primera en reclamar a Torra que pidiera perdón  por sus tuits en cuanto supo de su elección, y ayer se sumaron a esa petición el líder del PP en Cataluña, Xavier García Albiol, y la de Ciudadanos, Inés Arrimadas, quien dijo que algunos comentarios le producían “asco”. El PSC calificó a Torra de “sectario”.

En una entrevista a TV3 Torra pidió ayer disculpas por frases como “los españoles solo saben expoliar”, “evidentemente, vivimos ocupados por los españoles desde 1714” o “fuera bromas, señores, si seguimos aquí algunos años más corremos el riesgo de acabar tan locos como los mismos españoles”.

Tampoco es la mejor carta de presentación haber escrito en enero de 2012 un artículo en el que aseguraba: “No, no es nada natural hablar español en Cataluña. No querer hablar la lengua propia del país es el desarraigo, la provincialización, la voluntad persistente de no querer asumir las señales de identidad de donde se vive (...) Cuando se decide no hablar en catalán se está decidiendo dar la espalda a Cataluña”. Según las estadísticas de la Generalitat, el 73,2% de los ciudadanos habla el catalán, aunque solo el 36,3% lo usa como lengua habitual, frente al 50,7% en el caso del castellano. El 6,8% utiliza por igual ambos idiomas.

La designación de Torra ha sido recibida sin entusiasmo por buena parte del PDeCAT, el aún partido del expresidente Puigdemont, y por ERC. “¡Suerte y aciertos!”, fue el mensaje de Oriol Junqueras desde la cárcel (transmitido por su equipo en Twitter).

Las intervenciones de Torra en las últimas semanas a favor de la unilateralidad, de la “legitimidad” de Puigdemont y de la instauración de la república catalana definen también un perfil político en el que no consta ningún antecedente, más allá del activismo independentista como director del Born Centre Cultural de Barcelona, como editor o como presidente de Òmnium Cultural durante unos meses.

Torra no había ocupado ningún cargo institucional hasta que Puigdemont impuso su nombre como número 11 en la lista de Junts per Catalunya por la provincia de Barcelona en las elecciones del 21 de diciembre. Tampoco milita en ningún partido y su máxima cualidad parece ser que forma parte del estrechísimo círculo de diputados leales a Puigdemont, que actúan al margen del funcionamiento orgánico del PDeCAT.

Tendrá seguramente los cien días de margen que se le concede a cualquier político que se estrena en un cargo, pero la oposición no le atribuye ninguna capacidad para, por ejemplo, sentarse a negociar con Mariano Rajoy un nuevo escenario político, empezando por otro sistema de financiación autonómica.

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