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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Prospectiva y tiempo

Lo más absurdo es que el recital de 2008 de Raimon en la Complutense parece estar más cerca del que dio en 1968 que de hoy

Pere Vilanova
Concierto de Raimon en la Complutense en 1968.
Concierto de Raimon en la Complutense en 1968.Juan Santiso

A Raimon.

Este es un mes de aniversarios, sobre todo del famoso Mayo francés de 1968, que ha generado ya una cierta cantidad de artículos de interés desigual, y de otros acontecimientos. En particular, viene a la memoria recital que Raimon ofreció el 18 de mayo de aquel año en la Universidad Complutense de Madrid ante seis mil estudiantes (y algunos profesores), y que revisitado ahora a través de artículos de prensa y otros documentos audiovisuales debería ser motivo de reflexión. Hace diez años, Raimon, con la tenacidad que le es propia, volvió a Madrid, a la misma universidad, y repitió actuación, esta vez ante mil estudiantes y algunos ministros que en su día fueron al recital de 1968. En este recital de 2008, Raimon se dirige al público y pregunta si alguien conoce a Arturo Mora Sanz, y que si es el caso, le digan que le busca desde hace tiempo, porque este chico fue el principal organizador del acto de cuarenta años antes. Fue detenido por tal motivo, maltratado, y pasó tiempo en la cárcel. Entiendo la frustración de Raimon, pero rebuscando en Internet, al cabo uno descubre que el chico en cuestión murió a comienzos de la transición en un absurdo accidente. Una pena.

El recital de 1968 fue cantado en catalán, hay documentos sonoros que muestran de modo espectacular la comunión total entre el cantante y el público. La diferencia de idiomas no era tal, a nadie en su día se le ocurrió que lo fuese. Ni a Raimon ni a los estudiantes. Hoy es lo primero que alguna gente pregunta. Y ese recital sería hoy inimaginable, propiamente de ciencia ficción. La pregunta es otra: ¿cómo fue posible el de 2008? Menos asistencia, pero mil personas no es poco. ¿Qué sabemos de 2008? La crisis aun no había llegado, gobernaba Zapatero, y no había llegado ni la sentencia del Tribunal Constitucional de 2010 que sancionaba un Estatut aprobado por las Cortes como Ley Orgánica y por el pueblo de Cataluña en referéndum. Lo mas absurdo es que el recital de 2008, estaba a cuarenta años del de 1968 y a sólo diez de este mes de Mayo, pero parece estar más cerca de aquel que de hoy. El tiempo es relativo, pero es raro. Ahora han cambiado muchas cosas, por ejemplo a Raimon le han dicho de todo por expresar tranquilamente que él no es independentista, a Serrat le han llamado fascista, a José Sacristán le han llamado franquista por una cosa u otra. Un presunto “historiador” de Sabadell proponía en un informe encargado por el Ayuntamiento quitar a Antonio Machado del callejero por españolista y anticatalán. Si el añorado exalcalde de Sabadell Antoni Farrés levantase la cabeza…

Pero este tema de los dos recitales de Raimon en Madrid sigue planteando preguntas sobre el paso del tiempo y sus percepciones. Ahora hace cincuenta años de aquel recital, medio siglo. El equivalente de dar el salto desde 1968 a medio siglo atrás ¿saben dónde nos lleva? A 1918… El año que terminó la Primera Guerra mundial. Ese año, 1918, dibujaba unos escenarios que sólo algunas mentes muy perspicaces —como por ejemplo Stefan Zweig— supieron entrever. ¿Pensaba alguien que a veinte años vista, en 1939, estallaría la Segunda Guerra Mundial? Es menos de una generación, la memoria colectiva parece acortarse con el paso del tiempo. Y en 1968, los que entonces rondaban los veinte años ¿tenían alguna idea de todo lo sucedería, y cómo sería nuestro mundo global y local en 2018? Hay más ejemplos, en 1975 el prestigioso periodista y en su día director de Le Monde André Fontaine publicó un libro titulado El último cuarto de siglo. Fontaine pretendía hacer un ejercicio de prospectiva hacia el año 2000. Releído hoy el libro, uno de los hombres más informados de su tiempo no acertó en casi ningún de sus previsiones.

En 1968 la gente joven tenía otra cosa, no el don de ver el futuro. Tenía sueños de todo tipo, y sobre todo tenía mucha prisa. Mirando una fotografía de Raimon con 28 años, uno se queda con las ganas de conversar con él ahora, lo cual depende de que te lo encuentres por su barrio, pues es un hombre de trato afable. Él es el mismo, con su tenacidad probada. Pero la conclusión de todo este anecdotario es bien sencilla: el presente no es nunca el futuro que nos vendió nuestro pasado.

Pere Vilanova es catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Barcelona.

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