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rédito familiar

Media Cataluña se queda al margen de la recuperación económica

El Barcelonès, con 19.100 euros de renta por habitante, supera en un 13,3% la media catalana

Marc Rovira

Buena parte de la Cataluña rural mantiene indicadores económicos preocupantes pese a la teórica salida de la crisis. Ni tan siquiera el empuje que les aportan el turismo y sus actividades relacionadas, como la construcción y el comercio, permiten cerrar la brecha económica que las separa de Barcelona y su área metropolitana. Un estudio del Idescat revela que la dualidad se cronifica y que mientras la capital y sus municipios vecinos se sacuden la crisis, la precariedad de los empleos y su temporalidad no permite a todos subirse al mismo tren.

Las estaciones de esquí catalanas sumarán esta temporada dos millones de forfaits vendidos. El Patronato de Turismo de Lleida señala que es la mejor campaña de los últimos doce años. Más al este, en el Pirineo de Girona, las taquillas también sonríen. La estación de la Molina, una de las cinco que son propiedad de la empresa pública Ferrocarrils de la Generalitat de Catalunya (FGC), ha cerrado la mejor temporada de sus 75 años de historia. Pero queda mucho camino por recuperar.

Un estudio hecho público por el Institut d'Estadística de Catalunya, con datos de 2015, pone de relieve que las comarcas de la Alta Ribagorça, la Cerdanya y el Pallars Jussà sufren disminuciones de renta por habitante del 3%. El dinero prefiere el centro a los extremos. El Barcelonès, con 19.100 euros, superó en un 13,3% la media catalana (16.800 euros) y se mantiene como la comarca catalana con la renta por habitante más elevada. A continuación, el Baix Llobregat (17.400 euros) y el Vallès Occidental (17.100 euros). Estas son las tres únicas comarcas que en 2015 se situaron por encima de la media catalana. En el otro lado de la balanza se encuentran las comarcas limítrofes. Montsià y Baix Ebre, en las Terres de l'Ebre, registran una renta por habitante de 12.300 y 12.800 euros, respectivamente. En la misma escala se halla la renta media del Alt Empordà, 12.800 euros. Solo un poco superior es la renta media de la Cerdanya, 13.500, y la de l'Alt Urgell, 13.300 euros.

El retrato dibuja una Cataluña de dos velocidades, donde la recuperación se concentra en la capital y en su área metropolitana pero que, a la vez, desatiende las comarcas rurales, muy penalizadas por la poca actividad industrial y por una crónica escasez de infraestructuras. En las manifestaciones que Comisiones Obreras y la UGT han convocado este primero de mayo en Barcelona, Tarragona, Lleida, Girona, Blanes, Tortosa e Igualada el lema acordado pide mejores pensiones y reclama "más igualdad, más ocupación y más salarios" para los trabajadores. La temporalidad de los empleos y la precariedad de los contratos se vislumbra en los datos que arroja el estudio del Idescat. Solo así se entiende que en el escalafón más bajo de la renta disponible se hallen municipios costeros con una potente tradición turística. En la Costa Brava, Roses, Castelló d'Empúries, Palafrugell o Lloret de Mar están por debajo de los 12.000 euros anuales, y Castell-Platja d'Aro los supera por poco: 12.100 euros. Cuánto más cerca de Barcelona, mejor salen las cuentas. Blanes registra una renta de 13.200 euros, Sant Pol de Mar de 18.000 euros y Sant Andreu de Llavaneres de 19.600 euros.

En una liga aparte juegan los municipios que superan los 20.000 euros. Sant Cugat del Vallès se sitúa en los 23.300 euros, Cabrils en los 23.900 euros y Sant Fruitós del Bages en 24.700 euros. Lideran el ránking Matadepera, 25.400 euros, y Sant Just Desvern, 25.700 euros. En las comarcas del sur sucede lo mismo que en la Costa Brava. A medida que el área metropolitana se aleja, también se encoge la renta. Municipios turísticos como Salou o l'Ametlla de Mar no alcanzan los 12.000 euros de renta por cápita.

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Otro estudio, en este caso de la empresa Adecco, señala que el poder adquisitivo de los catalanes se ha reducido un 5,5% el último lustro (2012-2017). Se trata de la caída más pronunciada de todas las comunidades autónomas que, de media, acumulan un descenso de la capacidad de compra del salario medio de un 2,3%.

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