El enroque de Puigdemont divide a Junts per Catalunya
Algunos parlamentarios han pedido al expresidente catalán que se replantee su estrategia
El enroque de Carles Puigdemont para mantener su pulso con el Estado preocupa dentro y fuera de su grupo parlamentario, Junts per Catalunya. El reloj corre y antes del 22 de mayo se tiene que formar Gobierno para evitar el adelanto electoral. Hoy diputados de la formación se reúnen con el expresident en Berlín para intentar diseñar el plan a seguir. Incluso, algunos parlamentarios le pidieron ayer, en una cena, que replantee su estrategia. Desde el PDeCAT y ERC insisten en que se conforme ya un Govern efectivo y no apurar el plazo.
Dentro de Junts per Catalunya conviven dos almas hasta cierto punto enfrentadas. Un tercio de sus 34 diputados se deben al PDeCAT y no directamente a Puigdemont, que tuvo la prerrogativa de confeccionar las listas del 21-D a su gusto y usar los recursos del PDeCAT. La capacidad de influencia de los neoconvergentes es muy limitada, pero el paso del tiempo y la sensación de bloqueo ha provocado que dentro de ambos sectores surja una zona gris que se ha vuelto más crítica y pide encontrar una salida más realista.
El principal activo del PDeCAT es su poder local y varios alcaldes ya han expresado a la dirección del partido su preocupación por la paralización de proyectos por la falta de Govern y la aplicación del artículo 155 de la Constitución. La incapacidad de aprobar inversiones en vísperas de las elecciones municipales de 2019 ha encendido muchas alarmas y de ahí que insistan tanto en la necesidad de que se forme un Ejecutivo como en la denuncia de la situación de “intervención política” que, a su parecer, se vive en Cataluña.
La relación entre el PDeCAT y la plataforma liderada por el expresident siempre ha sido tensa. Los neoconvergentes, por ejemplo, no ven con buenos ojos que la diputada Elsa Artadi, una pieza clave del entorno de Puigdemont, sea investida presidenta. Por otro lado, Marc Solsona, el alcalde Mollerusa (Lleida), es una de las apuestas de la coordinadora del PDeCAT, Marta Pascal, para presidir la Generalitat. Los puigdemonistas ven en su carné una pega para promover su nombre.
Los republicanos también miran con resquemor los movimientos de Puigdemont. Desde ERC daban por descontado que el Tribunal Supremo impediría la investidura de Jordi Sànchez y que en ese momento Junts per Catalunya propondría, finalmente, otro nombre. Pero estos planes se vieron alterados por la situación jurídica de Puigdemont en Alemania. El revés judicial alemán a las intenciones del Supremo dio un balón de oxígeno a los más puigdemonistas de Junts per Catalunya. El éxito de la manifestación del pasado domingo también elevó los ánimos. “Se está aprovechando del tiempo político, que no era lo que habíamos acordado”, se queja un líder republicano.
Los diputados más fieles a Puigdemont incluso no descartan una alineación astral complicadísima pero posible: la eventualidad de que incluso se deniege la extradición del expresident por malversación y que salga a tiempo la reforma de la ley de presidencia de la Generalitat para permitir una elección telemática. Un plan con un margen demasiado estrecho.
Nuevas elecciones
También hay quien insiste en volver a las urnas. En el PDeCAT y en Esquerra Republicana respiraron un poco más tranquilos cuando el pasado domingo, en una entrevista a TV3, el propio Puigdemont aseguró que no es su apuesta. “Aquí hay otra parte que juega, que es el Estado español, y como juega siempre con las cartas limpias hay que contemplar que haya un interés en ir a nuevas elecciones. Pero no trabajamos en ese plan y no nos gusta ese escenario. Ya hemos hecho unas elecciones y las hemos ganado”, explicó.
“Pero no nos lo terminamos de creer. Y si se repiten las elecciones, nuestra posición será muy distinta y a otro precio”, alerta un alto cargo del PDeCAT. Esquerra y los neoconvergentes aprovecharon sus ejecutivas del pasado lunes para enviar un último mensaje a Puigdemont. “No podemos esperar, necesitamos un Govern de forma inmediata y no hace falta agotar los plazos”, dijo la portavoz republicana Marta Vilalta. “Trabajaremos incansablemente para que se forme Govern teniendo en cuenta que los muros que se levantan en Madrid no los hacemos nosotros”, agregó la portavoz del PDeCAT, Maria Senserrich.
La entrevista de TV3 también dejó en evidencia la desconexión de Puigdemont con ERC. El propio Oriol Junqueras, en prisión preventiva por un delito de rebelión, pidió a través de una carta a su militancia dejar “las gesticulaciones” y “las campanas al vuelo” y formar Govern. También pidió superar la política de bloques en el Parlament.
No es la primera vez que desde la cúpula de Esquerra se hacen guiños para buscar acuerdos más allá de la CUP y Junts per Cataluña. Los ofrecimientos de los comunes no han tenido una respuesta, aunque estos votos permitirían explorar una mayoría alternativa. Y a nadie se le olvida que en 2016, con todo en contra, el independentismo se puso de acuerdo en el último momento para investir a Puigdemont.
La Mesa ratifica el voto delegado del expresidente
El expresidente catalán Carles Puigdemont podrá votar en los plenos del Parlament, aunque está en Berlín fugado de la justicia española (y a disposición de la alemana). La Mesa de la Cámara autonómica rechazó ayer la petición de Ciudadanos y el PP para que se reconsiderase la delegación de voto aprobada hace dos semanas. El voto de Puigdemont es imprescindible para que prospere en segunda votación la investidura de un president, aunque resultaría insuficiente si no se produce la delegación de voto o la renuncia al acta del exconsejero Toni Comín, fugado en Bélgica. Solo así Junts per Catalunya y ERC sumarían 66 votos y podrían elegir a un presidente aun sin apoyo de la CUP. Sin embargo, ERC no ha solicitado el voto a distancia de Comín.
El portavoz de Ciudadanos en el Parlament, Carlos Carrizosa, instó ayer al Gobierno central a que lleve ante el Tribunal Constitucional la delegación del voto de Puigdemont. En su opinión se trata de una medida “irregular” que cambia mayorías parlamentarias “con trampas”. El próximo Pleno del Parlament será el día 25 y aprobará temas de escaso calado político.
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