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“Las relaciones ya están tensas”

Empresarios alemanes muestran su inquietud por la irrupción del ‘procés’ en la agenda hispanoalemana

Lluís Pellicer
Karl Jacobi, empresario alemán que trabaja en Cataluña.
Karl Jacobi, empresario alemán que trabaja en Cataluña.

Hace ya cuatro años un grupo de empresarios alemanes afincados en Cataluña se citó para almorzar en el restaurante El Botafumeiro de Barcelona. Durante el ágape salió el procés. Y ante la convocatoria del 9-N, decidieron redactar un comunicado para advertir de lo que se avecinaba si la comunidad se escindía del resto de España. La llamada Declaración de Barcelona fue el primer revés empresarial que recibía el Gobierno business friendly de Artur Mas. Llegaba nada menos que de la colonia alemana, uno de los principales socios comerciales de Cataluña. Hoy ese grupo de ejecutivos ve con preocupación que el procés se haya colado en la agenda pública de su país.

El abogado Carlos Wienberg, uno de los firmantes de ese manifiesto, discrepa de la decisión del tribunal de Schleswig-Holstein de descartar la extradición del expresident Carles Puigdemont por rebelión. “El 1-O sí que se doblegó al Estado en Cataluña. 6.000 efectivos antidisturbios no fueron capaces de cumplir con las órdenes judiciales recibidas de impedir el referéndum”, razona.

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El abogado teme que las relaciones entre España y Alemania puedan deteriorarse. “Ya están enormemente tensadas. Instituciones alemanas en España reciben miles de escritos de protesta. Las incendiarias palabras de Jiménez Losantos, alentando a hacer estallar cervecerías en Múnich o tomar alemanes como rehenes en Baleares, se publican incluso en el Bild Zeitung, con diez millones de lectores diarios”, se queja.

Hace solo un mes, el presidente del Parlament, Roger Torrent, tuvo que aguantar un chaparrón de los mismos empresarios en el Círculo Ecuestre. Fue cuando se levantó airado Karl Jacobi, fundador de la empresa de comunicación Comvort, para abroncarle. Desde ese día, la bandeja de entrada de entrada de Jacobi acumula 12.000 correos electrónicos. La mayoría, dice, felicitándolo. Tampoco está de acuerdo con la decisión del tribunal alemán ni con las simpatías que ha detectado en algunos medios de su país hacia el independentismo. “Hay que decir que la fábrica de propaganda catalana funciona muy bien”, sostiene. Jacobi afirma que ahora trabaja con varias entidades constitucionalistas para trasladar a políticos y medios alemanes que España es un Estado de derecho.

Albert Peters, presidente del Círculo de Empresarios de Habla Alemana y anfitrión del acto en el que participó Torrent, es mucho más cauto. “Así como yo no critico al juez Llarena tampoco lo hago con los jueces alemanes”, zanja el empresario, quien espera que la decisión del tribunal “no afecte a las buenas relaciones entre España y Alemania”. Tampoco la Cámara de Comercio de Alemania en España quiere pronunciarse: la justicia, dicen fuentes de la entidad, sigue su curso.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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