_
_
_
_

“El sueño de Terenci era ser Truman Capote en la fiesta”, recuerda Maruja Torres

Homenaje en la librería Calders con motivo de los 15 años de la muerte de Moix

Jacinto Antón
Terenci Moix, homenajeado en el 15 aniversario de su muerte.
Terenci Moix, homenajeado en el 15 aniversario de su muerte.Carles Ribas

Fue llegar a la librería Calders y ver que en el local de al lado, con la persiana bajada, un letrero anunciaba “Reformas Amon Ra” y parecer que el propio Terenci enviaba una carcajada desde Alejandría para saludar el homenaje que se le tributaba.

Bajo el lema 15 anys sense Terenci Moix la Calders y Edicions 62 organizaban ayer un acto que sirvió también para presentar la nueva edición de El dia que va morir Marilyn. El escritor mallorquín Sebastià Portell, que no conoció a Terenci (y no sabe lo que se perdió), y el crítico Julià Guillamon hablaron de la obra del autor fallecido, resaltando ambos su relevancia y actualidad.

Pero lo realmente sensacional del acto fue la participación de Maruja Torres. Cuando empezó a hablar sobre su querido amigo Terenci, de esa forma que habla Maruja que te destornillas al tiempo que se te ponen los pelos como escarpias, las cenizas de Terenci volvieron a flotar en el aire sobre un pantalán alejandrino hasta metérsete en los ojos y llenártelos de lágrimas mientras el dios abandonaba a Antonio y los sueños se hundían junto al viejo faro. Incluso la durante todo el acto circunspecta Emily Dickinson (en una foto en la pared) pareció emocionarse cual si hubiera recibido carta del pastor Wadsworth.

“¡Qué jóvenes que sois, criaturas!”, espetó Maruja a Portell y Guillamon, mientras recogía la memoria de Terenci del ámbito de la crítica literaria para materializarlo en dos plumazos como si, improbable sacerdotisa de Isis, llevara en la mano la azuela ceremonial para resucitar a los difuntos en la ceremonia de la apertura de la boca faraónica. Recordó cuando leyeron juntos en El Noticiero Universal que Marilyn Monroe, “a la que el mundo patriarcal y casposo de entonces consideraba un putón desorejado”, había muerto y cómo ambos, enrrabietados, exclamaron a la vez “¡La ha matado la Twenty Century Fox!”. Dijo que ha vuelto a mirarse el libro, El dia que va morir Marilyn, y “da cosa el paso del tiempo, que era el tema de Terenci”. Añadió que esa era “l’esquerda” , la grieta, el punto de fractura del escritor. “Tradujo Suave es la noche de Scott Fitgerald y consideraba que la vida te jode cuando dejas de ser joven, y te jode del todo cuando te olvidan”.

“El sueño de Terenci”, continuó, “era imaginarse, pasar de Ramón a Terenci, como yo de Maria Dolores a Maruja. Eramos una generación que quería hacer cosas distintas. Teníamos nuestra culturita, íbamos al teatro como locos, leíamos enfervorecidos y hablábamos de lo que leíamos y veíamos. Y así pasó la vida”.

Destacó Maruja que Terenci era un “cosmopolita total” y que “Alejandría para él era Barcelona,” que “había mamado el pop y era pop” y que quería “ser Truman Capote en la fiesta”. “Así lo queríamos, así nos alegraba la vida y así lo echamos en falta”. Los amigos le pedían “que se dejara ya de la Preysler, él que había empezado con la Callas. Pero en realidad, Terenci se tomaba muy en serio su obra. Yo, que no soy nostálgica y envejecer no me preocupa, entiendo su peterpanismo. Pero, aparte de Peter Pan, él también era Campanilla: te lanzaba estrellitas y tú volabas”.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_