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El Parlament baraja cuatro escenarios para acabar con el bloqueo

El independentismo aguarda un dictamen del comité de la ONU sobre Jordi Sànchez

El líder independetista catalán Jordi Sànchez, el pasado octubre en Madrid.
El líder independetista catalán Jordi Sànchez, el pasado octubre en Madrid. Jaime Villanueva

El reloj corre en contra del independentismo. Si los grupos secesionistas no invisten a un presidente antes del 22 de mayo, el Parlament se disolverá y se convocarán elecciones autonómicas. Sobre la mesa hay cuatro fórmulas para acabar con el bloqueo: la investidura in extremis de un candidato, el Gobierno de concentración o el de independientes o unas elecciones que nadie dice querer.

Junts per Catalunya y ERC han acordado explorar la posibilidad de insistir en la elección de Jordi Sànchez, expresidente de la entidad independentista ANC y ahora en prisión provisional por presunta rebelión. Los dos grupos creen que el dictamen que pueda emitir el Comité de Derechos Humanos de la ONU les daría una oportunidad para denunciar lo que consideran politización de la justicia. Esa misma idea la extienden a Carles Puigdemont, cuya investidura tampoco descartan tajantemente. “Vamos a seguir luchando y defendiendo que el president sigue ostentando la legitimidad democrática para seguir en el cargo”, dijo ayer el vicepresidente del Parlament, Josep Costa, que visitó a Puigdemont en la cárcel alemana.

Ello no significa, sin embargo, que no trabajen en otro candidato, esta vez sí libre de cargas judiciales. En las quinielas están los nombres de los diputados Elsa Artadi y Quim Torra y el del alcalde de Mollerusa, Marc Solsona. En cualquier caso, el candidato final tiene que ser el resultado de un trabajo de filigrana entre el PDeCAT y los sectores más afines a Puigdemont. Además, necesita sumar los votos necesarios (mayoría absoluta en primera votación o simple en segunda), lo que implica lograr el apoyo o abstención de la CUP o conseguir que Toni Comín, exconsejero fugado en Bélgica, renuncie al escaño.

Las propuestas de Gobierno de concentración (que planteó el PSC) o de independientes (defendido por Catalunya en Comú-Podem) tienen pocas posibilidades. La primera se da casi por descartada. Y la segunda quedó debilitada después de que Elisenda Alamany, portavoz de los comunes, rechazara ayer apoyar a un presidente de Junts per Catalunya.

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