La Asamblea propone al filósofo Emilio Lledó para la Medalla de Oro de la Comunidad
La decisión última corresponde al Consejo de Gobierno a propuesta de la presidenta madrileña
La Asamblea de Madrid ha propuesto al filósofo y filólogo Emilio Lledó Íñigo como candidato para obtener la Medalla de Oro de la Comunidad de Madrid. "Es la primera ocasión desde que se concede la distinción que la Mesa de la Asamblea [órgano de Gobierno del Parlamento regional compuesta por representantes de los grupos políticos] realiza una petición", explica el diputado socialista Modesto Nolla y vicepresidente segundo de la Mesa. La condecoración está regulada en la Ley 3/1985, donde se incluye como reconocimiento público de los méritos de quienes hayan destacado en la sociedad madrileña.
La distinción consta de dos categorías, oro y plata, y la decisión última corresponde al Consejo de Gobierno a propuesta de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes. Previamente, una comisión instruye un expediente en el que se valoran los méritos de los candidatos. Las propuestas pueden presentarse por parte de la Mesa de la Asamblea, los consejeros de la Comunidad, los Ayuntamientos y las entidades culturales, científicas o socioeconómicas.
A lo largo de estos años, han obtenido el galardón la Selección Española de Fútbol, políticos como Esperanza Aguirre, escritores de la talla de Mario Vargas Llosa, la empresaria Alicia Koplowitz, el tenor Plácido Domingo o los cuerpos y las fuerzas de seguridad del Estado.
La estrecha vinculación de Emilio Lledó con Madrid, donde reside, ha sido y es innegable. Aunque nacido en Sevilla, muy pronto se trasladó con su familia al entonces municipio de Vicálvaro, y en Madrid se desarrolló su formación inicial y cursó Filosofía en la Universidad Central. Amplió sus estudios en Alemania. Es doctor honoris causa por las universidades de La Laguna, de las Illes Balears y de Lleida, además de miembro de la Real Academia Española. Nolla destaca de Lledó su moderno filósofo del logos, del discurso, de la palabra meditada y del razonamiento. Sin olvidar su faceta de defensor apasionado del diálogo, de la exigencia ética y de la decencia en la vida pública.
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