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La Pedrera ‘saca’ los colores a Xavier Miserachs

Una exposición reivindica al fotógrafo más allá de sus icónicas imágenes en blanco y negro de la Barcelona de los sesenta

José Ángel Montañés
Panel de imágenes que recibe al visitante en La Pedrera. A la derecha, Miserachs en su estudio.
Panel de imágenes que recibe al visitante en La Pedrera. A la derecha, Miserachs en su estudio.

Xavier Miserachs (Barcelona, 1937-Badalona, 1998) tuvo una biografía corta pero intensa. En 1954, con apenas 17 años, con una de sus fotografías, un pasillo oscuro lleno de sombras del metro de Barcelona, ganó el primer premio del concurso convocado por la Agrupación Fotográfica de Catalunya. En 1962, con 25, comenzó Barcelona. Blanc i Negre, el libro más importante de fotografías que se había hecho hasta entonces sobre la ciudad, fundamental todavía para conocer la Barcelona de los sesenta. Y entre un año y otro comenzó la carrera de Medicina, que abandonó en el último curso, cuando apenas le quedaban unas asignaturas, para dedicarse por completo a la fotografía. Tras eso, parecía que Miserachs no tenía nada más que hacer.

De hecho, la gran mayoría de sus fotografías, las que lo identifican frente a otros autores, son de ese momento: suya es la imagen de los emigrantes recién llegados a la estación de Francia de Barcelona cargados de maletas y esperanzas; la de la carretilla cargada también con medio centenar de cajas cerca del Born; la del piropo en la Via Laietana y la de Teresa Gimpera, icono pop, joven y bella, promocionando la discoteca Bocaccio. Pero Miserachs es mucho más, tal y como muestra Xavier Miserachs. Epílogo imprevisto (15 de julio), la exposición antológica más ambiciosa que ha abierto sus puertas en la Fundación Catalunya La Pedrera centrada en este fotógrafo que aseguraba que una imagen era buena si conseguía pellizcar el alma al espectador como lo había hecho al artista.

Cuatro de las fotografías en color de los años ochenta realizadas en Barcelona por Miserachs.
Cuatro de las fotografías en color de los años ochenta realizadas en Barcelona por Miserachs.

La experta y comisaria Laura Terré, hija del buen amigo de Miserachs, el también fotógrafo Ricard Terré, ha seleccionado unas 150 fotografías, la mitad en blanco y negro y la otra mitad en color, y muchas de ellas inéditas, tras repasar el archivo del artista compuesto por unas 10.000 imágenes del archivo depositado en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba). La idea es mostrar al Miserachs total, que tiene mucho que ver con la convulsa Europa de la segunda mitad del siglo XX, pero también al fotógrafo que usó el color en la publicidad y la moda, donde muestra, como ningún otro, a mujeres liberadas y desinhibidas, o al que trabajaba para el mundo editorial. “Las imágenes han sido seleccionadas de los contactos de Miserachs. Y muchas se muestran por primera vez en su formato original. No como al final salieron publicadas tras pasar por edición”, explica la comisaria, que defiende que la selección es “un recorrido por el tiempo que le tocó vivir y muestra la evolución de una mirada comprometida y reflexiva, siempre en complicidad con el público, más que con el asunto”.

Unas imágenes más de la Barcelona de los sesenta de Miserachs.
Unas imágenes más de la Barcelona de los sesenta de Miserachs.

Con temáticas y planteamientos cercanos a fotógrafos de su generación como Oriol Maspons, Colita y Ricard Terré, la comisaria considera que una de las diferencias significativas de Miserachs con el resto “es su versatilidad y su talento de fotógrafo-escritor”, porque volcó por escrito gran parte de sus conocimientos teóricos. De hecho, uno de sus mayores reconocimientos le vino con uno de sus libros, Fulls de contactes. Memòries, con el que obtuvo el premio Gaziel en 1998. “Un texto en el que responde a muchas de las dudas y preguntas que se pueden plantear”, señala Terré.

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La muestra recoge su serie Costa Brava Show, de 1965, en la que plasma la transformación y conquista del turismo del paraíso que era la costa catalana; unas imágenes en las que conviven el pasado y la modernidad que representó la llegada de extranjeros. Luego llegará la explosión de color que representaron sus trabajos en la publicidad, el reportaje y la fotografía de libros, como los encargos que le hizo Pasqual Maragall en los años 80, para un libro colectivo como fue Els barcelonins, de 1988. Pero también con escenas de medio mundo, desde Leningrado hasta Guinea Conakry y Nueva York, fruto de los constantes encargos que recibió como corresponsal para publicaciones como La Actualidad Española, Gaceta ilustrada, Interviu o Triunfo, revista con la firmó en 1968 un contrato de disponibilidad exclusiva. Miserachs falleció en 1998, a los 61 años, dejando su archivo, perfectamente organizado y clasificado, en hojas de contacto en las que es posible ver, tal y como mostró el Macba en 2015, su metódica forma de trabajar.

"Ya estamos tranquilas"

En septiembre de 2015 el Macba, depositario del archivo del fotógrafo, inauguró Miserachs Barcelona que fue recibida con tibia emoción por sus familiares y profesionales de la fotografía. "No sé si a él le gustaría", comentó su hermana Toni Miserachs con tristeza, mientras que sus hijas, Arena y Mar, que depositaron el fondo en 2011, se mantuvieron prudentes.

Durante la rueda de prensa de ayer, las hermanas asentían las explicaciones de la comisaria Terré, sobre el trabajo de su padre. Tras un primer recorrido, el rostro de Arena mostraba la alegría por la exposición que puede verse en La Pedrera: “Ahora ya estamos tranquilas” dijo.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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