Sant Jordi, día de asesinatos
Màrius Serra recrea en tono paródico el mundo editorial catalán en ‘La novel·la de Sant Jordi’, inicio de una serie detectivesca
“És Sant Jordi i l’assassí encara dorm”. Así de contundente arranca Màrius Serra su última obra, un juego dentro de un juego que empieza desde el título mismo —La novel·la de Sant Jordi (Àmsterdam)— y que pretende ser un noir en tono paródico sobre el mundo editorial y la diada. El animus iocandi del conocido enigmista parece infinito: el propio Màrius Serra presenta durante la mítica jornada su nuevo libro, una novela negra donde cinco vengativos poetas se dedican a liquidar a escritores famosos siguiendo las pautas de un misterioso juego sin reglas. En una enésima pirueta, el Serra real hace que toda la trama de la novela sea investigada por el mayor experto y creador de juegos de mesa de Cataluña, Oriol Comas i Coma, que también le ha asesorado, por lo que Comas se convierte de algún modo en autor y personaje a la vez.
Sin demasiado disimulo, Serra ha ido deslizando tanto nombres reales de críticos y autores como personajes en los que es fácil hallar el referente, como el caso de escritor de best-seller espiritual Paulo Cenoura (zanahoria en portugués), o el de un conglomerado editorial catalán bautizado como Grup 69. En cualquier caso, está reflejada toda la cadena del libro desde el editor hasta los gabinetes de prensa, pasando por la histeria de los medios de comunicación en esa jornada, con sus principales estrellas al frente.
Para hilarlo todo, Serra ha utilizado “la novela negra y el enigma: me he acercado al género policiaco con la máxima humildad porque, si se quiere hacer mínimamente bien, es de una gran dificultad”, admite. También ha jugado con el tiempo: “La narrativa consiste en domesticar el tiempo: la acción se desarrolla en un solo día, el de la fiesta del libro, y en capítulos muy breves que buscan el punto de angustia y estrés que tiene para el mundo editorial la misma diada”. Querer que la obra transcurra en la actualidad le ha comportado a Serra dificultades complementarias, que ha resuelto con sus 30 años de oficio: “Quité lo de 2018 y todo lo referente al atentado del pasado agosto en La Rambla o a los hechos del 1-O o a que no haya hoy consejero de Cultura lo introduje en la novela que escribe Màrius Serra en la ficción; unos hechos que nadie se cree, por cierto”, dice el autor real.
En cualquier caso, la razón del libro es el juego, entendido como “una manera de hacer también cultura y relacionarse con el mundo”. Serra encargó a su amigo Comas (al que conoció en abril de 1990 durante la primera convocatoria de la adaptación del Scrabble al catalán), que pergeñara dos juegos específicamente para la novela. “Los inventores de juegos somos creadores invisibles”, afirma Comas, quien entre otros recursos ha usado el Eleusis, el juego paradigmático de uno de los grandes genios del sector, el desconocido norteamericano Robert Abbott. “Es mi pasatiempo favorito, juego a él desde hace 15 años una vez al mes, en partidas que duran entre siete y ocho horas”, reconoce. En el Eleusis, un jugador inventa un código por el cual se ha de ir depositando las cartas: la colocación o descarte de las mismas ha de llevar a los participantes a adivinar el código. Al Eleusis juegan, a partir de portadas de libros, los poetas que irán asesinando a novelistas. Curiosamente, todos serán autores de best-sellers.
No es esa la única disección satírica sobre el sector que Serra hace en el libro, si bien todas se pueden resumirse en una: el egocentrismo de los escritores. “La pugna por la lista de los más vendidos, por ejemplo, es una muestra porque, en realidad, no significan más que el 7% de las ventas de todo el año”, afirma. El otro gran damnificado es el género de la autoficción, omnipresente en los últimos años. “Ha sido casi un monotema, una moda literaria en la que de alguna manera caí hasta yo, con Quiet, en 2009; esta obra es una gran parodia del género”.
Con La novel·la de Sant Jordi (ironía pareja a la que utilizó Sergi Pàmies con su La gran novel·la sobre Barcelona), Serra, que ha publicado la mayor parte de su obra en el Grup 62, ha cambiado de editorial. “Esta novela no la veía publicada en un gran grupo; voy siempre libro a libro, no implica que ahora salte definitivamente de editorial, si bien me siento en sintonía con este sello y su grupo, Som Ara Llibres: estoy encantado de que hayan decidido borrar la página 155 de este libro y de todos los que lancen hasta que se retire la aplicación de ese artículo de la Constitución en Cataluña”, aclaró, en contraposición con la actitud ante el procés de Planeta, que trasladó su sede fiscal.
En cualquier caso, Serra anuncia ya que ésta es el inicio de una serie donde Comas se consolida como un particular investigador. Juguetón, sin duda.
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