Gerard Vidal Barrena, la voz escondida bajo The Bird Yellow
El cantautor barcelonés acaba de publicar su primer disco, “Little Kids”
Apenas tiene 22 años, pero ya ha publicado su primer elepé. Es el continuador de un primigenio y amateur epé de cinco canciones publicado siendo casi un crío del que para esta primera obra “seria” ha recuperado una de las mejores, “Roses In The Sand”, “a la que he cambiado los acordes de acústica por eléctrica, lo que la ha convertido casi en otra canción”, dice su autor e intérprete. Se llama Gerard Vidal Barrena, pero artísticamente se hace llamar The Bird Yellow. Está comenzando, el futuro es algo borroso que se imagina a partir de pasado mañana y todo es nuevo “aprendes preguntando y equivocándote”, dice. También, resulta obvio, metiendo horas sin mirar el reloj: “esta misma mañana estaba haciéndome un listado de lugares y contactos que me permitan actuar, porque esa es la única manera de abrirte camino”, afirma con la convicción de un músico de los de siempre. Mientras espera su opción, estudia Comunicación Audiovisual y se explica con sus canciones, temas de registro indie-folk que configuran su disco oficial de debut “Liitle Kids”.
La “culpa” de todo, como en otros muchos casos, la tuvo un hermano mayor: “vivía en Holanda y le fuimos a visitar, él tocaba la guitarra y recuerdo que me llamo la atención. Comencé a practicar con temas fáciles de rock y aquí estamos”. Canta Gerard con una voz honda y grave que sólo se intuye oyéndole hablar: “decidí aprender a cantar para ganar registros, al fin y al cabo la voz no deja de ser producto de una musculación que debes educar. He avanzado y ahora me atrevo a hacer pinitos incluso en falsete”. Y lo que canta Gerard son canciones que no huelen al optimismo propio de la despreocupación de un día soleado “no es que mis temas sean tristes, pero sí creo que cuando estás bien no piensas tanto como cuando estás mal, de forma que es posible que como suelo escribir cuando no estoy radiante, algo de este tono pensativo se perciba en mi música”. Música que, por cierto, ¿para qué te sirve además de para soñar?, “pues para estructurarme, para recordar mis diferentes estados de ánimo. Hay canciones como “Sophie & Her Cold Served Dish” que son una simple enumeración de objetos de mi habitación. No es que hable de mí en términos personales, es una descripción, pero ahí está mi mirada, y reconozco en ella mi propio estado de ánimo”.
La música de Gerard tiene algo de melancólico que él mismo confirma con las apreciaciones que le hacen sus amigos “en días grises me suelen llamar para decirme que mi música les cuadra en ese tipo de días, lluviosos”. Esta música, con raíces en su particular devocionarios de cantautores folk anglosajones –Micah P Hinson, Elliott Smith, Damien Rice, Damien Jurado, Johnny Flynn, etcétera- llamó la atención de un sello, Delirics, que como ocurre hoy en día, publicó una grabación que el propio Gerard realizo y costeó “nadie apuesta un duro por alguien nuevo, para comenzar lo tienes que hacer todo tú, el sello se ocupa de ponerlo en la calle y darle visibilidad promocionándolo”, asegura sin resquemor, aceptándolo como la naturalidad de quien se moja cuando llueve.
Capaz de desenvolverse tanto en formato acústico y en solitario como con banda, Gerard ha presentado un disco que no sólo ha cuidado su música, sino su diseño, en el que no se orilla el error a base de tachones y correcciones “queríamos que el disco fuese real, que nada estuviese pregrabado y que incluyese incluso el error, por eso las tachaduras en los textos. Y hablando de error, ¿The Bird Yellow no es un error?, ¿no habría de ser The Yellow Bird?: “no, porque viene de un poema de Zbigniew Herbert en el que “yellow” es el sustantivo, no el adjetivo, es una forma de denominar un color”. El amarillo pájaro, una raíz de poesía en una nueva voz.
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