Fomento retrasa el plan para vetar camiones de la accidentada N-340
El Ministerio afirma que es una "prioridad"pero no fija fecha mientras Rull asegura que pactaron que sería a partir del 1 de enero
El elevado volumen de tráfico de la N-340, cerca de 25.000 vehículos transitan a diario por una carretera de carril único, y la fuerte densidad de camiones, casi un tercio de la circulación, han dejado la infraestructura saturada y obsoleta, según el RACC. Descartado el desdoblamiento por inasequible, se acordó vetar a los camiones y oxigenar el tráfico, pero la medida no se desbloquea. Fomento habla de “prioridad” pero sigue sin ponerle fecha.
La carretera N-340 es un compendio de la siniestralidad viaria. En sus arcenes abundan los ramos de flores en recuerdo de quienes perdieron la vida sobre el asfalto. Hace un mes, la Unidad de Carreteras del Ministerio de Fomento en Tarragona quiso destacar el descenso de muertos en el tramo tarraconense de la N-340: quince víctimas mortales en 2015, cuatro en 2016 y una en 2017. Una rebaja del 70% del número de muertos en dos años, se dijo entonces.
El lamentable delegat del Govern espanyol @EnricMillo avui ha estat especialment desafortunat amb aquesta afirmació. Havíem acordat el desviament de camions per l’N340 a partir de l’1 de gener d’enguany. L’aplicació del 155 ho va aturar. https://t.co/enlJEPlX2Z
— Josep Rull i Andreu 🎗 (@joseprull) February 4, 2018
El pasado día 4, en un intervalo de menos de 12 horas, cuatro personas morían en la N-340. Un hombre era atropellado en l’Aldea (Baix Ebre) y, a mediodía, una madre y su hija, y el conductor del coche que las llevaba a casa, morían arrolladas por un camión en El Vendrell (Baix Penedès). “No quiero ni pasar por allí”, cuenta Lluís Martínez, hijo de Esperanza y hermano de Paqui, las dos mujeres fallecidas. A Moulad, el hombre de 35 años que iba al volante, también le conocía bien: eran compañeros de faena en la misma escuela. Es por motivos de trabajo que Martínez tendría que pasar a diario por la curva donde se produjo el accidente, pero asegura que lo evita y que escoge la autopista. Ni que sea a costa del peaje. Por esa misma autopista, y no por la N-340, deberían de estar circulando los camiones, según un acuerdo alcanzado el año pasado por la Generalitat y el Ministerio de Fomento tras meses de presiones de alcaldes, asociaciones de vecinos y usuarios de la carretera.
Juicio por matar a dos adolescentes conduciendo drogado
El 22 de diciembre del 2016 Emma murió en la N-340. Tenía 15 años y viajaba detrás de la moto que conducía Manel, de 18 años. Salían juntos desde hacía un mes e iban a Sant Carles de la Ràpita (Montsià) para comer en la casa de la abuela del chico. Nunca llegaron a esa comida. El conductor de una furgoneta se abalanzó sobre ellos. Dio positivo al test de drogas. Emma salió despedida a 22 metros de la carretera. La família ha comprado el terreno donde yació el cuerpo de la joven. "Sus amigas iban a ponerle ramos y recuerdos y yo no quería que se arriesgaran a que se las llevara por delante algún camión", cuenta Joana Curto, la madre de Emma. En la parcela, apartado del asfalto, levantaron un monolito de 156 centímetros, "la misma altura que medía mi hija", y nunca le faltan flores. Joana Curto concede que la N-340 es una ruta "peligrosa" pero evita achacar la muerte de su hija a la carretera. "A Emma la mató un conductor drogado". Para esta próxima semana está previsto el juicio para aclarar el caso. El fiscal le pide una pena de cuatro años de cárcel al acusado. "Dos años de cárcel por cada vida, es una burla", sentencia Joana.
En septiembre Josep Rull, entonces consejero de Territorio de la Generalitat, anunció que el desvío de camiones sería efectivo a partir de 2018. Esta semana, Rull, mediante un mensaje en Twitter, insistió en que existía un acuerdo con Fomento para canalizar a los camiones por la AP-7 a partir del 1 de enero. El Ministerio de Fomento niega haber dado nunca una fecha fija y señala que, pese a considerar el asunto “una prioridad”, no puede aventurar cuando se llevará a la práctica. “Incredulidad” es el sentimiento que tiene Martínez cada vez que sale el tema del desvío de camiones: “Da rabia pensar que sin camiones en la carretera, mi madre y mi hermana estarían aquí. Yo no las voy a recuperar pero al menos que nadie más tenga que sufrir esto”.
Samuel Ferré tenía 18 años cuando su padre y su hermano pequeño fallecieron en un accidente en la N-340. Han pasado 22 años pero dice recordar “perfectamente” aquel día. Iban a buscarlo a la estación y, igual como pasó con Paqui, Esperanza y Moulad, un camión que había derrapado, lo que se conoce como hacer la tijera, arrolló al coche. El choque fue entre El Perelló y l’Ametlla de Mar (Baix Ebre). “Cada día paso por allí y siempre me viene el recuerdo a la cabeza”, cuenta Ferré. Solo cuatro días, la misma carretera le había dado un primer golpe: “Uno de mis mejores amigos murió en un accidente en la N-340”. A pesar de todo, no le tiene miedo a la carretera y, de hecho, no solo la recorre al volante sino que, aficionado al ciclismo, pedalea a menudo por ella.
Cuando se le pregunta si confía en que una restricción de los camiones pueda reducir la peligrosidad de la vía, responde con escepticismo: “o tengo claro que finalmente lo lleven a la práctica, parece un anuncio recurrente de cara a la galería”. Concluye que “el lobby del transporte lucha por no tener que pagar”.
El desvío obligatorio de los camiones por la AP-7 prevé bonificarles hasta el 50% del peaje, pero los transportistas protestan. Desde la Federación Empresarial de Autotransporte de Tarragona (FEAT) rechazan que se criminalice al tráfico pesado como responsable de los accidentes y se remarca que la raíz del peligro está en la escasa inversión en seguridad que ha recibido la carretera. “Somos víctimas, no culpables, y la que no pierde nunca es Abertis”, explica el secretario general de la patronal del transporte, Josep Lluís Aymat. “El problema de fondo es que la nacional todavía no sea autovía y no se ha hecho por motivos políticos”.
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