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Pío Baroja y un avión de papel estrenan las pruebas de competencias en 4º de ESO

Los estudiantes catalanes se examinan esta semana de las competencias adquiridas en los cuatro cursos de la educación secundaria obligatoria

Jessica Mouzo
Alumnos del Instituto Fort Pius realizan las pruebas de competencias básicas
Alumnos del Instituto Fort Pius realizan las pruebas de competencias básicasCarles Ribas

Más bien "fácil" y "asequible" fue el estreno de los estudiantes catalanes de 4º de ESO en sus últimas pruebas de competencias básicas. Más de 71.000 alumnos estaban llamados este martes a las aulas para examinarse de las competencias adquiridas en secundaria. El Departamento de Enseñanza, que ya suma siete años consecutivos realizando estos exámenes, insiste en que las pruebas solo tienen un carácter diagnóstico y no puntúan para el curso. Es decir, que no tienen nada que ver con las controvertidas reválidas que recogía la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), en las que se contemplaban pruebas de este tipo para pasar de curso en bachillerato y ESO.

Los alumnos se han estrenado este año con la prueba de lengua castellana y un texto adaptado de La Busca, de Pío Baroja. Junto a él, otros dos textos no literarios. Es la novedad de este año en las pruebas de competencias lingüísticas: tres textos en vez de dos, cada uno con su respectivo bloque de preguntas y un tercero conjunto; y preguntas abiertas. La redacción, que este año iba sobre por qué la gente viaja, se mantiene como el años anteriores. "A mí me gusta más así. Los textos son más cortos y es más fácil comprenderlos", valora Miquel, bocadillo en mano, en el primer descanso de la mañana en el Instituto Fort Pius de Barcelona.

En corrillo con otras seis compañeras, los alumnos comentan la jugada. Se supone que las pruebas no cuentan para superar el curso pero algunos docentes aprovechan las pruebas para evaluar a sus estudiantes. "El de matemáticas cuenta como un examen. El 40% del examen", interviene Marina. "¿Un 40%? Uy, uy, uy...", lamentan Aina y Noe llevándose las manos a la cabeza. Se ve que alguna ecuación se les ha resistido. Tampoco se han librado de la geometría y un concurso de aviones de papel ha servido de excusa para poner sobre la mesa problemas de estadística y probabilidad.

A punto de entrar al examen de lengua catalana, que ha arrancado con un texto adaptado de La bogería, de Narcís Oller, el grupo de alumnos se sumerge en una acalorada discusión sobre las pruebas de competencias básicas. "Me da rabia que se infravaloren las competencias humanísticas. ¿Por qué tengo que hacer una pruebas de competencias científico-tecnológicas si llevo desde el año pasado sin tocar esas materias?", reprocha Jana. Quiere hacer el bachillerato de humanidades y estudiar Filosofía o Historia. "¿Qué pasa con Plástica o Música? ¿Son menos importantes?", tercia Marina. Miquel justifica que es "porque se evalúan competencias de toda la ESO y Música y Plásticas apenas tienen horas de clase" en comparación con otras disciplinas. Jana tuerce el gesto, poco convencida, y apura su bocadillo. En 10 minutos, empiezan la prueba de catalán. Mañana, el controvertido examen del ámbito científico-tecnológico y una lengua extranjera.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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