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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Esquerra en la telaraña convergente

Aunque la actitud inicial de Torrent pueda resultar elogiable, hará falta mucho más que buenas palabras para que el clima político vuelva a ser respirable en Cataluña

El nuevo presidente del Parlamento , Roger Torrent.Foto: atlas | Vídeo: Massimiliano Minocri
Miquel Noguer

El nuevo presidente del Parlamento , Roger Torrent, quiso iniciar la legislatura este miércoles con un llamamiento a “coser la sociedad catalana” después de muchos meses de creciente fractura social por el proceso que su partido, Esquerra Republicana, ha coliderado.Tarde, aunque mejor que nunca, un responsable independentista parece querer contribuir a la normalización de la vida institucional para que el Parlamento sirva para un diálogo constructivo y con respeto a las minorías y no solo para pasar el rodillo. Pero aunque la actitud inicial de Torrent pueda resultar elogiable, hará falta mucho más que buenas palabras para que el clima político vuelva a ser respirable en Cataluña.

Tres son los elementos que siguen generando dudas sobre la voluntad real del independentismo de rectificar, si no en el fondo, como mínimo en las formas. Las palabras de Ernest Maragall aprovechando su breve paso por el órgano de gobierno de la Cámara como presidente de la mesa de edad demostraron que sigue habiendo un sector nada desdeñable del independentismo que vive instalado en planetas lejanos. Maragall, lejos del tono protocolario esperable, aseguró que el Estado “solo sabe humillar y castigar” y expresó su “indignación” por la ausencia de Carles Puigdemont, a quien sigue considerando el único presidente legítimo. Cuesta encontrar en estas palabras voluntad alguna de recoser la sociedad catalana.

En las filas de Junts per Catalunya sus responsables siguen apostando por investir presidente de la Generalitat a Carles Puigdemont como sea y no dudan en amenazar a sus socios de Esquerra Republicana, muy debilitados desde el 21-D, con forzar nuevas elecciones si no se doblegan ante sus exigencias. Con esto los herederos de Convergència pretenden insistir en que ellos y solo ellos están capacitados para gobernar Cataluña por más que ya no sean el partido más votado y tengan que apelar a un dudoso y vaporoso “mandato democrático” para conseguirlo.

En Esquerra Republicana tampoco andan mucho más finos por más que en las últimas semanas hayan dado algunas señales de querer frenar la deriva en la que entraron en los últimos meses del proceso independentista. Aun es hora que sus responsables digan claramente si seguirán o no el dictamen de los letrados del Parlament que avisa contra la investidura telemática de Carles Puigdemont. Inicialmente aseguraron que sí lo harían pero una vez los letrados han emitido su opinión el silencio se ha adueñado de ERC. Los republicanos cayeron prisioneros de la antigua Convergencia ya en la pasada legislatura y allí siguen tras sus malos resultados el pasado 21 de diciembre.

En las próximas semanas habrá que ver si ERC es capaz de deshacerse de la telaraña convergente y decidir libremente a quién apoyan como presidente de la Generalitat. Si solo siguen la inercia de supuestos pero falsos “mandatos democráticos” un nuevo desastre está garantizado.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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