Proyecto Hombre alerta del riesgo del policonsumo de drogas
El 85% de los policonsumidores son usuarios habituales de cocaína
La ONG Proyecto Hombre alertó ayer del riesgo del policonsumo de drogas en Cataluña y mostró su preocupación por el auge del chemsex, que consiste en practicar sexo después de haber consumido sustancias estupefacientes para aumentar la duración y el placer de las relaciones. La problemática del policonsumo afecta a uno de cada tres usuarios atendidos por Proyecto Hombre, y un 85% de los policonsumidores son usuarios habituales de cocaína, que mezclan con otras drogas para contrarrestar o sustituir sus efectos.
La tendencia del policonsumo se consolida en Cataluña y se alcanzan niveles similares a los de 2006. El director de Proyecto Hombre en Cataluña, Oriol Esculies, explicó ayer que las combinaciones más habituales en los policonsumidores son la cocaína y el alcohol y la cocaína y el cannabis. Los efectos de la mezcla son más perjudiciales para la salud, según Esculies, porque se generan nuevas sustancias que permanecen más tiempo en el organismo.
La principal motivación de los policonsumidores pasa por intentar mantener o aumentar los efectos del consumo; o buscar el mismo efecto que en las primeras dosis, mermado por la resistencia del cuerpo. Así, el policonsumidor utiliza otras drogas tanto para intentar llegar a los niveles anteriores como para mitigar los efectos adversos que tiene el hecho de no poder conseguir las dosis. El perfil más atendido por Proyecto Hombre es el de un hombre de mediana edad sin estudios. “Las entidades hemos fallado: no tenemos que preguntar a los usuarios qué sustancia consumen sino qué sustancias, en plural”, reconoce el director de la ONG.
Riesgo de contagio de ETS
El consumo problemático de drogas se suele asociar a otras adicciones llamadas sin sustancia, como el juego o el sexo. En este ámbito ha cambiado el perfil del consumidor: si bien antes se trataba de consumidores de cocaína que buscaban mantener relaciones heterosexuales, ahora han proliferado las prácticas como el chemsex, fenómeno que se caracteriza por consumir varios tipos de drogas para mantener relaciones sexuales durante largos períodos de tiempo.
El usuario tipo es el varón entre 25 y 40 años que mantiene relaciones sexuales con otros hombres. “El principal riesgo es el de contraer enfermedades de transmisión sexual. Ya se ha convertido en un problema de salud pública para el Ayuntamiento de Barcelona”, sostiene Esculies.
A pesar de que la cocaína sigue siendo la droga más utilizada en contextos sexuales, otras sustancias como la ketamina, la metanfetamina o el popper están cada vez más presentes como consecuencia de sus efectos afrodisíacos, estimulantes o dilatadores, para aumentar la euforia y la desinhibición. El 81% de los usuarios más jovenes atendidos por Proyecto Hombre en 2017 consume cannabis y la gran mayoría también abusa de las nuevas tecnologías, en concreto del móvil y los videojuegos.
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