Votar bien o no
El PP ha enfocado las elecciones en contra del independentismo y así usa el 155
Campaña electoral extraña, compleja. No hay película, novela o serie que permita describirla, todavía no. Hay que afrontarla. Cabezas de lista y candidatos en la cárcel y en otro país. Imposible no echar la vista atrás y no pensar en lo sucedido desde el atentado de agosto y sus consecuencias institucionales. Y desde septiembre hasta hoy mismo. La visita de los monarcas y de Rajoy a Barcelona en años. Los plenos del Parlament y las leyes de desconexión. El 1 de octubre, las votaciones y las cargas policiales. Dolor y confusión. Reacción descomunal previsible del Estado y sus medios. El discurso del rey. El periplo de la DUI y de la república. Manifestaciones. El españolismo catalán en la calle. Sentimientos a flor de piel, análisis políticos en suspenso. El Gobierno central abre más la caja de los truenos: el 155. Elecciones convocadas. Detenciones de líderes civiles y de políticos. Parte del gobierno autonómico cesado se va a Bélgica. Judicialización abusiva de la noción de violencia. Auto sacramental de arrepentimiento. Legitimidades cruzadas y enrarecidas. Si el independentismo se saltó la ley, el despliegue del 155 no parece muy legal según varios juristas. Por qué Puigdemont no convocó elecciones. Ciudadanos que respiran tranquilos cuando así parece y que así se sienten cuando Rajoy las convoca, a pesar de todo. Pero a día de hoy no sabría decir si los aliviados son muchos. Desazón independentista, y nuevo empuje tras las decisiones judiciales y los eventos varios en Bruselas. Malestar cotidiano. Muchas personas implicadas en política como hace años que no veía.
Más difícil es olvidarse de lo que dijo a propósito del artículo 155 el candidato Albiol, hombre siempre dispuesto a evitar las sutilezas: si los independentistas ganan, el 155 continuará. Que es como decir que se harán tantas elecciones como haga falta hasta que dejen de ganarlas. Me lo recuerda un buen amigo cuando propongo mirar las cosas con sentido común. No me seas tibia, dice con una sonrisa. Bueno, intentaré ir a fondo.
Alguien tendría que hablar con alguien. También desde la perspectiva secesionista y precisamente con ella, que aún siendo indeseable para tantos no es por eso ilegítima. Nada puede hacerse si nadie habla con nadie. Ni siquiera una ruptura. Ni se puede vivir juntos sin hablar. La política es justamente el arte de vivir juntos (Simone Weil, Hannah Arendt). En la misma casa y entre vecinos, entre iguales y entre diferentes. No es equilibrismo, es astucia imprescindible: respetarse, escucharse para poder vivir. ¿Será posible?
Las cosas se encabalgan y su paso veloz regresa, al trote, día a día, de hora en hora durante aquellas semanas. Es el momento de esclarecer lo comprendido. Los acontecimientos han revelado varias cosas. Una, que los resultados del 21-D seguramente serán difíciles de combinar para formar gobierno y será necesaria la imaginación política. Otra, lo que muchos consideramos una deriva autoritaria del Estado español. Ha crecido tras la ley mordaza. Hablar de franquismo y de fascismo puede ser gandulería política, pero no banalizarlo no significa que cerrar webs (y digo solo esto) no sea una decisión autoritaria alarmante que cuando la toma el gobierno chino ocupa portadas, y aquí no se discute. Prohibir los símbolos de un color es esperpéntico.La ultraderecha está crecida. Tercer aprendizaje: el independentismo se juega la mayoría de votos que ha aprendido que necesita.
El gobierno central ha enfocado las elecciones para desterrar el independentismo y así usa el 155. Hay que votar bien, nos dice. Bien, ¿qué es, en estas elecciones de excepción? Otra voz del PP, la ministra militar Cospedal, ha dicho algo así como que las elecciones fueron convocadas para que las ganen los partidos que apoyan el 155. Caramba. Es una variante de lo que dijo Albiol. Si no se vota bien, ¿habrá castigo?
El PP, que casi no pinta nada en Cataluña, la tutela ahora con el 155. Veremos más arbitrariedades estos días de los partidos en liza, me temo. Lo mejor será que el 21-D deje claro cuántos son los votantes de unos y otros.
Pero, atención: la encuesta última del CIS informa sobre quien puede ganar, pero también indica que una mayoría (44%) de los catalanes son partidarios de un Estado que reconozca a las comunidades autónomas la posibilidad de ser independientes. Si la sociedad suele ir por delante de los cambios legales, así parece ser también ahora, en la forma del Estado y en su fondo social. Contra todo eso van encaminados la recentralización y los abusos que vivimos. Mucho está en juego el día 21.
Mercè Ibarz es escritora y profesora de la UPF
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Más información
Archivado En
- Declaración Unilateral Independencia
- Elecciones Catalanas
- Ley Referéndum Cataluña
- Elecciones autonómicas
- Referéndum 1 de Octubre
- Legislación autonómica
- Cataluña
- Autodeterminación
- Generalitat Cataluña
- Referéndum
- Elecciones
- Gobierno autonómico
- Conflictos políticos
- Comunidades autónomas
- Política autonómica
- Administración autonómica
- Legislación
- España
- Política
- Administración pública
- Justicia
- Procés Independentista Catalán
- Independentismo