Un fiscal leal ante el desafío independentista

José María Romero de Tejada nunca tuvo grandes ambiciones en lo profesional. Llegó a ser jefe de los fiscales de Cataluña casi sin proponérselo. Cuando su antecesor, Martín Rodríguez Sol, fue destituido por defender un referéndum legal, él ya llevaba años como leal número dos. Fue el único que se presentó a un cargo que, hasta entonces, tenía un componente más institucional que ejecutivo. Era el año 2013. El proceso independentista, sin embargo, lo cambió todo. Aportó una carga de trabajo y una dimensión nunca antes vista en la Fiscalía Superior de Cataluña. Y a Romero de Tejada, hombre tranquilo y familiar, le tocó lidiar con ello.

Una de sus primeras decisiones trascendentales como fiscal superior fue la relacionada con la querella contra el expresidente de la Generalitat, Artur Mas, por la organización de la consulta independentista del 9 de noviembre de 2014. Tras someterlo a debate entre sus fiscales, Romero de Tejada optó por no presentar querella contra Mas. La Fiscalía General del Estado, sin embargo, le enmendó la plana y le obligó a querellarse por desobediencia, prevaricación y malversación. El caso quedó finalmente en manos de su número dos, Francisco Bañeres, y del fiscal anticorrupción Emilio Sánchez Ulled, y acabó con la condena del expresident.

Fue la única discrepancia pública porque, desde entonces -y con la escalada de tensión judicial fruto del procés- Romero de Tejada se ha mostrado como un leal servidor de la Fiscalía General. "Fue el mejor apoyo de Maza en Cataluña", explican fuentes cercanas al fiscal. Esas fuentes subrayan la "buena sintonía personal" entre José Manuel Maza (también fallecido) y Romero de Tejada. "Los dos eran hombres firmes pero tranquilos, con una educación exquisita".

Romero de Tejada estampó su firma en las querellas contra el Gobierno catalán y contra los miembros de la mesa del Parlament a propósito de la declaración unilateral de independencia (DUI). El grueso de esos textos, sin embargo, habían sido elaborados desde la secretaría técnica de la Fiscalía General del Estado. Las fuentes consultadas explican que tanto Romero como su número dos revisaban esos escritos y hacían sus aportaciones.

En uno de sus últimos discursos públicos, Romero de Tejada pidió a los nuevos fiscales destinados a Cataluña que exigieran cumplir la ley "a quienes, con responsabilidades públicas, hacen ostentación de su vulneración". En la jura de la nueva promoción de fiscales, añadió que "sin respeto al ordenamiento jurídico no hay democracia".

La trayectoria profesional del fiscal genera opiniones contrapuestas. Hay quien lo considera un "funcionario gris", que no ha llevado casos de enjundia y que ha basado su ascenso en la carrera fiscal únicamente en la veteranía. "En estos años, con el asunto de Cataluña, no ha tenido voz propia, se ha limitado a hacer lo que le decían de Madrid", lamentan esas voces. Otras, en cambio, consideran que el hecho de que no haya liderado investigaciones de relevancia en el pasado se debe precisamente a su "discreción y falta de ambición". "Nunca ha conspirado para conseguir nada ni ha tenido ninguna intención de moverse de Barcelona".

El terreno personal genera más consenso. Todas las fuentes consultadas coinciden en su carácter bondadoso y su afabilidad. "Es un hombre correctísimo, educado, imposible enfadarse con él. Nadie le puede recordar una incorrección". Aficionado del Espanyol, acudía con regularidad al estadio, donde formaba parte de la llamada "Toga Perica", una peña que agrupa a abogados y gente del mundo de la justicia unidos por su afición al club blanquiazul.

Romero de Tejada, 69 años, estaba casado y tiene cuatro hijos y varios nietos. Profundamente religioso -acudía con regularidad a misa- era "un hombre de gustos sencillos". Y, sobre todo, explican fiscales y amigos, "muy familiar". El jueves acudió al funeral de Maza en Madrid. Después, cenó y paseó junto a unos amigos por la Castellana. Al día siguiente, comenzó a encontrarse mal y fue ingresado en el hospital.