La cosecha de una plaza
El Campo de la Cebada se despide tras seis años dando vida al solar que quedó vacío con la demolición de la piscina del barrio
Jonkar se encarga de echa el cierre al Campo de la Cebada cada noche. “Chicos,nos vamos”, recuerda a los chavales que apuran el día en la cancha de este solar mientras barre las colillas esparcidas en el suelo. “En los espacios vivos hay suciedad; la vida genera residuos”, reflexiona este bilbaíno de 56 años. Un grupo de jóvenes rezagado engancha un cubo de basura y ayuda a recoger los restos que ha dejado la jornada. Este pequeño acto llena de satisfacción a Jonkar, secretario de la Asociación Cultural Campo de la Cebada, entidad que gestiona este espacio. "Hemos hecho que algo cambie en ellos, que entiendan este espacio como suyo”, dice. Este enclave vecinal —que ha llenado de vida en los últimos seis años el agujero que dejó la demolición de la piscina pública del barrio de la Latina— se despide este fin de semana.
Una despedida envuelta en cultura y arte urbano. Campo de la Cebada se va haciendo bandera de su legado. Este sábado a partir de las 11.00 los vecinos podrá pintar libremente las paredes de la plaza en un evento organizado junto con la asociación sin ánimo de lucro, Madrid Street Art Project. El domingo será el momento para echar la vista atrás: a partir de las 12.00 hay convocada una asamblea anecdotaria sobre la historia de este espacio hecho por y para los vecinos. “Si en algún momento te sentiste parte del campo ven a participar y llévate una plantita”, animan desde la organización. El huerto urbano de la plaza cuenta con cientos de ellas y quieren salvarlas de las excavadoras que darán inicio a las obras del nuevo polideportivo del barrio. Aunque la entrada de maquinaria estaba prevista para finales de este 2017, la asociación de vecinos asegura que en las últimas reuniones con el Consistorio les han informado de que se retrasarán hasta el próximo julio. El espacio se mantendrá abierto de lunes a jueves hasta el próximo 15 de diciembre, fecha que pone fin a la concesión temporal del Ayuntamiento y momento en el que entregarán las llaves.
El Campo de la Cebada nació con fecha de caducidad: hasta que se cumpliera el compromiso de dotar de infraestructuras deportivas públicas al barrio. Un proyecto que inició Alberto Ruíz-Gallardón (PP), pero que no prosperó más allá de la demolición de la piscina en 2009. Un plan empantanado que ha retomado el Gobierno de Ahora Madrid y que ha contado con las peticiones de los vecinos. Según el proyecto final del Consistorio, que cuenta con un presupuesto de ocho millones de euros, se construirá una piscina, cancha de baloncesto y una zona de gimnasio. Esta infraestructura, que ocupará unos 2.500 metros cuadrados, quedará junto a la fachada del Mercado de la Cebada para dejar espacio a una plaza pública abierta. La cubierta del polideportivo será una terraza de gestión vecinal. "El Ayuntamiento pretende dar continuidad a todos los aprendizajes de los seis años del Campo de la Cebada”, según recoge el proyecto.
Para Enrique Larriedo, uno de los vecinos implicados desde los inicios, el proyecto ha ayudado a desarrollar el sentimiento de vecindad; “Está desapareciendo en el centro de Madrid y hacerlo posible es para nosotros es un milagro". El Campo ha sido el altavoz de luchas sociales (el movimiento de lucha contra la hepatitis C o para las familias afectadas por los desahucios), pero también ha acogido fiestas. “Yo estoy esperando la placa. A los de Malasaña cuando se enfrentaron a los franceses les pusieron una. Yo espero la nuestra que diga: “ Aquí se lo pasaron de puta madre los cebadís”, bromea Jonkar.
Tras el cierre, se abrirá un periodo de negociaciones con el Ayuntamiento para determinar de qué manera se desmantela el espacio. Desde la asociación de vecinos cuentan que, hasta que empiecen las obras, su intención es que el Campo se abra, "al menos", como plaza pública. Los vecinos están orgullosos de haber demostrado que es viable un lugar autogestionado de encuentro y experimentación, pero reconocen que han echado en falta más cogobernanza con el Consistorio. Los vecinos tienen claro que el futuro de la plaza de la Cebada tras las obras será “algo diferente”. “Las cosas tienen que cambiar, tienen que transformarse”, añade Flavia.Flavia Totoro, presidenta de la asamblea.
Los adolescentes que juegan por las tardes en la plaza, su público mayoritario entre semana, tendrán que emigrar a otra parte. Jonkar lo siente mucho: “Uno de los problemas de la ciudad es que no hace espacios para adolescentes. Hace parques para niños y plazas para mayores pero, ¿y los jóvenes?".
Una juguetona plaza de invierno
Matadero Madrid (Paseo de la Chopera, 14) acoge este fin de semana una nueva edición de La Plaza en Invierno, cita que convierte el enorme patio del centro cultural "en un espacio de juego y creación interactiva en torno a la música".
Mañana arrancan dos días de conciertos al aire libre, acompañando la celebración de Madrid Productores. El juego es el eje de la propuesta sonora, comisariada por Giradiscos, célula de apoyo a la creación musical que nació en 2006 como sello discográfico independiente y ha evolucionado hasta convertirse en una "arriesgada" promotora de conciertos y agencia de contratación especializada en propuestas poco habituales.
En la Plaza actúan (ambos días desde las 12.30) Tonto Malembe, Aries, Gala Drop, Javier Díez Ena, Sara Fontán y Avalovara Selectors (a_mal_gam_a). Además, Yuri Landman desarrolla un taller de fabricación de instrumentos (domingo 16.00) y Rhys Chatham enseña las claves del minimalismo (domingo a las 11.00 y a las 17.00). Tras ambos talleres, los artistas dan sendos conciertos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.