Barcelona quiere menos turistas y más vecinos en el Park Güell
El Ayuntamiento presenta un plan para crear un organismo gestor del parque e invertir 25 millones hasta 2022
El Ayuntamiento de Barcelona quiere reducir la cifra de turistas que visitan el Park Güell, un recinto “masificado” porque no llega a las 20 hectáreas y recibe nueve millones de visitantes anuales (seis en la zona de pago, donde solo el 1% son barceloneses). En cambio, el ejecutivo de la alcaldesa Ada Colau busca que los vecinos de la ciudad se acerquen más al parque. La receta pasa por facilitar los trámites que ahora tienen que hacer los barceloneses para entrar gratis, programar actividades, reducir “radicalmente” la promoción turística o dificultar la subida desde el centro a los turistas en buses de líneas regulares.
El gobierno y Barcelona Regional presentaron ayer una propuesta de plan para desarrollar hasta el año 2022 (cuando se cumplirá un siglo desde que la ciudad compró el parque diseñado por Gaudí y lo abrió al público) que prevé crear un órgano gestor del parque, una Fundación, e invertir 25 millones de euros para reducir la masificación, fomentar los usos vecinales y proteger el patrimonio cultural y los espacios verdes. Los responsables municipales no acertaron a dar cifras de turistas a reducir. “No hay respuestas mágicas, pero necesitamos reconducir las cifras para que haya más vecinos y la afluencia de turistas se diluya hacia otras zonas”, dijo la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz.
Sanz y los concejales de Gràcia y de Movilidad, Eloi Badia y Mercedes Vidal, coincidieron en señalar que la masificación en el Park Güell es la pescadilla que se muerde la cola: la masiva presencia de turistas ha provocado que los vecinos se hayan sentido expulsados, y la ausencia de barceloneses ha acabado de consolidar la de turistas.
La teniente de alcalde recordó que el parque es el segundo de la ciudad y que es patrimonio de la Humanidad, una singularidad que defendió, “pide incrementar su uso público y social”. De las 19 hectáreas del parque, siete son la zona regulada —donde desde 2013 se cobra entrada—, que en 2016 recibió seis millones de visitantes. Las 12 hectáreas restantes corresponden a la zona monumental, de libre acceso, y reciben tres millones de visitas anuales. “El entorno evita el parque”, afirmó la teniente de alcalde, convencida de que “el pago de entrada introducido en el mandato pasado no ha resuelto el problema estructural: la masificación y el alejamiento de los vecinos”.
Reinvertir en el entorno
Sanz también explicó que el gobierno tiene la intención de reinvertir los beneficios del cobro del parque en su entorno. Los ingresos son de 15 millones anuales (entre seis y ocho entradas por persona) de los que la mitad son para cubrir gastos. Pero la idea es que el resto reviertan en el entorno y sirvan para “impulsar usos sociales y comunitarios”.
Entre las medidas concretas que propone el plan figuran monitorizar las entradas para tener más datos del perfil de visitantes; intentar que los operadores turísticos reduzcan la publicidad del parque —“Con nueve millones de visitantes, está claro que no necesita publicidad”, defendió Badia—; cambiar la página web enfocándola a los barceloneses; o simplificarles la entrada.
Badia explicó que se eliminará el cupo de 50 entradas diarias para barceloneses: bastará con sacarse la tarjeta Gaudir Més —con una sola visita presencial a una oficina municipal— y se podrá entrar siempre que se quiera en la zona monumental con la huella digital. También se quiere hacer un centro de interpretación del parque, más zonas infantiles, cine de verano, mejoras en las calles del barrio o seguir la evolución de pisos turísticos en el entorno. En el plano de la movilidad, el consistorio baraja habilitar un bus lanzadera para turistas desde el centro, para que no suban al Park Güell con líneas regulares como el 24 o el 92.
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