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Pasión liberadora en el Palau

Gritos de libertad y lazos amarillos en el inicio de 'Considering Matthew Shepard', una composición contemporánea que abrió la temporada

Blanca Cia
Un momento del montaje que pudo verse en el Palau.
Un momento del montaje que pudo verse en el Palau.Lorenzo di Nozze

La tensión que se está viviendo en Cataluña estos días se evidenció, por unos momentos, en el concierto de arranque de la temporada del Palau de la Música. Con las formaciones corales en el escenario, el conjunto instrumental también ya colocado y todo el Palau lleno a rebosar, la lectura de un comunicado de apoyo a los líderes de la Asamblea de Catalunya y Ómnium, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart, en prisión provisional, hizo saltar una chispa: “Nunca hubiéramos imaginado una atmósfera con un aire tan enrarecido y en un clima de incerteza y con sombras”, se leía en el escenario cuando un hombre en la platea saltó; “yo he venido a un concierto”. La narradora acabó el mensaje en apoyo de los dos presos entre gritos de “¡llibertat, llibertat!”, algunas esteladas en platea, fuertes aplausos y gritos de “fuera, fuera” a la persona que interrumpió la lectura del comunicado y que salió de la sala acompañada de dos o tres para volver a entrar ya con los primeros compases de Considering Matthew Shepard, una obra de Craig Hella Johnson que sirvió para arrancar la temporada de Palau de la Música.

A partir de ese momento, se impuso la música y la escenografía de esta pasión contemporánea sobre todos los espectadores del concierto que durante algo más de una hora y media lograron liberarse de las incertezas que aguardaban fuera y que se hicieron notar en la representación de autoridades que suelen asistir a los conciertos que abren temporada. Habían confirmado su asistencia la presidenta de Parlament, Carme Forcadell, y el consejero de cultura, Lluis Puig . Ninguno de los dos asistió. La representación institucional se limitó a Maria Dolores Portus, secretaria general de Cultura de la Generalitat, Eduardo Fernández Palomares, subdirector general de Música y Danza del INAEM, Carles Duarte, director del CONCA y la regidor del consistorio Laura Pérez. En el escenario, todos los cantaires portaban un lazo amarillo, el símbolo de la petición de libertad para los dos detenidos.

Fue un concierto singular dentro de los cánones habituales del Palau de la Música de Barcelona. No se trataba de ninguna obra de clásicos sinfónicos de lucimiento de orquesta y director. Ayer, los que dominaron el espacio sonoro fueron los coros: los de Orfeó Català, el Cor de Noies y el Cor Jove. Más de 200 voces dirigidas por Simon Halsey, director artístico de todas las formaciones del Orfeó y uno de los artífices de que los coros de una institución centenaria afronten nuevos retos. Porque el de ayer lo fue. Resulta difícil definir con un solo concepto lo que es Considering Matthew Shepard, una composición de Craig Hella Johson, porque tiene retazos de cantata, de ópera, de oratorio fusión, incluso de musical. Hella se inspiró para componerla en un hecho real: Matthew Shepard era un joven estudiante de la Universidad de Wyoming que por su condición de homosexual fue secuestrado, agredido, atado a una valla y abandonado hasta que murió. Ocurrió en 1998 y su muerte levantó una auténtica polvareda en Estados Unidos. Para Hella, ese delito de odio fue una auténtica Pasión moderna, algo así como una traslación de las pasiones de Bach a nuestros días y una imagen de la muerte del estudiante en la de Jesucristo. Si éste murió en la cruz, Matthew lo hizo atado a un cercado en medio de un claro de Wyoming.

Una Pasión representada ayer con la fuerza de las formaciones corales que apenas dejaban un hueco a la derecha del escenario para la formación musical y otro a la izquierda para las voces solistas y los escenógrafos que montaban las imágenes que proyectaba una gran pantalla colgada en el escenario. La soprano Marta Mathéu, Marina Rodríguez Cusí, mezzosoprano, Manu Guix, tenor y el barítono Joan Martín-Royo dieron vida y voz a los personajes principales de la obra como el propio Matthew y su madre.

La colaboración de Els Amics de les Arts y Big Mama Montse fueron otros de los elementos singulares de una obra que se explica escenográficamente con unas miniaturas que aparecen en la pantalla diseñadas por la compañía La Brutal y el artista visual David Espinosa. Y todo ello pasando con soltura de un registro musical a otro, con resonancias de La Pasión según San Mateo de J.S. Bach, un brillante country en el momento de más intensidad dramática y enlazar con blues y góspel como broche final de una apuesta del Palau que fue saludada con una tremenda ovación del público en pie.

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Sobre la firma

Blanca Cia
Redactora de la edición de EL PAÍS de Cataluña, en la que ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en diferentes secciones, entre ellas información judicial, local, cultural y política. Licenciada en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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