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Cáritas avisa de la “cronificación” de la pobreza

La entidad benéfica de la Iglesia pierde el 13% de sus ingresos en 2016

La entidad benéfica Cáritas ha alertado este miércoles a través su presidente, Francesc Roig, del riesgo de que la pobreza en Cataluña se convierte en “crónica”. En la presentación de la Memoria Anual 2016, el organismo de la Iglesia ha afirmado que el inicio de la recuperación económica choca con un escenario de “profunda crisis social”, ya que el número de atendidos por Cáritas aumentó un 4,7 % respecto al 2015. Los ingresos de la entidad, además, bajaron un 13 %, a lo que contribuyó el hecho de que 569 empresas, de se dieran de baja como donantes.

 La mejora de los indicadores macroeconómicos no se refleja en la calle y el máximo responsable de Cáritas, Francesc Roig, ha hablado de una “realidad bien diferente de la que nos ofrecen algunos discursos oficiales que insisten en la superación de la crisis”. Esta realidad se traduce en las 360.604 personas que en 2016 recibieron la ayuda de Cáritas, un 4,7 % más que en 2015.

“La crisis se ha quedado, no ha terminado”, ha afirmado tajante la responsable de comunicación de la entidad, Anna Roig, quien ha avisado, desde la sede de la entidad en el centro de Barcelona, que “nos arriesgamos como sociedad a acostumbrarnos a la precariedad”. Una situación de “profunda crisis social”, que reflejan los 206.000 ciudadanos que el año pasado vivían sin ningún tipo de ingresos en su casa.

La organización católica ingresó el año pasado 47 millones de euros, un 13 % menos que en 2015. De las diez Diócesis de Cáritas en Cataluña, la de Tortosa fue la más perjudicada con una reducción del 15% en sus arcas. Una bajada que en toda Cataluña se explica, en parte, por las 569 empresas que han dejado de colaborar con la organización. Las 1148 organizaciones que trabajan con ellos son una importante pata de su financiación privada, que también cuenta con el dinero de socios y donantes y de las colectas en las 526 parroquias que dispone Cáritas en la comunidad y que disminuyen año tras año.

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Roig ha recordado la necesidad de disponer de un hogar para la estabilidad personal. Sin embargo, según Cáritas, las personas que carecen de él aumentaron en 2016 un 6,4%. Del total de los atendidos por la organización católica, el 14% no tenía casa. Las cifras aumentan hasta el 39% cuando hablamos de las personas que no viven en condiciones “dignas”. Cada vez son más las personas que se ven obligadas a ocupar una vivienda, un colectivo que ya representa el 3% de las personas atendidas por Cáritas.

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En este sentido, el presidente de la entidad ha lamentado que el parque de vivienda social en Cataluña “sea del 2 % del total, cuando debería ser del 16 %”, y atribuyó el problema del acceso a la vivienda a la “lentitud de la burocracia y los retraso en la recepción de ayudas oficiales”.

La pobreza descrita este miércoles por Cáritas provoca que las familias más afectadas apliquen medidas desesperadas para poder ahorrar. La portavoz Anna Roig ha comentado el caso de una familia que solo puede duchar a sus hijos un día por semana o de una mujer que se ha visto obligada a trasladarse a un piso de apenas 25 metros cuadrados.

El origen de esta pobreza se explica, en gran medida, por la precariedad laboral. En esta línea, Luis Miguel Luna, responsable de comunicación de Cáritas, ha criticado los “salarios bajos” que, según él, provoca que muchas personas trabajen en la economía sumergida. Roig ha incidido en este aspecto al explicar que las personas con un trabajo precario “se encuentran en un círculo peligroso del que muchas veces no salen”.

La jefa de comunicación de Cáritas señaló que el 70% de las personas atendidas en edad laboral no tiene trabajo y que cuando lo encuentran es “inestable y precario”. Una situación que los programas de reinserción laboral de Cáritas intentan solucionar y que consiguieron, en 2016 que 350 personas encontraran un trabajo.

"No quiero que mi hermano viva lo que he vivido yo”

La familia de J. L. llegó a España en 2008 en un intento de mejorar su condición de vida. Sin embargo, esta chica marroquí de 22 años, solo ha conocido la pobreza que, en su caso, se ha “cronificado” hasta ahora. Sus padres nunca han encontrado trabajo y salvo algún euro que su padre consigue gracias a la chatarra, en su hogar solo llegan los 400 euros que esta joven gana “en negro” como administrativa.

J. L. pone rostro al 30% de las miles de personas que atiende Cáritas y que, a pesar de tener trabajo, no llegan a final de mes. Esta chica, que forma parte también del 58% de familias atendidas, con un hijo a cargo, lleva a sus espaldas el peso familiar que supone alimentar a cuatro bocas en su casa. Un estrés, que la ha llevado a visitar, durante un tiempo, el psicólogo dos veces por semana.

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