El asesino de Aspa recargó la escopeta para rematar a uno de los agentes rurales
El informe de balística realizado por los Mossos d'Esquadra desmiente la declaración del acusado
Ismael Rodríguez Clemente, el cazador vecino de Vacarisses de 28 años que el 21 de enero pasado asesinó a dos Agentes Rurales en Aspa (Lleida), recargó la escopeta para rematar a uno de los agentes cuando ya estaban en el suelo. Según los informes, además, los cuatro disparos los llevó a cabo entre un metro y un metro y medio, desmontando así la versión del acusado que mantuvo que disparó a unos 15 metros de distancia.
El informe de balística realizado por los Mossos d'Esquadra mantiene que el arma que utilizó para matarles —que estaba a nombre de un amigo suyo porqué le había caducado la licencia— era una escopeta Benelli Rafaelo Power Bore de calibre 12, y venía de fábrica con dos tiros en el cargador y un tercero en la recámara, como todas las armas semiautomáticas de reciente fabricación. Esto significa que "no había sido modificada" para realizar cinco disparos y que el acusado recargó la escopeta para rematar a uno de los dos agentes.
Además, la suma de los informes policiales y de los médicos forenses permite concluir que por el diámetro de entrada de las heridas de los cuerpos de las dos víctimas, Xavier Ribes de 43 años y David Iglesias de 39, los cuatro tiros fueron disparados entre un metro y un metro de distancia, aunque uno de ellos fue a "bocajarro".
Los resultados de estos informes echan por tierra la versión de Rodríguez, que aseguró haber disparado "instintivamente" tres disparos a unos 15 metros de distancia cuando los agentes se le acercaron y le dieron los buenos días.
Los informes también determinan que los cuerpos de los dos agentes se encontraron a una distancia de unos cinco metros uno del otro, lo que implica necesariamente que el asesino tuvo que moverse entre un crimen y el otro y acercarse para dispararles a tan corta distancia.
Uno de las víctimas presentaba un primer tiro en el pecho de derecha a izquierda y ligeramente de arriba abajo. Según los expertos esto podría significar que estaba de rodillas o como mínimo por debajo de la altura del asesino, aunque ambos tenían una altura similar.
A Rodríguez se le hallaron encima 80 cartuchos de perdigones para cazar el tordo y dos cartuchos de bala para caza mayor, que por normativa, tampoco podía llevar encima.
La acusación particular representada por las familias de ambos agentes pide para Ismael Rodríguez 51 años de cárcel, 20 por cada uno de los dos delitos de asesinato, y el resto por un delito de tenencia ilícita de armas, atentado y furtivismo.
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